jueves. 25.04.2024

Prevenir o aprovechar

La realidad del reclutamiento de jóvenes por la Yihad hace imprescindible poner en marcha políticas profundas de prevención.

yihad
Foto: Europapresss

Lo abandonaron todo y partieron hacia una nueva vida dejando atrás su pasado, sus casas, sus familias, sus amigos: sus vidas. Y llegaron, sin ser descubiertos, para entrenarse como guerrilleros en Siria.

El grupo terrorista más cruel que existe, ha reclutado ya a miles de europeos entre sus filas. El ISIS -o Estado Islámico-, acoge a estos jóvenes, los entrena y los incorpora en su lucha para sembrar el miedo, utilizando la violencia más extrema. Al Qaeda también. Y entre ambas organizaciones compiten por abanderar el terror con más fuerza.

Miles de jóvenes componen las filas del Estado Islámico, que ya ha causado más de 2.000 víctimas. La gran mayoría de ellas musulmanes, que atados de manos y piernas, mueren desangrándose tras una fría decapitación.

El perfil de estos jóvenes no es uniforme, pero se podría clasificar en dos tipos: los jóvenes de segunda o tercera generación de inmigrantes, ya nacidos en Europa pero que mantienen un vínculo con el Islam; y jóvenes europeos –incluso cristianos- conocidos como “convertidos”, que jamás han tenido nada que ver con el Islam. Tienen entre 18 y 35 años, e independientemente del nivel de estudios, coinciden en que se sienten fracasados o no integrados en la sociedad. Pierden el control de su comportamiento al tratar ciertos temas políticos, de justicia, o relacionados con las fuerzas de seguridad. De alguna manera, el radicalismo islamista ha empezado a sustituir la canalización de la indignación de algunos individuos que hasta ahora había protagonizado la extrema derecha y la extrema izquierda en descontentos con el sistema.

Estos jóvenes no se sienten identificados con su entorno. No comparten los valores de la sociedad y no son capaces de integrarse. Muchos han sufrido problemas familiares e incluso rechazo social por ser diferentes. Son la presa perfecta de reclutadores que están dispuestos a aprovechar su debilidad para ofrecerles todo lo contrario: hacerles sentir que forman parte de algo importante.

Una vez captados viajan a Siria o a Irak y allí son entrenados y combaten con el Estado Islámico para conseguir sus objetivos: la batalla por fundar un Estado propio. La organización terrorista ha empezado a tomar el control de parte de estos países, incorporando los tres elementos fundamentales que componen un Estado: territorio, población y Gobierno (aunque muy lejos de ser reconocido por el resto de la Comunidad Internacional). Han empezado a crear un mercado interno, recaudan impuestos y explotan las extracciones petrolíferas –abundantes en la zona-. No necesitan financiación porque ya generan entre 1 y 2 millones de dólares al día a través de negocios ilícitos. Sobre todo a través de petróleo. Y Además han saqueado entidades bancarias, obteniendo verdaderas fortunas en “cash”.

Con este nivel económico, el Estado Islámico puede comprar más armas, puede reclutar a más hombres y consecuentemente, hacerse con un mayor territorio que se convierte en un desafío para la paz y la seguridad internacional. Además, los combatientes supervivientes, suponen un gran peligro para sus países de origen en el momento en el que deciden retornar. En cualquier momento pueden actuar como “lobos solitarios”.

La organización terrorista falsea la religión a su conveniencia para manipular a los jóvenes y para justificar sus acciones. Y es muy peligroso que la derecha xenófoba asocie Islam con terrorismo, porque acepta la justificación religiosa que hace el terrorismo tanto para reclutar como para llevar a cabo sus crímenes. Diferenciar al Islam del terrorismo es imprescindible para combatirlo.

Por último, es necesario poner en marcha políticas de choque frente a los reclutamientos que pasan más por la prevención que por la retirada de la nacionalidad. El Gobierno pretende facilitar la retirada de la nacionalidad desde principios de legislatura, con otros fines completamente diferentes a los de la lucha contra el terrorismo. Si están obsesionados con la inmigración, que no la disfracen de terrorismo. 

Prevenir o aprovechar