viernes. 29.03.2024

¿Quién es ese tal Piqué, con calzón y gran tupé?

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Hay tontos que a los que les das una brocha y se sienten Picasso; otros, porque que han terminado de leer “el cuento de la Caperucita” se consideran ya críticos literarios.

¡Qué tristes épocas en las que gobiernan los mediocres, en las que una imbécil banalidad ocupa las portadas de los telediarios y de la prensa o, qué tiempos estos en los que alguien se cree importante porque tiene muchos “followers” en twitter! Si tuviésemos un “medidómetro” para captar la inteligencia de las distintas épocas de la historia por la sensata racionalidad de sus gobernantes, estaríamos viendo una aceleración de la sinrazón y no habríamos logrado alcanzar y menos superar la sensata racionalidad de algunos siglos pasados, eso sí, vestidos de “Armani, de Prada o de ‘haute couture’”. Para conseguir fortalecer la democracia no se puede hacer caso omiso de los procedimientos democráticos. A no ser que en este 1-O lo que quieran representar, unos y otros, es una comedia bufa.

Hoy una de las grandes noticias ha sido un tuit de un tal Piqué, modelo de buen decir y digno de ser proclamado “príncipe de las letras españolas”, aunque lo escriba en catalán, blandiendo la “estelada” de la independencia: “Desde hoy y hasta el domingo, manifestémonos pacíficamente. No les demos ninguna excusa. Es lo que quieren. Y cantemos bien alto y bien fuerte. Votaremos”; pero se agarra como una lapa a la selección española. Es internacional absoluto con la selección española desde 2009, debutando como titular desde el 11 de febrero de 2009; es decir, muy independentista él, pero “mamando de la selección española”: “la pela es la pela”.  Me importa un bledo el tal Piqué, sus tuits y “sus independencias”, pero me parece vergonzoso que este señor, que ingresó con 10 años, en las categorías inferiores del FC Barcelona y no hay leído en su vida ni “el Catón”, aunque sí se ha apropiado del dicho de Quevedo “Poderoso caballero es don dinero”, continúe a estas horas, a un día de repetir como un papagayo “Votarem”, como seleccionado para representar a la selección española. Pues sí, que vote, pero que le boten ya de la selección española. Por vergüenza y dignidad.

Y otra gran noticia, casi “trending topic”: tres independentistas, Oriol, Romeva y Turull, próceres de la Generalitat y adalides del procés, presentando este viernes por sorpresa, antes las cámaras de los medios expectantes, “su tesoro” escondido y secreto: un modelo de urnas, compradas en uno de los “hiperchollos chinos” de  la empresa Smart Dragon Ballot Expert, situada en Guangzhou, al sur de China, a “5 euros”; llevan incorporadas la voz del “Mayor de los Mossos d'Esquadra, un tal Trapero, que se jactaba de odiar a los españoles”; en el momento de incorporar “la papaleta” (como ellos pronuncian) la urna se abre a la orden aquella de “Alibabá y los cuarenta ladrones”: “Puigdemón, ábrete”, y la urna se abre; aunque admite variaciones: “Oriol, ábrete”, o “Tururull, ábrete”; hasta es posible que, por la fuerza mandona de esa señora de flequillo frontal y que se carda el pelo con agujas de hacer ganchillo”, también las urnas se abran a la voz de “Gabriell, ábrete”. No se puede pedir mejor tecnología a 5 euros el barreño.

No menor ha sido la “mofa, bufa, befa y chufla”, producida por el Ministerio del Interior, acomodando nada menos que a 6.000 policías nacionales desplegados en Cataluña, el grupo más comprometido y sensato en estas circunstancias para hacer frente al desafío soberanista del referéndum del 1 de octubre, fletando tres grandes cruceros: el Azzurra, el Rhapsody y el Moby Dada, este último decorado con los personajes de los dibujos animados de Looney Tunes, de la Warner Bros, con los dibujos de Piolín, Silvestre y el Coyote. Si querían pasar desapercibidos, lo han conseguido. ¿Nadie se ha percató que esas imágenes contrastan, en dirección al ridículo, con la tensa situación que existe en estos momentos en Cataluña? ¿No tiene el ministro algún asesor con cabeza, mejor aún, existe en el ministerio del interior alguna cabeza sensata como para no haber percibido el ridículo que iban a hacer, dando pie a numerosos comentarios humorísticos en twitter? El propio Sindicato Unificado de Policía se ha quejado a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, de las condiciones en las que están los agentes desplazados y la burla que su acomodo ha causado. Hay que recordar a la señora Soraya, tan altiva siempre ella, tan digna de su cargo, que los cuerpos de seguridad van simplemente para que se cumpla la ley, no para que se burlen de ellos. Y para más inri, han intentado cubrir el barco con lonas para que no se vean los dibujos animados; o sea, que encima los policías ni siquiera podrán ver por las ventanas. ¡De traca! Todo parece de opereta, si no fuera la realidad.

No menores dignos de chufla, han sido los errores y zascas del ínclito y desnortado Puigdemont en la entrevista mantenido con Jordi Évole en el programa Salvados. Si tuviese dignidad, Carles Puigdemont no volvería a conceder una entrevista más. Para muchos españoles, esos que él desprecia (espero que también para muchos catalanes si tienen sentido de la dignidad y vergüenza) el programa marcó un definitivo punto de inflexión en el declinante prestigio del president. Toda la entrevista fue un conjunto de contradicciones, falacias, inconcreciones, inconsistencias. En ese programa sí que se demostró y pudimos comprobar que ese señor, que aspira a presidir “una república catalana”, como “el cuento del rey”, va desnudo. Pero no sólo va desnudo de ideas, sino que hizo el más solemne de los ridículos y pillado en el más evidente de los renuncios, cuando Évole, al preguntarle qué votó en el referéndum de autodeterminación para el Kurdistán y más tarde para el Sáhara, no se acordaba, o no le convenía acordarse, que había votado NO.

Y qué decir de Rajoy, en su visita como presidente lacayo al presidente Trump, un presidente que millones de ciudadanos del mundo, entre ellos, muchos millones de españoles, nos parece un presidente indigno, negado para la política y renegado de la diplomacia tradicional. Dos presidentes corruptos “tête à tête”. Muchos españoles ni nos sentimos representados ni cómodos en esa visita. Y menos en estos días en los que su presencia en el país era ineludible; aunque ¡para lo que hace...! Preguntado por los periodistas, en su estilo “del vaso y el plato”, a veces le decía “Tramp” y a veces “Trun”; y a veces “Maduro” y en otras “Madero”, refiriéndose al presidente venezolano.

¡Cómo nos avergonzáis, “Puigdemones y Rajoys”! A veces la vida es cómica, sobre todo con actores que se consideran los mejores gobernantes.

He iniciado estas cortas reflexiones, con cierta triste hilaridad y sorna, a pocas horas de un anunciado fracaso y confrontación; pero lo más grave de todo esto es la fractura social que con vuestra miserable mediocridad vais a crear en nuestra sociedad. El Gobierno de Rajoy, sin hoja de ruta ni capacidad para el diálogo, y el Govern de Puigdemont, expectante ante lo que pueda ocurrir en Cataluña el próximo domingo. Las posiciones están enconadas y muchos españoles, que hoy llaman “equidistantes” temiendo que se produzca una fractura social aún mayor de la que ya existe.

Cuando se espera a Godot, ese personaje del drama que Samuel Beckett escenificó en su obra “Esperando a Godot”, que representa a la vez la desesperanza y el autoengaño, la espera puede ser tan interminable como vacío el sentido de lo que contendrán las urnas del referéndum de mañana en Cataluña: votos devotos y nada más. Pocas cosas habrá en la historia de nuestros días más dignas de figurar en el teatro del absurdo que un referéndum que nadie reconoce, que nadie controla, que nadie acierta a ubicar, que nadie sabe quién paga, que no tiene censo, que no existe porque es tan ilegítimo como ilegal.

Tras la partida de Pozzo y Lucky (dos personajes de la obra “beckettiana”), un niño llega con un mensaje de Godot: “Aparentemente, no vendrá hoy, pero vendrá mañana por la tarde”. Pero cuando caiga el telón, todavía estará por llegar. Ya lo decía Sófocles: “El futuro nadie lo conoce, pero el presente, avergüenza a los dioses”; a los dioses y a muchos españoles equidistantes.

¿Quién es ese tal Piqué, con calzón y gran tupé?