sábado. 27.04.2024

Los rostros de la multitud

Han sido varios los historiadores que han reflexionado sobre la protesta y los movimientos sociales a lo largo del tiempo. Son clásicas las obras de los marxistas británicos...

Han sido varios los historiadores que han reflexionado sobre la protesta y los movimientos sociales a lo largo del tiempo. Son clásicas las obras de los marxistas británicos: Hobsbawm, Gente poco comúnRudé, La multitud en la historia o E.P. Thompson, La formación de la clase obrera en Inglaterra.

La historia social siempre ha tratado de dar visibilidad a aquellos grupos sociales olvidados sistemáticamente por el poder. El conocimiento de la protesta y de la movilización es clave para formular nuevas ideas, para crear nuevos proyectos, para, en definitiva, regenerar la política. Muchas y variadas han sido las formas de protesta a lo largo del tiempo, muy variados y numerosos los rostros de la multitud: desde la Revolución francesa, pasando por las revoluciones de los años 20,30 y 48, del s.XIX, que pretendían liquidar el Antiguo Régimen defendiendo los derechos y libertades individuales. La comuna de París en 1871 que quería crear una sociedad fundamentada en la autogestión ciudadana derribando las jerarquías, terminando en España con las múltiples movilizaciones de los años 30 y 70 que lograron forjar dos democracias. En general, la movilización busca cambios políticos y tiene un propósito de mejora de las sociedades, es en buena medida una lucha por alcanzar el progreso lo que está en juego. Los movimientos anarquistas, socialistas o comunistas han conseguido muy frecuentemente cambiar las concepciones de la política y han llevado a cambios que han posibilitado la mejora de la población. Generalmente, las protestas se han hecho desde la multitud anónima, en nombre del pueblo, por emplear el concepto de Rafael Cruz, aunque frecuentemente se utilizaron categorías históricas como la identidad o la clase. En cualquier caso, el rasgo común que tienen todas las protestas es que los protagonistas son personas anónimas que crean lazos de solidaridad en nombre de la causa común.

¿Cómo son las protestas hoy? El rasgo sigue siendo la movilización en torno a la pertenencia a un grupo social desfavorecido. La gente común sigue movilizándose y las alianzas y construcción de los movimientos es cada vez más espontáneo y volátil a través de las nuevas redes sociales. ¿Cómo es la protesta en España? La respuesta que podemos dar es peculiar. Asistimos a día de hoy, a una criminalización de la movilización. Y esto obedece a que en las democracias actuales, al menos en la española, hay una idea demasiado estática de la política: La soberanía es algo fosilizado tras ejercer el derecho a voto. No es el resultado vivo del cuerpo social. La soberanía es únicamente la distribución de poder que sale del reparto de escaños tras las elecciones. Sin embargo, para la izquierda, es o debería ser algo más. La soberanía se ejerce diariamente y la protesta y la movilización son mecanismos que tienen los ciudadanos de ejercer la soberanía y formar bloques sociales que contrarresten poderes y formen nuevas mayorías. La soberanía es algo dinámico y volátil, siempre en continua construcción, en busca de la conquista de la hegemonía, como diría Gramsci. Pero para la derecha esto en absoluto es así, por eso criminalizan la protesta. Los que protestan en los domicilios son terroristas o nazis, los que protestan en el congreso, golpistas y los que protestan en las plazas públicas, es decir, los que están continuamente utilizando el espacio público, son perroflautas.

La protesta siempre es positiva. Es cierto que no siempre produce cambios, pero en cualquier caso, es una dimensión más de la política, sirve para socializarla y para construir un tejido social fuerte, que es la clave para tener una democracia dinámica. Uno de los puntos positivos que podemos extraer de esta crisis es la sociedad civil, especialmente de su juventud que ha creado toda una red de asociaciones que tratan de movilizar ideas. La democracia autoritaria que padecemos en España debe dar un mayor cauce a los movimientos de protesta y crear instituciones autogestionadas y mecanismos de poder vertical. Referéndums, listas abiertas, partidos controlados por los ciudadanos, escaños no adscritos a políticos sino a asociaciones o iniciativas parlamentarias de los ciudadanos, son iniciativas necesarias que nuestro país tiene que permitir para mejorar la política, para poner voz a los rostros de la multitud y para hacer que la soberanía sea el resultado de las dinámicas sociales y no esté capturada por los poderes fácticos una vez ejercido el voto y unos políticos que permanentemente  criminalizan cualquier fórmula que pretenda limpiar las arterias del sistema político.

Los rostros de la multitud