sábado. 20.04.2024

Mi voto, para Luis y Raquel

Me parece que la expresión de la diversidad política en el seno de una organización sindical es una excelente muestra de la pluralidad y diversidad.

Me parece que la expresión de la diversidad política en el seno de una organización sindical es una excelente muestra de la pluralidad y diversidad

Tras asistir a un acto, organizado por sindicalistas para apoyar a Luis García Montero, como candidato a presidir la Comunidad de Madrid y Raquel López, para el ayuntamiento de la capital, publico un tweet dando cuenta de una noticia que se hace eco del acto y de algunas de las intervenciones en el mismo. Me encuentro con una respuesta de alguien que conozco desde hace muchos años en CCOO, en la que me dice, “No sé, pero creo que deberías ser más prudente en tus expresiones. Hace años dejamos de ser partidistas”.

Cuando le pido aclaraciones sobre a qué se refiere, me contesta que “a la expresión pública de los responsables sindicales” y añade en un nuevo tweet “deberíais, creo, ser un poco más distantes de siglas y difundir más la propuestas de CCOO para 24M”. Quien esto me dice es un reconocido e histórico representante de CCOO, cercano hoy a Podemos, si hago caso y me fío, de sus intervenciones en Twitter, así como de los consejos frecuentes que da a la nueva formación política en esa red social.

Creo que CCOO nos hemos ganado sobradamente nuestra autonomía e independencia con respecto a los partidos políticos y cualquier otra organización social. Tenemos nuestras propias propuestas, nuestras estrategias y un perfil perfectamente reconocible, que consiste básicamente en estar pegados a quienes trabajan, o se encuentran en desempleo y no depender de otra cosa que de ellos a la hora de tomar nuestras decisiones.

La autonomía de CCOO, su capacidad de relacionarse con todos los partidos legitimados por la ciudadanía para ejercer tareas de gobierno, o de oposición, no se pone en cuestión por el hecho de que sus afiliados, o sus dirigentes, opten por unas fuerzas políticas, o por otras, en un momento electoral como el que vivimos. Muy al contrario. Me parece que la expresión de la diversidad política en el seno de una organización sindical es una excelente muestra de la pluralidad y diversidad.

No pedimos carnet de afiliación política y nuestros afiliados votan, prácticamente, a todas las fuerzas democráticas que concurren a las elecciones políticas. Gobierne quien gobierne y sea quien sea el que asume las tareas de oposición, tendremos la necesidad de sentarnos con ellos, para hablar de los problemas de los trabajadores y las trabajadoras.

Dicho esto, a la manera de Durrenmatt,“raros tiempos estos en los que es necesario demostrar lo evidente”, creo que, en una situación como la que vive la sociedad española, sería un desastre que la izquierda que representa Izquierda Unida desapareciera del mapa político español. Sería un desastre que la pluralidad y la diversidad que han logrado convivir en Izquierda Unida, junto a su capacidad para situar los problemas de los trabajadores y de la ciudadanía en el centro de la política, se vieran condenadas por la dispersión de fuerzas centrífugas que gobiernan el panorama político español.

No tengo nada contra el PSOE, ni contra nuevos fenómenos como el de Podemos. Creo que representan una parte de las formas de entender la crisis y las salidas a la misma que han ido anidando en los imaginarios sociales de los españoles. Porque no hay un solo imaginario, sino, probablemente, tantos imaginarios como españoles.

Creo, tan solo, que seguimos necesitando una fuerza política claramente de izquierdas. A la que podamos recurrir cuando hay un conflicto laboral, o un conflicto social, como el que hoy viven los trabajadores y trabajadoras de Coca-Cola, frente a la dictadura de una multinacional acostumbrada a recibir la pleitesía de los gobiernos y que tolera mal la resistencia de los trabajadores y trabajadoras a perder el trabajo en Españay la vida en otros lugares del planeta.

Necesitamos una fuerza que lleve la voz de los trabajadores y trabajadoras, de sus familias, allí donde tan poco caso nos hacen, a los parlamentos autonómicos y a los ayuntamientos. Una voz de la calle y una forma de gobernar pensando en las gente y no en los intereses económicos de unos pocos.

Es bueno que haya representantes de esa izquierda de trabajadores y trabajadoras en los gobiernos y en los parlamentos. Os puedo asegurar que nada tienen que envidiar en sensatez, responsabilidad, trabajo y buen hacer, a abogados de grandes despachos, tertulianos, empresarios, o politólogos metidos en política. El piquito de oro que puede faltar a veces, lo suplen de maravilla con cercanía, conocimiento de los problemas y sufrimientos de cada día y con voluntad de mejorar las cosas para la gente.

Y no es que crea que los trabajadores y trabajadoras somos perfectos. Como mucho, como diría Franz Fanon, somos los más y algún día seremos los mejores. No es que crea que Izquierda Unida no tenga una parte proporcional y alícuota de responsabilidad en la actual división de la izquierda, que puede dar lugar a la chiripa y carambola de encontrarnos con un buen número de gobiernos de minoría mayoritaria en manos de la derecha.

No creo que IU tenga más responsabilidad en ello de la que puedan tener otros, ni me consuela el mal de muchos. Me hubiera gustado que toda la izquierda hubiera sido capaz de construir una coalición, en lugares como Madrid, con unas cuantas ideas sensatas, consensuadas y compartidas. Me hubiera gustado ver alzado ese proyecto en el que cada fuerza vuelca lo mejor de sí y no exige a los otros diluirse. Ese tiempo ha pasado y cualquier coalición posible tendrá que producirsedespués de las elecciones.

Lo que toca ahora, por lo tanto, es decidir el voto. Y en estas elecciones, en Madrid, mi voto es para Izquierda Unida. Para Luís García Montero en la Comunidad y para Raquel López en el Ayuntamiento. Votaré por ellos y contra nadie. Votaré para acabar con los corruptos y dictadorzuelos que aprovecharon la crisis para enriquecerse, amargando la vida de mi gente. Votaré para que vuelvan los derechos y para que la voluntad del pueblo pese en el gobierno y no sólo en el voto cada cuatro años.Conozco y aprecio mucho a algunos de los otros candidatos y candidatas. pero yo soy de izquierdas. De Izquierda Unida y también de las Comisiones Obreras, pese a quien pese.

Mi voto, para Luis y Raquel