miércoles. 24.04.2024

Allanaron varios domicilios de Cristina Fernández

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@jgonzalezok | Argentina vive en las últimas semanas en permanente discusión, a propósito de las novedades que cada día aportan exfuncionarios y empresarios sobre el mayor esquema de corrupción que se ha conocido en el país. ¿Es una persecución política contra la expresidente, Cristina Fernández? ¿Es un show mediático para ocultar la dificilísima situación económica y social que vive el país? ¿El gobierno de Mauricio Macri es aún más corrupto que el de los Kirchner?

A estas tres preguntas hay aproximadamente un tercio de la población que contesta afirmativamente. Son los incondicionales, los fanatizados, a los que no les importa los datos, y que nunca asumieron la derrota del 2015. Son el núcleo duro del kirchnerismo que, inmune a cualquier evidencia, seguirá defendiendo a Cristina Fernández y la votaría en las elecciones del 2019 si decide volver a ser candidata.

La discusión en el Senado sobre la autorización solicitada por un juez para allanar tres viviendas de la expresidente, dio muestras de lo difícil que es razonar con estos sectores, que basan la defensa de la exmandataria en la mera negación de los hechos. Sin embargo, Cristina Fernández, que tuvo una fuerte intervención, hizo una (¿involuntaria?) admisión de culpas, al lanzar a sus pares del Senado la siguiente pregunta: “¿Creen ustedes que el club de la obra pública, la cartelización de la obra pública, empezó el 25 de mayo de 2003?”.

También hizo una polémica comparación, equiparándose con los desaparecidos durante la dictadura militar de 1976-1983: “Ya no es necesario recurrir a los métodos que se vivieron en la dictadura. Ya no hay que suprimir al adversario, que era indomable. Hubo una generación, más allá de los extremismos, que no se doblaba. Y como no se doblaba los hicieron desaparecer a los 30.000”.

Los senadores votaron por unanimidad a favor de permitir el allanamiento, después de que la expresidente intentara imponer condiciones, “Un allanamiento VIP”, dijo un columnista. El operativo se concretó este jueves en el domicilio en Buenos Aires, aunque nadie supone que se va a encontrar algo, después de tanto tiempo de margen. La exmandataria no estaba, ya que prefirió alojarse en el piso de su hija, en el barrio de Constitución. Y su abogado, al que no le permitieron ingresar al allanamiento, denunció que pedirá la nulidad del procedimiento y el juicio político para el juez Claudio Bonadio.

Este magistrado fue objeto de todas las descalificaciones por parte de la expresidente y de los senadores que le responden. Lo calificaron en varias ocasiones de juez enemigo. Y la senadora María Inés Pilatti Vergara, le sugirió al magistrado; “¿Sabés qué? Bonadio, escaneate la cabeza, en una de esas te surge que te queda una neurona de sensatez republicana”. Hacía la senadora referencia a la posibilidad de que los domicilios de Cristina Fernández pudieran ser escaneados para encontrar paredes huecas o puertas falsas para esconder el dinero de la corrupción.

La combativa senadora tuvo también polémicas palabras para los peronistas no kirchneristas: “Pueden tratar de justificar su accionar con la transparencia, con la anticorrupción, con querer quedar bien con las señoras gordas (sic) que se pronunciaban anoche frente al Congreso. Pero, ¿saben qué? En los barrios de los que nosotros venimos, eso se llama traición. Y de la traición no se vuelve”.

La referencia a las “señoras gordas” tiene que ver con la multitudinaria manifestación el pasado martes en Buenos Aires, con réplicas en otras ciudades del país, en el que se pedía al Senado que aprobara los allanamientos, el desafuero de la expresidente y que diera luz verde al proyecto de ley de extinción de dominio. Una ley que permitiría la recuperación para el Estado de los bienes producto de ilícitos como narcotráfico, corrupción o trata de personas.

Otra estrategia de la defensa de los partidarios de Cristina Fernández pasa por afirmar que la exmandataria no sabía nada. Hay, incluso, quien admite que era Néstor Kirchner, su difunto marido, el que hacía el trabajo sucio. Es cierto que los domingos por la noche la expresidenta prefería ver Juego de Tronos a ver Periodismo para Todos, el programa televisivo que denunció casi todo lo que ahora están confirmando una legión de arrepentidos, incluyendo alguno de sus ex funcionarios. Pero se sabe que es una lectura compulsiva de diarios, con lo que es inevitable que el lunes a primera hora se encontrase en la prensa con dicha información.

El Senado aprobó los allanamientos, pero no se espera que acceda a su desafuero, con lo que seguirá con los privilegios del cargo. En 1996, cuando se pidió el desafuero para el senador Eduardo Angeloz (UCR), exgobernador de Córdoba y candidato presidencial, por supuesto enriquecimiento ilícito -sería después absuelto-, el propio interesado renunció a sus privilegios. Pero antes, una joven senadora, Cristina Fernández, estaba en la vanguardia de los que pedían que se le despojase de todo privilegio. En el 2000, cuando hubo otro escándalo en que senadores de varios partidos recibieron sobornos para votar a favor de una reforma laboral, nuevamente mantuvo la misma posición: “Quieren seguir siendo senadores porque entienden que, de esa manera, seguirá funcionando un código de protección”, y un año más tarde consiguió que Raúl Romero Feris no pudiese asumir su banca por las acusaciones de corrupción que lo salpicaban.

Allanaron varios domicilios de Cristina Fernández