viernes. 29.03.2024

"Las rojas fregonas"

Yo soy hijo de una de esas rojas, que sacó adelante seis, (casi siete) hijos, sola, fregando, barriendo, asistiendo.

Siempre me ha rechinado, para mal, cuando he oído decir eso de [ ...y que se puede esperar de fulanita (o) seguro que no sirve para otra cosa...] Y de golpe te viene a la cabeza todas esas maravillosas e inteligentes personas que la vida condenó sin haber cometido delito ni falta,  que la vida les ha llevado haciéndoles la “carrera el del pollo”, y mas sobre todo en el caso de las mujeres, por eso indigna este “pepero” machista que le dice a Ada Colau que tendría que estar fregando como insulto grave, puro miedo.

Yo soy hijo de una de esas rojas, que sacó adelante seis, (casi siete) hijos, sola, fregando, barriendo, asistiendo.

Mi madre siempre tubo conciencia política y de clase, siendo niña con la Republica militaba en el sindicato de la Aguja y Hilo en UGT, creció con su hermana al cuidado de sus dos tíos, el golpe fascista llevó a uno a la cárcel y a el otro al exilio, poco a poco empeñó, mal vendió las tres cosas que tenía incluido su vida y su futuro para poder sacarnos adelante, sola (mi padre más que una solución era un problema) cargándose de hijos en aquella España de la represión en blanco y negro de desafectos que ni las bodas de la Republica les valían para pedir en la parroquia. Tina (mi madre) lavaba ropa en una pensión y  asistía en una casa del barrio de Salamanca.

Empezó a trabajar el Hotel Palace fregando y limpiando, y limpiaba algunos días de la semana en una tienda de antigüedades de cerca de las Cortes,  las fiestas, los fines de semana, Navidades, los hoteles ya se sabe abren todos los días igual, en el primer turno, esas escalinatas con la marquesina tan bonita, esas escaleras las fregaba mi madre a las 6 de la mañana todos los días y a veces doblaba turnos en los banquetes, de paso nos traía algo de comer antes de volver al trabajo y siempre dejando repasados los monos  y las tarteras con lo que hubiera para mis hermanos, también traía cargada, las revistas y novelas extrajeras la mayoría, que los huéspedes dejaban, servían para sacarnos de algún apuro cuando las vendíamos en la Cuesta Moyano (Feria del Libro) Las novelas con interés literario o político me las podía quedar, paciencia me decía, ya crecerás ahora hay que formarse.

Pudimos salir del cuchitril en que vivíamos mi madre con los seis (y mi padre cuando aparecía) en un patios de vecindad en la calle Embajadores, nos habían concedido un pisito en medio de un barrizal con la mitad de las casas apuntaladas nada más terminarlas, en poblado de absorción del General Ricardos, un gerifalte del Régimen que solía salir del Hotel a la horas que entraba mi madre. Sabiendo su situación un día le dio una tarjeta de visita poniendo al dorso “Vale por un piso”, y valió (así eran las cosas). Y Tina, ya viuda con seis hijos (que todavía no habían hecho la mili ninguno) continuo su “condena” fregando, yendo a Burdeos donde sus tíos estaban en el exilio a darles “una vueltecita a la casa” los pocos días de vacaciones anuales que disponía, luchando siempre, a veces me quitaba las octavillas de la bolsa y la tiraba ella, decía es que a esas horas que yo  voy a trabajar no hay nadie en la calle, por mi culpa  volvió a las colas de la cárcel y empezando de nuevo su militancia en la CC.OO de Hostelería y en el PCE, hasta que a finales de los setenta su carrocería dejo de  aguantar y la jubilaron por incapacidad, tenía muchos dolores, artrosis sobre todo en las manos de todas esas madrugadas estrujando la bayeta, todas para morir un poco cada día, pero ninguna con la fuerza para matarla, son duros  estos rojos que pasaron lo que pasaron, están hechos de otra pasta.

Siempre ayudando, no he conocido pensión que diera más de sí ). Guardaba los cupones de los carnets del partido, acumulaba productos imperecederos (judías, garbanzos, lata de sardinas) por si alguno de esos “Golpes” triunfaba y había que resistir porque la Huelga General sería la de dios es Cristo, les compraba las entradas de la Fiesta del PCE a los nietos, como decía es que este año van actuar “Loquillo y los Drogadictos”. Murió con 93 años queriéndose ir del Hospital porque tenía que ir a trabajar al Palas, porque ella no había faltado nunca al trabajo y en su pobre cabeza seguía viéndose fregando la entrada del Palas y esperando que un día nosotros, “la juventud” decía fuéramos otra vez en la Historia capaces de “barrer”  “A Las Derechas” y a los “Come ostias”. Siempre he estado y estaré orgulloso de mi madre, se llamaba Florentina Pérez (que ironía) pobre, digna, valiente y roja.

Dudo mucho que usted pueda entender lo que significa la dignidad y la lucha de clases, deja claro cuál es su conocimiento de la vida ¡no es ninguna indignidad ganarse la vida fregando, trabajando en definitiva!, pero claro de eso ustedes saben poco (de respeto y de lo otro), no ofende el que quiere, sino el que puede. Lo pretenden pero históricamente no pueden, eso sí saben limpiarnos sobre todo los bolsillos, para dejarnos “fregaos” y limpios como patenas.

"Las rojas fregonas"