jueves. 28.03.2024

Pobreza infantil

Según datos de UNICEF, en España hay 2.267.000 niños y niñas bajo el umbral de la pobreza. Una tasa de  pobreza que llega al 27,2 por ciento...

Combatir la pobreza infantil, debería ser, sin dilación, sin duda alguna, el primer reto que, como sociedad, debemos acometer

Según datos de UNICEF, en España hay 2.267.000 niños y niñas bajo el umbral de la pobreza. Una tasa de  pobreza que llega al 27,2 por ciento. Los niños y niñas sufren la pobreza más que cualquier otro grupo de edad. En un país con más de 6.200.000 personas paradas, no es extraño que haya 760.000 hogares con niños en los que ningún adulto trabaja.

La crisis que vivimos, no puede convertirse en disculpa, en ningún caso, para abandonar a su suerte a la infancia. Para tolerar que casi un 15 por ciento de nuestras niñas y niños vivan en hogares sometidos a situación de alta pobreza.

No podemos asistir impasibles a la desaparición, o cuando menos, el recorte brutal de becas de comedor, material escolar, servicios sociales, mientras en Comunidades como la madrileña se subvencionan mediante desgravaciones fiscales, los uniformes escolares de colegios de pago.

No es entendible el recorte brutal de profesorado en la enseñanza pública, que es donde se escolariza la inmensa mayoría de niños y niñas arrojados a la pobreza.

No es comprensible que nuestro Gobierno ponga más empeño en poner en marcha una nueva Ley de Educación, para satisfacer el más rancio nacionalismo y los intereses de parte de los sectores más conservadores del catolicismo español, que en combatir la lacra de la pobreza infantil en un país que se reclama moderno y europeo.

Al igual que se realizan estudios de impacto ambiental, cuando se construye una carretera o un nuevo trazado ferroviario, sería obligado que cualquier gobierno realizase un estudio de impacto sobre la infancia, antes de adoptar medidas de ajuste o recorte ante la crisis que vivimos.

Inyectar miles de millones en el rescate de la banca, mientras se recortan recursos imprescindibles para preservar a la infancia de los brutales efectos de la crisis, de la pobreza, no es de recibo, no es tolerable, en un país que respete los derechos humanos y de la infancia.

Combatir la pobreza infantil aparece como un objetivo inaplazable en estos momentos. Las inversiones educativas, en sanidad y en servicios sociales para los niños y niñas, son lo más preciado que debería preservarse en un momento de crisis. Combatir la pobreza infantil, debería ser, sin dilación, sin duda alguna, el primer reto que, como sociedad, debemos acometer.

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