jueves. 28.03.2024

Negocio privado y recortes públicos

El gobierno de la Comunidad de Madrid que preside Ignacio González camina a la deriva, pero en su andar errático no olvida aplicar su máxima liberal: favorecer el negocio privado y mantener los recortes públicos; algo que en tiempos de severa crisis económica con 6 millones de personas en paro –casi 700 mil en la CM- y un programa ilimitado de ajustes, se me antoja inaceptable.

El gobierno de la Comunidad de Madrid que preside Ignacio González camina a la deriva, pero en su andar errático no olvida aplicar su máxima liberal: favorecer el negocio privado y mantener los recortes públicos; algo que en tiempos de severa crisis económica con 6 millones de personas en paro –casi 700 mil en la CM- y un programa ilimitado de ajustes, se me antoja inaceptable.

Ignacio González, como buen discípulo de Aguirre no ha dudado en deslizarse por la pendiente del ultraliberalismo retorciendo la palabra austeridad y cargando el ajuste siempre sobre las mismas personas y servicios: la población asalariada, los servicios públicos y las políticas sociales.

Vamos camino del quinto año de crisis económica y del tercero de las políticas orientadas a contener el déficit. En este tiempo se ha graduado el dogmatismo antidéficit y la intensidad de los recortes, pero nadie ha sido capaz de acompañar el saneamiento de las cuentas públicas con programas para impulsar la actividad económica y la creación de empleo. La Comunidad de Madrid ha irrumpido en el universo de la derecha como el territorio más radical en la aplicación de recortes sociales y laborales, y con paso firme para impulsar el desmantelamiento de los servicios públicos. La ciudadanía está pagando los platos rotos.

Los dirigentes conservadores en Europa, en España o en Madrid han sido claros: la prioridad consiste en atender a los mercados, mejorar los indicadores macroeconómicos y reducir el déficit. Lo que hay detrás, es decir los millones de personas que sufren una crisis que provocaron otros, son de nuevo víctimas de las políticas neoliberales, al perder el empleo, sus derechos, ver reducidos sus salarios y/o pensiones, y asistir como ciudadanos al desmantelamiento de los servicios públicos, especialmente de la sanidad, la educación y las políticas sociales.

IUCM, fuerza de gobierno

Fueron los sindicatos, y con ellos IU, los que exigieron un cambio radical en las prioridades de los programas anticrisis: Lo primero son las personas, y entre ellas, las que queriendo no pueden trabajar, los jóvenes, las mujeres y los inmigrantes. La mejor inversión de un gobierno, cuando arrecia la crisis económica, es en capital humano. IUCM cree intolerable la actuación del gobierno de la Comunidad, empeñado en cuadrar los balances a martillazos para poder sacar pecho ante el gobierno de Mariano Rajoy, aunque tenga que hacerlo a costa de la inmensa mayoría de la sociedad madrileña y de una acelerada transferencia de recursos públicos a la iniciativa privada. Echando mano de este ideario, Esperanza Aguirre primero e Ignacio González después, han asestado un duro golpe a la educación y a la sanidad públicas, en la misma proporción que han reforzado su apoyo en ambos sectores a las empresas privadas o concertadas. No hay que ser un lince para deducir que estas políticas quiebran la igualdad y la solidaridad, y empujan al “sálvese quien pueda”, que tanto gusta a ciertos colectivos empresariales. De esta manera, los poderes públicos renuncian a intervenir en la economía para corregir las desigualdades y se someten al dictado de las grandes compañías y lobbys financieros.

Después de su última Asamblea, IUCM se ha propuesto acercar su programa de acción a la gente, a sus problemas y preocupaciones. Pretende compartir con ellos sus demandas y movilizaciones contra los recortes, pelear por sus derechos, combatir el desmantelamiento de los servicios públicos y hacer más fuerte y participativa la democracia. No nos gustan las personas o grupos que aprovechando el grave deterioro de la economía y la dramática situación de millones de personas, impugnan el sistema democrático y arremeten indiscriminadamente contra los partidos e instituciones democráticas. El ejemplo italiano nos muestra con crudeza hasta que punto la derecha (Berlusconi) o el populismo nihilista (Grillo) pueden actuar como aliados objetivos y acabar con la esperanza de cambio que puede representar la izquierda. ¿Significa esto que estamos devaluando la corrupción o la crisis del entramado institucional que surgió de la transición democrática? Todo lo contrario. Significa que nuestra lucha sin cuartel por expulsar a las personas corruptas de la vida pública, endurecer la normativa legal contra la corrupción o avanzar hacia una democracia más justa (ley electoral) y participativa, no se vea enturbiada por el gracejo y la ocurrencia del populismo, siempre dispuesto a pescar en río revuelto.

IUCM reafirma su voluntad de convocar movilizaciones contra los recortes y de estar al lado de quienes se movilizan por sus derechos. Con la misma decisión, presentamos nuestra candidatura a liderar una alternativa de cambio para Madrid. Un programa para gobernar la comunidad de Madrid y sacarla del pozo de los recortes, la desigualdad y la injusticia en el que la ha metido la derecha. No todas las formaciones políticas tienen la misma legitimidad para rechazar el ataque al Estado social, a los derechos de los trabajadores y trabajadoras y a los servicios públicos. Hace poco más de un año, el Gobierno de Zapatero perdió las elecciones con reformas laborales inaceptables, pensiones congeladas, salarios públicos reducidos o derecho del trabajo bajo mínimos.

IUCM quiere y puede hacerlo. Nos movilizaremos por los derechos sociales; impulsaremos la convergencia social y política de la izquierda, y nos dirigiremos a la ciudadanía con un programa claro y preciso para cambiar Madrid: apuesta decidida por la reactivación económica, la inversión y la creación de empleo, defensa del Estado social, defensa de las políticas públicas, defensa de la educación y la sanidad públicas, ni un paso atrás en los derechos civiles y democráticos, freno a la corrupción, democracia más abierta y participativa, stop a los desahucios y compromiso firme frente al populismo de todo tipo.

Negocio privado y recortes públicos