jueves. 25.04.2024

Rescate o no rescate… ¿Esa es la cuestión?

Si hacemos caso a las tesis de don Milton Freeman, a sus enseñanzas y a los discípulos y seguidores de dichas enseñanzas, podremos llegar a la conclusión de que muchos, por no decir todos los ‘males’ que asolan nuestro país, en general, y los referidos a los escándalos públicos sobre corrupción, en particular, tienen un origen claro: el no haber pedido aún el rescate.

Si hacemos caso a las tesis de don Milton Freeman, a sus enseñanzas y a los discípulos y seguidores de dichas enseñanzas, podremos llegar a la conclusión de que muchos, por no decir todos los ‘males’ que asolan nuestro país, en general, y los referidos a los escándalos públicos sobre corrupción, en particular, tienen un origen claro: el no haber pedido aún el rescate.

España, nuestro país, pese a todo lo que esta cayendo y lo que queda por caer, es aún moderadamente libre. No se han hecho con él, por completo, los nuevos señores de la guerra, los fundamentalistas del capitalismo, y ahí les duele. Son ellos quienes alimentan y dirigen a los corruptos, sus denuncias y escándalos, para hacer labor de zapa, de avanzadilla que propicie la devastación. Son los señores de la guerra moderna, con armas que no hacen ruido pero que asolan por completo las naciones y a sus nacionales. Y aquí, hasta este momento histórico, la destrucción total no la han conseguido todavía como en países de nuestro entorno o allende los mares, donde controlan ya las economías y sus políticas de modo absolutistas y en inexorable progresía.

Ese es el objetivo también en nuestro país. Que el Gobierno quede supeditado del todo a su arbitrio. Que el rescate propicie la ocupación de los ‘hombres de negro’ que fijen las directrices económicas y políticas. Que los ‘suyos’ se ocupen del Estado…del estado de su bienestar, claro. Y con la devastación total conseguida iniciar un resurgir nuevo, que no novedoso, donde todos los servicios públicos esenciales que resten: sanidad, educación, seguridad, transporte…sean privatizado y pasen a manos privadas, a las suyas, es obvio.

Por tanto, y hasta que ese objetivo sea logrado, seguirán apareciendo trapos sucios, sospechas, maledicencias, insidias, verdades completas y a medias, que desgasten por igual al Gobierno y a la Oposición hasta lograr el holocausto y la llegada de los salvadores que, por el bien de España, nos aten de pies y manos férreamente.¿Rescate sí, rescate no? Sería como un acogerse a sagrado, pero a la inversa. O sea.

Rescate o no rescate… ¿Esa es la cuestión?