viernes. 29.03.2024

Sí, hemos vivido por encima de nuestras posibilidades

Habiéndome criado en un contexto cultural con fuerte presencia de las tradiciones judeocristianas, cuando oí por primera vez esta admonición...

Habiéndome criado en un contexto cultural con fuerte presencia de las tradiciones judeocristianas, cuando oí por primera vez esta admonición contra nuestra forma de pasar por la vida, me sobrecogió y, adoctrinado como estoy sin pretenderlo, enseguida busque y hallé momentos y razones que justificaban el fondo de esta reprimenda culpabilizadora de todos nosotros, aún no teniendo ninguna responsabilidad sobre el desastre social de base financiera que nos atora.

Siempre tengo la mosca tras la oreja cuando se trata de abordar cuestiones morales, y el haber vivido por encima de las posibilidades, quiérase o no, es una cuestión de orden moral. Si no me creen a mi, pregunten en la sede de la democracia cristiana de Baviera o en el grupo popular que tramita, quiero decir trasviste, la ILP sobre desahucios en una ley de plazos para abortar la vida en el hogar propio.

No quisiera perder el hilo porque las cuestiones morales son complejas y se prestan a la digresión y la pérdida de orientación, para de este modo buscar el aprovechamiento de vericuetos que rondan la indisciplina, la irresponsabilidad y por tanto nos permiten abrazar impenitentemente la inmoralidad. Así es que me he puesto seriamente a interiorizar la advertencia y buscar cuanto haya de verdad en ella y cumplir los preceptos de asunción de mi (nuestra) culpa y de corrección de nuestros (mis) pecados.

Y, sí, he llegado a la conclusión de que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y que por tanto merecemos en parte o en todo lo que nos ocurre y más que está por llegar. En un acto de contrición a la altura de  las circunstancias, y en la  convicción de que sólo con una conciencia clara del tamaño y calado de nuestros pecados encontraría remedio al dolor de los míos, he querido asumir todas mis culpas comenzando por la identificación, si no de todos, si al menos de los más grandes de los actos impuros que me han llevada esta situación. ¡Pecador, reconoce tus pecados! No hay otra forma de redención.

Yo confieso que he vivido por encima de mis posibilidades por haberme creído libre de mis responsabilidades políticas y haber delegado en un grupo de mediocres y avaros la organización de mis asuntos comunes.

Yo he vivido por encima de mis posibilidades por haber creído que mis derechos eran intocables e irreversibles y no haber combatido el poder corrosivo de quienes desean expoliarme de ellos.   

Yo he vivido por encima de mis posibilidades por haber permitido que la administración de los asuntos públicos se convirtiera en una charcutería dominada por chorizos capaces de transformar mi vida y la de mis vecinos en trasunto de casquería.

Yo he vivido por encima de mis posibilidades al aceptar que la formación y el conocimiento, antes que los fundamentos de mi educación, son trampolines hacia el mercado de trabajo.    

Yo he vivido por encima de mis posibilidades por descuidar la organización sindicada de mis intereses en el trabajo, que me conectaban con los de mis pares y me permitían tener una idea propia del mundo y de las cosas que me daban la oportunidad de ganarme el sustento.

Yo he vivido por encima de mis posibilidades por haber dejado que mi capacidad creadora y la de mis semejantes se convirtiera en una extravagancia reservada a los fines de semana, haber aceptado que la cultura se transformara en un espectáculo organizado y dirigido por terceros.

Yo he vivido por encima de mis posibilidades al aplicar el sencillo automático para resolver los problemas complejos.

Yo he vivido por encima de mis posibilidades al alejar de mi entorno las necesidades de mis conciudadanos, porque ahora son las mías y no encuentro más que parcelas, guetos y aislamiento.

Yo he vivido por encima de mis posibilidades por idealizar y convertir en fetiches las cosas prácticas de la vida y haber comercializado las ideas bellas y las buenas intenciones. Por haber llenado mi vida de objetos dudosos y dejado que mis ideales se convirtieran en estrategias de marketing

Yo he vivido por encima de mis posibilidades al haber renunciado a comprender la historia y promover el espíritu digno de los tiempos. Por aceptar que Europa es un cambalache, no una esperanza.

Yo he vivido por encima de mis posibilidades porque he llegado tarde a estas convicciones.

Sí, hemos vivido por encima de nuestras posibilidades