jueves. 28.03.2024

Operación Sanidad: extirpar el Estado

La privatización progresiva de la sanidad tiene por fin practicar una operación drástica para apartar al estado de la vida de los ciudadanos...

La privatización progresiva de la sanidad tiene por fin practicar una operación drástica para apartar al estado de la vida de los ciudadanos.

En ese sentido, la privatización es antes que nada un acto ideológico. No es que la operación privatizadora no suponga la puesta en marcha de un negocio fabuloso con trasvase de activos del sector público al privado, ni que la organización nepótica de este traslado no vaya a favorecer a quienes ya han situado su pieza en el tablero del gran chanchullo. Pero esto va a darse por añadidura, además de

Porque el objetivo oculto de la operación privatizadora es desligar al estado de la vida del ciudadano. Y cuando decimos vida, queremos decir de toda su vida. El estado, a través de la protección de la salud de los ciudadanos, de todos los ciudadanos, adquiere una presencia continuada en la vida concreta de todos y cada uno de nosotros que nos acompaña de la cuna a la tumba.    

El estado, como entidad que organiza y regula las cosas comunes de la ciudadanía, adquiere una presencia sensible en una sucesión de momentos de la vida del ciudadano. El registro civil que da constancia de nuestra aparición en sociedad (también se ocupa de borrarnos de la lista cuando el siniestro momento llega), la escuela que nos acoge y nos acuna durante años, la hacienda que cada año nos recuerda el coste de vivir en sociedad civilizada, los servicios de ayuda, bomberos, asistentes, etc que están en ese preciso instante en el que los necesitamos. El estado está allí, de manera puntual, para momentos concretos de nuestra vida. A veces no somos conscientes de que en esos momentos está actuando el estado, es decir está presente la voluntad colectiva de todos nosotros.

Pero la salud no es un hecho aislado en la vida de las personas, en la sanidad el estado se constituye en un tutor de nuestro organismo, su presencia es continuada. Actúa en el paritorio y antes en  las labores de ginecología y obstetricia, vigila y fortalece nuestro crecimiento con su atención de pediatría y continua conectada con nuestra vida orgánica  paliando deficiencias puntuales y sobre todo previniendo disfunciones, que llama enfermedades, y disponiendo para ello de equipos y personas que investigan para anticiparse al daño social que la enfermedad provoca.

El estado, sin ingerencias en lo que el ciudadano debe pensar o aceptar, está presente mediante la gestión de la sanidad en su vida, toda la vida de todos y cada uno de los mismos. Por ello, el ataque a la sanidad pública no es sino un intento ideológico de escindir esta relación del ciudadano con el estado. La salud y su cuidado es un hecho continuado en la vida de las personas. Sacar al estado de esta función de acompañamiento a lo largo de toda la vida es una forma de sacar al estado de su misión histórica de organizador de los intereses colectivos. Y en el caso español el éxito de esta respuesta, es decir el disponer de un sistema de salud modélico, encoleriza aún más a los enemigos del estado y buscan, de manera provechosa, como romper esta relación.

Es posible que ni los Lassketys, ni los Güemes, ni siquiera (que lo dudo) los Lamelas tengan conciencia de esta cuestión, es decir que el fin último de la privatización no es hacer dinero, sino apartar al estado de la vida de los ciudadanos, pero lo es.

La ideología antiestado busca debilitar al ciudadano agrupado y organizado, porque individualizado sin escudo colectivo es vulnerable y está a merced del caballo de los poderosos, que ahora se llama mercado, pero que actúa del mismo modo en el que los señores feudales perseguían a los esclavos evadidos hasta las puertas de las ciudades medievales en las que las huestes profesionales organizadas como  milicia de acogida recibían a los libertos y rechazaban a sus perseguidores.        

El discurso ideológico que estigmatiza al estado entrometido en los asuntos mundanos de la ciudadanía se deshace como un azucarillo cuando se contrasta con la realidad en la que el estado, todos nosotros, nos ocupamos de nosotros mismos. La sanidad pública es el más exitoso de los casos Y esta capacidad de autodefensa es la que se quiere batir. Lo que se persigue es que el estado sólo posea una cara desagradable y confusa en la distancia. 

Operación Sanidad: extirpar el Estado