jueves. 28.03.2024

Las ilusorias cifras del paro en mayo frente a la dura realidad

Durante las últimas horas, el Gobierno ha derrochado triunfalismo ante las cifras de reducción del paro en el pasado mes de mayo...

Durante las últimas horas, el Gobierno ha derrochado triunfalismo ante las cifras de reducción del paro en el pasado mes de mayo.

La actitud del ejecutivo se explica por su costumbre de tratar a los ciudadanos como idiotas, lo cual, a su vez, se comprende, pues millones se comportan como si lo fueran.

Por lo demás, en España, durante mayo ocurren siempre dos cosas: la primera, cuando hace la calor, cuando los trigos encañan y están los campos en flor, cuando canta la calandria y responde el ruiseñor, cuando los enamorados van a servir al amor… y la segunda, baja el paro. Todos los años.

Pero en materia de desempleo, como en toda cuestión, tras los fuegos artificiales llega la negra noche.

La auténtica y dura, durísima realidad

El Gobierno pretende hacer creer a los españoles que, tras un tiempo de sacrificios, regresaremos a “la senda del crecimiento”, recuperando el bienestar de antaño. Esto es falso.

La realidad es que las medidas del Gobierno no buscan devolver a los españoles el bienestar perdido, sino que forman parte de unas estrategias sociales y económicas para que los bancos extranjeros recuperen el dinero (y sus intereses) prestado durante los oropeles de la burbuja inmobiliaria creada e impulsada por el sobrero de las Azores.

Aquella actitud irresponsable ha convertido a la deuda privada en el primer problema de nuestra economía. Y este endeudamiento deprime mortalmente el consumo lo cual, a su vez, dispara el desempleo. Todo este laberinto en el que nos desenvolvemos no representa, pues, más que una angustiosa espiral que se retroalimenta. Sin otro objetivo que devolver a unos bancos extranjeros el dinero que, alegre e irresponsablemente, prestaron.

Debemos romper el nudo gordiano que nos ata

Afortunadamente, la historia enseña que las deudas no siempre se pagan y, mucho menos, han de ser pechadas por quienes no las han contraído, esquema de la llamada “deuda odiosa”.

En este sentido, la situación actual, que nos atenaza, se resume así: el Gobierno del PP se encuentra al servicio de unos acreedores internacionales quienes, con total impunidad, nos imponen unas medidas orientadas a pagar, en forma de recortes, una deuda que la mayoría no hemos contraído. Esto nos hunde cada día más.

Y, en realidad, fueron los banqueros alemanes quienes se arriesgaron prestando masivamente a bancos españoles. En su momento, los germanos obtuvieron jugosos beneficios. Ahora, cuando se demuestra que prestaron y aventuraron “por encima de sus posibilidades”, pretenden (y están consiguiendo) que paguemos con nuestra vida y salud sus desatinos.

Ante todo lo anterior, solo cabe renegociar la deuda, rechazar la odiosa y cortar por lo sano. De lo contrario, la metástasis de este cáncer nos devastará económica y socialmente durante varias décadas.

Las ilusorias cifras del paro en mayo frente a la dura realidad