viernes. 29.03.2024

Impresentable Sr. Fernández Lasquetty

Todas las encuestas realizadas en los últimos tiempos muestran de manera clara la desafección que desde la ciudadanía existe hacia la denominada clase política, ello es un problema de enorme magnitud en un régimen democrático representativo como es el nuestro...

Todas las encuestas realizadas en los últimos tiempos muestran de manera clara la desafección que desde la ciudadanía existe hacia la denominada clase política, ello es un problema de enorme magnitud en un régimen democrático representativo como es el nuestro, pues pone en tela de juicio la propia razón de ser del sistema. Es una realidad incuestionable que una gran mayoría de españoles consideran que los políticos en su conjunto son uno de los graves problemas que tiene nuestro país, lo cual es ciertamente injusto para aquellos que desde el anonimato ejercen responsabilidades políticas con comportamientos que se ajustan a la honradez y transparencia exigibles (los hay y en buen número) .

No es menos cierto que cotidianamente hay actuaciones de determinados responsables políticos, que ayudan a incrementar la percepción de que sólo sirven para crear más problemas en una sociedad que ya tiene bastantes, muchos de ellos creados por sus erróneas actuaciones; en este grupo no cabe duda que el Consejero de Sanidad de Madrid, Sr. Fernández Lasquetty, ocupa un lugar preponderante. Trataré de explicarme:

Hemos conocido estos días la decisión tomada por el Sr. Consejero de proseguir en el proceso privatizador de la sanidad madrileña a pesar de la oposición frontal de toda la oposición política, organizaciones sindicales, sociales y profesionales así como una contrastada mayoría social; pues bien, en este clima de tensión y para caldear aún más el ambiente, cuan pirómano cualificado, el Sr. Lasquetty ha consumado un proceso de jubilación forzosa a la carta que ha expulsado del sistema sanitario público madrileño a varios cientos de cualificados especialistas con un procedimiento zafio, lleno de arbitrariedades y utilizando criterios de discrecionalidad y amiguismo que en mi opinión podrían vulnerar principios que nuestro ordenamiento jurídico exige a las resoluciones de las Administraciones Públicas. Como colofón, el instinto provocador del Sr Lasquetty volvía a manifestarse, cuando en plena jornada de huelga general sanitaria (la sexta en los últimos seis meses) y de consulta popular sobre la privatización sanitaria, se despachó despreciando ambas y etiquetando la consulta popular como simulación y parodia; esas declaraciones despreciando el ejercicio de los ciudadanos para expresar en libertad su opinión sobre las medidas que él realiza, sólo pueden perseguir exacerbar la crispación social y muestran la forma de entender el Sr Lasquetty la mesura que debe presidir la actuación de cualquier gobernante. El Consejero que parece estar seguro de que sus medidas son acertadas y beneficiosas para los madrileños, podría tener valentía y coraje político convocando una consulta institucional sobre ellas toda vez que la legislación lo permite.

Más ya que el Consejero, en plan provocador, descalifica las acciones de ciudadanos y profesionales tratando de ridiculizarlas, convendría recordarle que si en verdad quiere conocer una verdadera simulación acuda a revisar el finiquito que su partido le hizo a  Bárcenas y si tiene interés de acudir a visionar una auténtica parodia de calidad, lo haga viendo la interpretación excepcional que la Sra. De Cospedal hizo del citado finiquito, propia de un premio Goya.

Haría bien Lasquetty en realizar un curso acelerado para aprender las formas de comportamiento exigibles a un gobernante, sería muy beneficioso para los madrileños.

El sonrojo y la vergüenza ajena que su comportamiento produce es intolerable en democracia. Sr. Lasquetty, rectifique o váyase. Se lo agradecerían incluso una mayoría de votantes del Partido Popular.

Impresentable Sr. Fernández Lasquetty