Yo trabajo sí, pero no es gracias a la ministra ni a su reforma laboral
El balance en materia de empleo de la ministra Fátima Báñez no puede ser de lo más halagüeño sobre todo en lo que concierne a las mujeres. Será que un ‘Día de los enamorados’ no es propicio para contar malas noticias, o será la propaganda que tiene preparada cara al 8 de Marzo, día en el que seguro ella no hace huelga, ni paro de protesta, ni nada por el estilo.
Y es que lo que ha soltado la ministra de Empleo en el pleno de control al Gobierno en el Congreso no tiene desperdicio. Según ella, a día de hoy, y después de seis años de la aprobación de la reforma laboral del PP, hay más mujeres trabajando que nunca, con mejores contratos y con una brecha salarial que se sitúa “en mínimos históricos”. Vamos, el paraíso.
¿Es que la ministra desconoce que de cada 100 personas que se apuntaron al paro en noviembre pasado, 96 eran mujeres? ¿Es que la ministra no sabe que del total de parados un 58% son mujeres? ¿Es que la ministra ignora que las mujeres en España cobran un 30% menos que los hombres? ¿Es que Fátima Báñez no reconoce que de los dos millones de mujeres desempleadas solo la mitad cobra algún tipo de prestación? ¿Es que Fátima Báñez no da por buenos los datos de la Comisión Europea que reflejan que las trabajadoras españolas trabajan el triple de horas gratis que las de Italia, Luxemburgo y Rumanía? ¿Acaso la ministra niega que los trabajos más precarios están ocupados por mujeres o que la destrucción del empleo en enero se concentró en sectores tradicionalmente ocupados por mujeres?
¿Cómo puede una ministra falsear tanto una realidad tan palpable? Desconozco el entorno femenino en el que se mueve Fátima Báñez, pero en el mío llevó años viendo a muchas mujeres (amigas, familiares) desesperadas por encontrar un empleo, hartas de recibir ofertas entre 400-700 euros al mes. Ejemplos como las camareras de piso, con condiciones laborales que rozan la esclavitud, o como las asistentas sociales que, y esto es lo más sangrante, contratadas por las propias administraciones, en concreto los ayuntamientos, que externalizan los servicios y ponen a estas mujeres en manos de empresas que les pagan sueldos miserables cuando están realizando una labor social encomiable de cuidado de ancianos, enfermos y niños.
Yo trabajo sí, pero no es gracias a la ministra ni a su reforma laboral que permite despedir a un trabajador un viernes para volverlo a contratar el lunes siguiente. ¿Sabe la ministra lo que cobra una enfermera en un hospital en Madrid por trabajar en turno de noche?, poco más de 30 euros. ¿Sabe Fátima Báñez que no se está cotizando el trabajo de muchas trabajadoras en España y que las mujeres tienen la mitad de salidas profesionales que los hombres?
¿Y qué nos dice la ministra de los jóvenes? Que son una prioridad para el Gobierno. Serán aquellos hijos de las familias con las que ella se relaciona. Altísimas tasas de paro y de precariedad laboral. En mi entorno conozco muchos casos de jóvenes que ya han salido de España en busca de un futuro mejor.
Y luego las pensiones. El repertorio de la ministra no tiene fin. Con cierto desasosiego vemos los españoles nuestro futuro, a no ser que empecemos a llenar la ‘hucha’ nosotros solitos. Fátima Báñez lleva de ministra 6 años y lo que seguro que tiene es la pensión asegurada. También Celia Villalobos a la que encima hay que soportar sus consejitos.
La reforma laboral de Rajoy es tan buena tan buena que hasta se anotan puntos con la negociación colectiva. Mujer!!, lo de la negociación colectiva, mérito tuyo tuyo no es tampoco. Ahí están los sindicatos al quite día sí y día también.
En fin, la ministra en lugar de ir al Congreso a vanagloriarse, debería hacer propuestas para mejorar la situación, ese es su trabajo, la pagamos por ello y no para que nos cuente milongas.