martes. 23.04.2024

Shit tank

meme

Se atribuye a un general norteamericano la creación del primer think tank de la historia al constituir la Rand Corporation en 1948. Se trataba de recoger, para fines civiles, la fórmula que habían desarrollado en la segunda guerra mundial reuniendo a científicos y expertos para estudiar y desarrollar ideas con fines militares y constituir esos depósitos de pensamiento.

Después de eso, los think tank, con mayor o menor grado de think, han proliferado y, posiblemente, muchos de ellos hayan cooperado al progreso de muchas ideas. Pero siempre ha habido una cierta selección, que alguien podría considerar elitista, de las personas que formaban parte de esos grupos de estudiosos.

Sin embargo, la cosa empezó a degenerar y la calidad de los participantes fue descendiendo paulatinamente ya que, aunque es sabido que hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad, no había expertos para tanto think tank. Soy un ejemplo vivo de lo que estoy diciendo porque, yo mismo, he participado en alguno (y, eso, sin atender el criterio de Groucho de que, él, jamás entraría en un club en que le aceptaran como socio) . Y, la cosa, eclosionó con la llegada de las redes sociales.

Hasta ese momento, el producto del trabajo de las think tanks se expresaba, buenas o malas, en ideas y se ofrecía, generalmente, en escritos. Cualquiera que haya escrito alguna vez sabe que pasar las ideas de la mente al papel requiere un ejercicio de autocorrección que las termina puliendo, al menos para su presentación. Algunas alcanzan la grandeza, como a las que se refería Alberti cuando decía que “su canto asciende a más profundo cuando, ya libre, es de todos los hombres”. Pero, es más frecuente eso que recoge el aforismo de que “a veces el bolígrafo se niega a escribir algo”. La explicación es sencilla ya que, escribir, es más pausado que hablar y da más tiempo para pensar lo que se dice, además de que puede verse inmediatamente lo que se ha dicho, con la posibilidad de corregirlo.

Pero, como digo, con la llegada de las redes sociales y, con ellas, ese virus llamado meme, se trastocó todo. La difusión de ideas se sepultó bajo una invasión de memes que significaron una auténtica arma de destrucción masiva de aquellas ideas.

El meme tiene su origen en un término que significa "la unidad mínima de información que se puede transmitir" (Daukins). Probablemente, el primer meme de la historia consistió en que un prehumano gruñera para significar su desagrado por algo. En la actualidad, el meme es eso que cualquiera, cualquiera, puede emitir desde un teléfono móvil sin ejercer actividad cerebral alguna. Porque, es sabido, que el uso de memes requiere de la sola intervención de un dedo como única parte del cuerpo humano empleada en el proceso, con lo que el cerebro no se implica en tal tarea. De hecho, recientemente se ha demostrado que, así como hace falta una sola neurona más que las de un caballo para no irse cagando por la calle (con perdón), esa neurona no es necesaria en la difusión de memes.

Y, sin embargo, la calidad de esos memes no parece ser aleatoria. Dado su proceso de producción, podría pensarse que los memes fueran inteligentes o no, de manera azarosa. Pero no, su calidad media les hace procedentes, en su origen, de algún basurero o letrina intelectual (si es que se pudiera emplear esta última palabra) de la cual, una mente ingeniosa los ha rescatado, probablemente con el fin de ir erosionado la especie del homo sapiens.

Después, y de forma inversamente darwinista, el meme prospera porque, al contrario que en el fútbol donde se dice que el balón pasa siempre por los mejores jugadores, el meme discurre entre los elementos del grupo que tienen un cerebro menos trabajador. Y deben, o ser muchos, o ser muy rápidos de dedo, pero constituyen una versión moderna de aquel antiguo think tank, aunque ahora, forzosamente, deba adquirir otro nombre.

Y no me refiero a lo que trata de referirse el tal meme. Ya sea la planeidad de la tierra o la responsabilidad del gobierno, o de la oposición, en los miles de muertos de la COVID-19, todo es defendible si se hace con argumentos que puedan ser contrarrestados por otros en un debate. Me refiero al formato empleado donde lo que prima es el brochazo grueso y la imposibilidad de reconocer la menor fisura en lo que se expresa, lo que hace muy difícil su comprensión racional. De esta forma, aunque pudieran ser susceptibles de constituirse en tesis de algo, no podrían generar, por oposición, la antítesis correspondiente que condujera a una síntesis provechosa.

Son definitivamente, producto del aparato excretor.

(Y ¿porqué, se preguntará el lector sagaz, sale ahora este tipo con el tema de los memes? Pues, precisamente, porque ahora es cuando se están extendiendo mas que la COVID-19 y es preciso defenderse de ellos).

Shit tank