jueves. 18.04.2024

Sin modelo productivo

Hace unos días se conoció la noticia de una española participando en el descubrimiento de células madre terapéuticas. Esa española, joven investigadora, fue echada de su trabajo...

Hace unos días se conoció la noticia de  una española participando en el descubrimiento de células madre terapéuticas. Esa española, joven investigadora, fue echada de su trabajo y tuvo que buscarse el porvenir fuera de nuestras fronteras. Nada, ni una sola palabra dijo ese mismo viernes el ministro de educación Wert a propósito del modelo de crecimiento que queremos dar en nuestro país. La nueva ley está pensada para forjar ciudadanos  que sean capaces de adaptarse a las condiciones – negativas – del empleo en España.  También para crear una mentalidad competitiva frente a la cooperativa. Una muestra de ello es la eliminación de Educación para la ciudadanía y la introducción de una asignatura alternativa que se basa en la formación de una mentalidad emprendedora. Otra opción es cursar la asignatura de religión que esta vez, en un retroceso histórico a tiempos pre-constitucionales, contará para la nota media o para pedir una beca, como matemáticas, lengua o historia.  Se asegura desde el ministerio que nuestro problema es acabar con el fracaso escolar y para conseguirlo se puebla a los niveles de reválidas, como si éstas, por sí mismas garantizaran una mayor inserción educativa. El problema de España en la educación, base para forjar nuestro modelo productivo, no es de contenidos laxos  sino simple y llanamente de medios: más le valdría a España contratar a más profesores, cambiar el acceso a la docencia haciendo un Mir para profesores, dotándolos de experiencia en los centros, poniendo clases de refuerzos para alumnos con problemas, etc. 

Todo ello cuesta dinero y la LOMCE no prevé mayor inversión en educación. Desde ese punto de vista, la Ley de educación puede ir directamente al vertedero porque no servirá para cambiar ningún modelo económico. Igual se puede decir en las etapas universitarias y en la investigación, que es por donde debe caminar nuestro modelo productivo. Pero no, en España, como la investigadora de las células madre, miles de investigadores que aportan un alto valor añadido están en el paro o en otros países. No se trata de emprender, se trata de que  las empresas que tienen dinero, como por ejemplo, los grandes bancos, se dediquen a emplearlo adecuadamente. Y en vez de apostar por la cultura del pelotazo o recaudar dinero para regalarle un yate al rey, sean capaces de invertir en capital humano a través de capital público privado creando departamentos de innovación e investigación que luego pueda revertir en el tejido productivo. La economía española tiene que generar valor añadido, los ingenieros, los científicos, los químicos, los sociólogos, los biólogos, los farmacéuticos, todos ellos son personas a las que hay que dotar de medios para que puedan hacer su trabajo y ese capital humano revierta en las empresas. Llama la atención también el hecho de que en España los grandes empresarios dediquen el dinero al pelotazo o a mantener redes clientelares en lugar de crear una red  de tejido industrial potente. En España no hay un tejido empresarial capaz de crear empresas que añadan valor. Siempre ha sido así y no creo que sea por falta de dinero porque los grandes bancos y muchas constructoras estaban forradas pero no dieron dinero, por ejemplo, para crear empresas tecnológicas como en  Japón, los dragones asiáticos e incluso EE.UU. La economía española no está lo suficientemente diversificada como para poder crear empleo y los sectores clásicos como la hostelería no dan más de sí.

Es un problema estructural al que no le han metido mano ni PSOE ni PP y no estaría de más que empezaran también por la formación de una élite empresarial responsable y capaz de generar riqueza. Nuestro modelo empresarial necesita reformas importantes y apostar por actividades económicas que añadan valor como la biotecnología o las energías renovables, pero también crear industrias tecnológicas y electrónicas. Por ello es imprescindible ayudar a las pequeñas y medianas empresas. No solo los bancos, sino también conectando actividades productivas y hacer que las grandes empresas puedan invertir en otras pequeñas y medianas actividades productivas. Este es el modelo japonés en el que varias multinacionales de electrónica invierten en otras empresas para generar actividad económica. Todo esto, por supuesto, no se hace de un día para otro, pero este es solo un motivo para empezar cuanto antes.

Sin modelo productivo