jueves. 18.04.2024

25-M. Amistades peligrosas: Opiniones, votos, acuerdos y barraganías

dangEn anterior artículo de hace unos días (“David derriba a Goliat : a vueltas con los sondeos”), tras hacer algunas consideraciones sobre metodología y resultados de las predicciones electorales elaboradas a partir de encuestas y barómetros de opinión, se esbozaba para Madrid un paisaje frágil aunque ligeramente esperanzador para los anhelos progresistas. En el de hoy la mirada se dirige también al día después, pero desde otra perspectiva bien distinta. 

La confianza es un edificio difícil de construir, fácil de demoler y muy difícil de reconstruir
Augusto Cury

Desconozco si en las muestras de las encuestas electorales están presentes quienes pueblan las residencias de ancianos o las personas que viven en su casa solas y conectadas al mundo en el mejor de los casos por teleasitencia. Sospecho que no.

Dudo que pese al proverbio del encabezamiento la erección del edificio de confianza de Ciudadanos haya sido un proceso demasiado laborioso y prolongado, más bien pudo verse facilitado por los materiales de derribo de inmuebles vecinos hundidos sin remedio en la desconfianza

En Madrid los electores de más de 65 años suman más de 600 mil, el 30 % del Censo. Los que sobrepasan los 80 son más de 200 mil, un 10 %, que no está nada mal. Probablemente tantos o incluso más que los indecisos “reales”

En el otro extremo, los exiliados por motivos económicos pero con derecho a voto, no sabría decir a cuánto ascienden, pero dudo también que “salgan“ en aquellas muestras, en particular en las que obtienen las respuestas por el teléfono .

Así que alerta al relativamente fácil “secuestro” de voto (y de votantes) y alerta también al voto por correo. En circunstancias de más que probable empate técnico, en que se gana o se pierde por un solo voto, los penaltis de la prórroga en la final pueden llegar a ser letales y por bien que se haya jugado el partido si no se llega solo quedará esperar (cuatro años)a resarcirse  en la temporada siguiente.

Mientras tanto una burda falacia se ha extendido como un ‘mantra’ por todo tipo de ‘media’ y de tertulias: la dificultad o imposibilidad de predecir resultados a causa del voluminoso número de supuestos indecisos.

Nadie -que se sepa- se ha parado a advertir que descontado el previsible porcentaje de abstención “estadística” o “técnica” por así decir (muy probablemente no menor del 30% en el municipio de Madrid), del grupo de los supuestos indecisos y asimilados (no sabe/no contesta; no votaría; voto nulo; o no ha decidido todavía a quién votar) que registran las encuestas, ya quedan verdaderamente pocos indecisos “reales”.

Tampoco los cambios de apuesta en la gente que hace pocos días dijo ya tener decidido su voto va a ser  verdaderamente notable. Máxime a la vista de la inanidad de las campañas, pese a los esfuerzos y el mucho dinero que en ellas se empeña.

Probablemente en Madrid de los 57 concejales no queden realmente más de 5 o 6 pendientes de la indecisión (a razón de un “coste” de 25 mil votos por concejal). Tal es el botín que está en disputa para un número de formaciones o partidos que, descontados los que al final quedan cruelmente ubicados en el epígrafe de “otros”, seguramente se reduce a 4 o todo la más 5

Por todo ello en mi opinión, demasiado tiempo se está empleando en estas fechas ya tan próximas a los comicios en consultar, contar y volver a recontar los resultados de voto que al respecto registran las encuestas. Por su parte, las estrategias propiamente electorales si no es que están ya agotadas poco ha de faltar para que lo estén.

Demasiado tiempo  agitándose desesperadamente  por capturar votos que nunca se ganarán y demasiado poco no solo para afianzar, sino para potenciar y hacer valer los ya asegurados.

Más valdría pues, dirigir el pensamiento más allá, centrando el tiempo y los esfuerzos en pergeñar al menos hojas de ruta para el día después, no sea que en vez del éxito lo que toque sea “salvar los muebles”  

Para ello, la lectura de las encuestas puede seguir siendo un ejercicio útil y no un mero pasatiempo, a condición de desplazar la mirada desde los votos recontados, incluidos sus recuerdos del pasado o las “cocinas” inexplicadas, hacia el apartado de las opiniones, ya que éstas, probablemente constituyen un soporte más firme y menos volátil que las propias preferencias de voto

Especialmente deberían examinarse aquellas que algo predican sobre el juicio que a los electores les merecen las capacidades de los concurrentes en la contienda para afrontar algunos de las cuestiones que se dan por más candentes.

Y todo ello más allá de la banal o narcisista autoubicación de los encuestados en un imaginario eje ‘escalado’ izquierda- derecha, que  estando construido a gusto de la ideología dominante en materia de sociología, deja en muy velado segundo plano la real y poco menguada hegemonía del pensamiento y valores de la derecha, para nada correlacionada con el abrupto paisaje de una desigualdad social cada vez más cruel e insoportable.

Baste un vistazo a las respuestas del amplio catálogo de cuestiones que recopilan los sucesivos barómetros del CIS, para atestiguar ese predominio, característico de una sociedad cuyo perfil de opinión aparece desoladoramente escorado al flanco conservador.

Pero en fechas como estas mejor apartarse siquiera momentáneamente de aquello que alimenta a la razón en su pesimismo, para concentrarse en unas pocas cuestiones que resultan de máxima actualidad, y además bastante más esperanzadoras para los anhelos progresistas.

Una vez más seguiremos tomando para la ocasión los barómetros - esta vez los de ámbito nacional- que con periodicidad mensual ha venido realizando para el obSERvatorio de la SER la firma MyWord, centrándonos aquí en el correspondiente al pasado mes de abril

Las opiniones que hemos examinado son las que valoran la  aptitud de los distintos partidos para encarar y resolver tres importantes cuestiones: la capacidad de gestionar la economía, la eficacia para afrontar la corrupción y la credibilidad sobre el propósito de  combatir la más que indeseable y lacerante desigualdad.

Para ello hemos reelaborado los resultados que directamente se extraen de la Encuesta, depurándolos del sesgo que suponen las opiniones al respecto sobre el propio partido hacia el que muestran sus preferencias de voto. Tras ello las opiniones se ponderan con el peso relativo de quienes las sostienen y se ponen los resultados en una escala relativa de puntuación de 0 a 10. Como un partido más, aparece “Ninguno”, lo que resulta un buen indicador del crédito o escepticismo acerca de la utilidad o capacidad de los “partidos realmente existentes” para dar solución a cada una las preocupaciones o problemas analizados.

La Encuesta lamentablemente solo da noticia de los cuatro principales partidos (en preferencia de votos), empujando hacia esa zona de sombra de los “otros” a IU y a UPyD.

gago

Aunque el cuadro en su simplista elocuencia no precisa de mayores comentarios no deja de producir alguna sorpresa. De ellas la más destacable a mi juicio no es la predecible desconfianza que el dúo bipartidista suscita en sus propósitos regeneradores (lucha contra la corrupción), sino la sorprendente proximidad de ambos e incluso de los peores resultados –verdaderamente pésimos- que obtiene el Partido Socialista.

Otro tanto sucede en lo referente al combate contra la desigualdad, donde junto a la magra calificación que obtiene el PP, como no podía ser menos, el Partido Socialista obtiene una nota muy poco acorde con lo que quieren expresar sus siglas.

En cuanto a los emergentes, es de subrayar la pérdida de PODEMOS en su esperable posición hegemónica en el asunto del combate a la más cabal expresión de ”la casta” ( la corrupción), junto a su todavía sobresaliente colocación a favor de una mayor justicia distributiva.

Finalmente las notas obtenidas en las cualidades de administrar las cuestiones materiales más ajenas al universo de la moral -¡es la economía, estúpidos!-por desgracia se confirma lo afianzada que aún está la creencia de que en cuestiones de dinero lo mejor es encomendar su administración a los que mejor defienden a los que ya  lo tienen, de antiguo y en abundancia. 

Y para seguir y terminar con Madrid, que es de lo que van estas líneas, la gran incógnita del’ día después’ reside en los llamados partidos o formaciones emergentes y más aun en la conducta de uno de ellos, el partido de Rivera.

¿Mantendrá éste en Madrid, paradigma de todas las corrupciones y epicentro de la gürtel y sus contratos con la administración regional y municipal , la consecuente actitud que le lleva a sostener obstinadamente su negativa en Andalucía, pese a que allí su abstención no es determinante?.

¿O, muy al contrario, se dispondrá a entregar aquí con su abstención, con o sin firma de decálogos de papel cuché, la llave que cierre por dentro con sus actuales ocupantes las puertas de unas instituciones pobladas por el Partido cuyos dirigentes y especialmente su aspirante a alcaldesa son a ojos de cualquiera que no sean ellos mismos los responsables de tanta ruina moral y material?.

O de otro modo y en contexto algo diferente cabría preguntarle a Begoña Villacís ¿si en Andalucía tuvieseis de interlocutor en la negociación como suplente a Chaves -imputado o no- en vez de a Susana, os llegaríais a plantear siquiera dar cualquier tipo de apoyo, activo o pasivo, con firma o no de vuestro decálogo?.

Dudo que pese al proverbio del encabezamiento la erección del edificio de confianza de Ciudadanos haya sido un proceso demasiado laborioso y prolongado, más bien pudo verse facilitado por los materiales de derribo de inmuebles vecinos hundidos sin remedio en la desconfianza.

De lo que sí estoy convencido en cambio es de que, como ha dicho Nicolae Lorga, ”la confianza solo se pierde una vez “ y –añadiría yo- además , como la muerte , sobreviene en un instante.

25-M. Amistades peligrosas: Opiniones, votos, acuerdos y barraganías