jueves. 25.04.2024

ICO vs tres comidas

¿Qué es más importante, disponer de sofisticados instrumentos de financiación o posibilitar el que personas sin recursos puedan al menos realizar tres comidas...

¿Qué es más importante, disponer de sofisticados instrumentos de financiación o posibilitar el que personas sin recursos puedan al menos realizar tres comidas al día?

Parece una pregunta retórica con una respuesta sabida que encierra una cierta dosis de demagogia. Pero no es así. Saber responder acertadamente a esta pregunta es crucial para la toma de decisión política en los momentos difíciles en que nos hallamos. Así es que, obviando el dogma moral que vendría a decir que es más importante dar de comer tres veces al día a quien no dispone de forma de lograr su sustento, analicemos el hecho y tratemos de obtener respuestas sensatas, objetivas y desprejuiciadas

Los hechos son como siguen. En primer lugar tenemos lo relacionado con el caso ICO. En medio de una sequía de crédito que se supone ahoga el ciclo vital de las empresas, sobre todo de las pequeñas, pues el dinero de la banca no llega a regar la actividad productiva, el ICO (instituto de crédito oficial) dispone de una partida importante (7.000 millones de euros en la línea pyme), que refuerza con tanto interés como desgana genera en el tejido pyme. El año pasado y éste que corre, el ICO no ha utilizado ni la tercera parte de sus fondos para atender a la pyme. Por unas u otras razones el dinero público del ICO no llega a la pyme a pesar de ofrecer las mejores condiciones en un momento en el que la banca comercial no otorga crédito.

El segundo hecho a tener en cuenta es la decisión de la junta de Andalucía de poner en marcha un programa de suplemento alimenticio destinado a escolares cuyas familias no pueden o tienen dificultades para poner en la mesa la cantidad de alimento suficiente para desarrollar una vida plena en lo físico y en lo intelectual. El programa parece que esta siendo un éxito y atiende en la actualidad a 11.000 niñ@s y se espera llegará a la cantidad de 58.000 a lo largo de todo el proceso.

Los hechos deben complementarse con algún tipo de valoración respecto de la utilización de recursos públicos. Y mientras la actividad y el objetivo del ICO está claramente por debajo de lo exigible para la corrección del infierno en el que vivir en este país se ha convertido, el gesto y la actitud de la junta parece estar incluso más allá de sus competencias formales. De hecho el programa se lleva cabo en colaboración con ONG´s, organizaciones no gubernamentales y recordemos que la junta es gobierno.

Repitamos la pregunta, ¿Qué es más importante, la actividad financiadora del ICO o el programa alimentario de la junta Andaluza? Pues una vez más y rechazando por principio la solución ética del dilema, hemos de decir que parece más  importante y más oportuna la decisión de la junta, porque está actuando con eficacia, algo que no puede decirse de la vehiculación del dinero para animar a las pyme.

Además de la eficiencia ¿hay alguna otra razón? Pues si, y ésta tampoco tiene que ver con la fragilidad emocional que el problema del hambre siempre provoca. Hay otra razón muy importante que debe situarse en le centro de la reflexión. El ICO forma parte de un modelo de gestión de la economía dominada por el estímulo a la oferta. Eso quiere decir que la financiación otorgada por éste va dirigida a empresas que manifiesten su compromiso con la reducción de costes de explotación y tiene poco que decir, y en muy poco valora,  la expectativa de la empresa. Esto es el estímulo a la oferta, contención ahora, recorte ya.

El programa alimentario de la junta se alinea con las políticas de estímulo a la demanda (que ahora comienzan a ser solicitadas incluso por el FMI), que tienden a poner el acento de la acción política en la economía mediante la movilización de capacidades que hoy son solo una expectativa. Alimentar de manera responsable a los ciudadanos más desfavorecidos es estimular la demanda de futuro mediante la puesta en valor de ciudadanos más sanos, más cultos y mejor preparados que generarán más renta para sí y más valor añadido social.

Una última observación para la resolución del dilema planteado. Los gastos de gestión y administración de cualquier activo financiero se comen una parte sustancial del fondo, del ICO en este caso, de modo que a la economía real nunca llega el 100% del capital pues una parte del mismo se consume en labores burocráticas, administrativas y de aseguramiento de la operación. FAO y otros organismos internacionales responsables de la alimentación estiman que cada dólar invertido en programas de alimentación de personas necesitadas produce un retorno a los estados del 1,7. Es decir la ayuda alimentaria genera una cadena de valor que casi duplica la inversión inicial, pues pone en marcha o maximiza la participación de empresas de alimentación, logística, cocina, limpieza, recogida, etc.

Es decir mientras el dinero publico inyectado en la economía a través de organismos como el ICO fracasa y resulta ineficiente para generar riqueza social, los programas de ayuda a los más necesitados resultan eficaces hoy y sostienen la bonanza de mañana. Ni siquiera es necesario apelar a razones humanitarias para responder a la cuestión planteada. Ahora se trata de decidir qué programas han de ser impulsados y cuales puestos en cuarentena.

ICO vs tres comidas