jueves. 28.03.2024

El Día de la Memoria: el horror nazi-fascista y las declaraciones de Berlusconi

El 27 de enero de 1945, el ejército soviético liberó Auschwitz.

El 27 de enero de 1945, el ejército soviético liberó Auschwitz. Y en el 2005, la Asamblea General de las Naciones Unidas del año 2005 en su resolución 60/7 eligió esa fecha para el Día Internacional de Conmemoración anual en memoria de las víctimas del Holocausto, instando a los Estados Miembros a que elaboren programas educativos que inculquen a las generaciones futuras las enseñanzas del Holocausto con el fin de ayudar a prevenir actos de genocidio en el futuro.

En Italia, el 27 de enero tiene una coloración especial al dedicarse a la memoria contra la barbarie nazi-fascista, y por tanto no sólo frente a las víctimas de la Shoah y de las leyes raciales mussolinianas, sino que se inserta en un discurso antifascista que relaciona antisemitismo y racismo con dictadura y fascismo y que reivindica la resistencia doble frente al nazismo invasor y frente al fascismo que perseguía las ideologías igualitarias, progresistas y democráticas, en especial a los comunistas y socialistas.

Todos los medios de comunicación italianos y todos los periódicos de aquel país se nutren de intervenciones que recogen la memoria antifascista y denuncian el racismo y la persecución política. En la RAI, televisión pública, se ha programado que cada hora se destinen diez minutos a presentar testimonios de supervivientes de la barbarie nazi-fascista. Antifascismo que reitera el gobierno y la Presidencia de la República, con amplios actos de homenaje en todo el país. En especial este año se ha inaugurado un monumento especial a la memoria en Milán, en el andén 21 de la Estación de tren de donde partían los trenes de deportados a los campos de la muerte.

El contenido político-democrático del día 27 de enero es muy claro, y su relación con el antifascismo como elemento básico de la definición de la República, muy marcado. Por eso las declaraciones que se han hecho públicas del antiguo presidente del gobierno italiano, Silvio Berlusconi, se deben interpretar como una forma de apropiación neo-conservadora de este momento reivindicativo de la memoria como forma de construir nuestra propia visión de la realidad democrática, sin negacionismo de la barbarie ni indiferencia ante cualquier manifestación de racismo y de fascismo. Berlusconi critica las leyes raciales de Mussolini, pero sin embargo insiste en que el régimen fascista “hizo muchas cosas buenas”, negando así la relación fortísima que existe entre antifascismo, resistencia obrera y popular y denuncia del racismo y del antisemitismo que llevó a la aniquilación y el exterminio de un tercio del pueblo judío en la Europa dominada por las potencias del Eje.

Para España y sus medios de comunicación dominados por los grandes poderes económicos, este discurso berlusconiano es plenamente aceptable, porque cortocircuita la relación entre el antifranquismo y la lucha por la libertad y la democracia en España y el carácter criminal de masa del régimen, de una parte, y la memoria mundial contra el genocidio y el exterminio llevado a cabo por la barbarie nazi-fascista, de otra. De esta manera el franquismo queda exonerado de su pasado histórico y su identificación con los sistemas criminales que gobernaron una buena parte de Europa hasta 1945.

La debilidad de la Ley de la Memoria Histórica de 2007, la inaplicación real de buena parte de sus preceptos ante la inacción de las administraciones públicas afectadas y la resistencia del Tribunal Supremo en sus diversas salas a anular los juicios y las condenas de los tribunales franquistas – sin olvidar la señal vigorosa de atención que ha lanzado a todos los jueces penales del país para que se abstengan de una interpretación “creativa” o garantista de los derechos de las víctimas de la dictadura con el procesamiento y juicio de Garzón – son todos ellos hechos que han logrado una cierta inmunización del régimen criminal y cleptocrático del dictador en el presente sistema democrático. La situación actual, con la llegada de elementos claramente filo-franquistas al poder, refuerza este sin sentido. Lo que no impide que en los medios de comunicación españoles se recojan y se presenten las palabras de Berlusconi como una excentricidad más del viejo bufón italiano, evitando conscientemente mencionar que dice lo mismo que mantiene entre nosotros el discurso oficial negacionista del carácter criminal e ilegítimo del franquismo.

El Día de la Memoria: el horror nazi-fascista y las declaraciones de Berlusconi