viernes. 29.03.2024

Así no se ruge Sr. Junqueras

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Alguna vez ha contado Miguel Ángel Aguilar el caso del debate en el casino de un pueblo. El tema en discusión era si los leones rugían exhalando o aspirando aire. No se ponían de acuerdo hasta que llegó un circo al pueblo y los miembros de la tertulia se acercaron hasta allí para comprobar como rugía un león que llevaban en el circo.

Tras la oportuna comprobación, uno de los tertulianos, insatisfecho por la demostración, se encaró con el león gritándole, al otro lado de las rejas, claro, "Así no se ruge". Y Aguilar lo cuenta como demostración de que hay quien no se apea de sus convicciones por mucho que la realidad le contradiga.

En el caso de los indultos parece que se repite una situación como esa. Cualquiera podría pensar que el gobierno, única institución que puede decretar un indulto, está pensando en condonar las penas restantes a los condenados catalanes después de valorar, con la información que posee, que se puede encauzar la crisis catalana mediante esa medida de gracia.

La carta abierta de Oriol Junqueras, muy influyente político de ERC, partido al que pertenece el actual President, podría demostrar que esa medida anunciada por el gobierno puede servir para abrir un nuevo momento en el conflicto político catalán. Como digo, cualquiera podría pensar eso.

¿Cualquiera?. Bueno no. Si usted, presunto lector, forma parte del importante grupo de españoles que cree que el principal problema de la política española no es Cataluña, si no Sánchez, puede que piense otra cosa. Puede que piense que, si no se resuelve "lo de Cataluña" o, es más, si nos cae encima un meteorito y no lo ha previsto Tezanos, hay que darle leña a Sánchez hasta que cante. Y no se lo reprocho. Tiene que haber gente pá tó".

Porque si está usted dispuesto a ir a la Plaza de Colón cada fin de semana, no pierda el tiempo en preocuparse de la realidad. Diga usted que los indultos son una traición a la patria, además de ilegales, que Junqueras está mintiendo, porque es un delincuente, y que, en cuanto salgan a la calle los políticos catalanes condenados por el Tribunal Supremo van a hacer una repetición de la jugada. Sus abogados deberán estar tan contentos pensando que, en ese caso, van a duplicar sus minutas.

Si está usted en ese caso, diga también que hubiera preferido que Junqueras anunciara un nuevo referéndum ilegal, además de una declaración de independencia, que Puigdemont fuera haciendo sitio en su casa de Waterloo para acoger a Aragonés como compañero de exilio y que hay que acudir nuevamente al famoso artículo 155. Cosas como esas son las que ocurrieron cuando predominaban las tesis, no ya de Colón, si no de Génova 13, a solo unos pocos metros de la plaza.

Pero, aunque ocurrían esas cosas, Sánchez no era presidente del gobierno y, eso, es impagable. Podemos tolerar que aumente el independentismo entre la población catalana, pero no que Sánchez sea presidente del gobierno de España. A diferencia de la famosa sentencia de Calvo Sotelo, parece que hay quien prefiere una España rota que una España roja. Bueno, entiéndase esta frase como una mera metáfora literaria. No quiero decir que haya ningún riesgo de bolchevización de la política española.

Es posible, digo posible, que alguno de esos juicios apriorísticos que estamos conociendo se confirmen en el tiempo pero, de momento, los profetas en ejercicio presentan un aspecto de cuñado en cena de navidad que desmerecen, en algún caso, su trayectoria intelectual.

Así no se ruge Sr. Junqueras