jueves. 18.04.2024

El euro y el neoliberalismo: pérdida de poder democrático

Desde la entrada en vigor en 2002 de la Unión Económica y Monteria prevista por el Tratado de Maastrich diez años antes, la economía española está sufriendo...

Desde la entrada en vigor en 2002 de la Unión Económica y Monteria prevista por el Tratado de Maastrich diez años antes, la economía española está sufriendo los desajustes lógicos de adaptar una economía poco competitiva a una política monetaria típica de países con décadas de progreso previo.

El gran problema que supone ésta política económica, es primordialmente, que el consumo ha menguado debido a la menor capacidad adquisitiva de los agentes económicos. Pero no sólo esto. El sistema tributario español, desde el año 2002, ha evolucionado de tal forma que la presión fiscal ha ido en aumento sobre los impuestos a la renta, mientras que los beneficios de las empresas y sociedades han soportado cada vez menos cargas impositivas. Éste hecho, es lo que en última instancia ha permitido que el sistema financiero haya hecho tan buen negocio con las familias y empresas españolas. Una baja capacidad adquisitiva implica la necesidad de financiarse, lo cual beneficiado por un mantenimiento de tipos bien bajos del Euríbor, hizo que la década 2002-2012 fuese el perfecto escenario para los dogmas neoliberales defendidos por FMI, BM y BCE, que necesitan por lo menos estos tres mecanismos en acción:

1º Una economía terciarizada, en la que se imponga la flexibilidad laboral vía reformas por decreto.
2º Como complemento de la anterior, una disminución del poder de los sindicatos, que implique escasa afiliación sindical a través del sector terciario, con el objetivo de eliminar la negociación colectiva.
3º Un sistema financiero protegido por la deuda del Estado, que a ser posible pueda ser refinanciada por fondos soberanos como China, Catar o Arabia Saudí, países con gran dependencia de los petrodólares o eurodólares, y a los que puedan apretar las tuercas para pedirles que compren nuestra denostada deuda pública.

Frente a éste ataque económico y político, debe ser defendido (no sólo por la izquierda, sino por todos aquellos sectores de la población con sentido común), una alternativa que nos resitúe como sociedades al mando de un futuro verdaderamente democrático, y esto pasa sin ninguna duda, por evitar el escenario que nos tiene preparado el ciego dogma neoliberal.

El euro y el neoliberalismo: pérdida de poder democrático