jueves. 18.04.2024

Desesperación, angustia, impotencia

Llevo noches sin dormir pensando en ti. ¿Te imaginas que te despiertas un día y descubres que han puesto a tu nombre y con tu DNI casas por un millón de euros?...

Llevo noches sin dormir pensando en ti. ¿Te imaginas que te despiertas un día y descubres que han puesto a tu nombre y con tu DNI casas por un millón de euros?, ¿Qué te habría pasado?

Un buen día te empiezan a llegar a tu casa  cartas certificadas de Hacienda pidiéndote explicaciones de unas ventas de unos edificios. Al principio te hubieras sorprendido y tras ir corriendo a tu Agencia Tributaria correspondiente hubieses entrado en estado de Shock al ver tus nuevas propiedades, lo que debes a Hacienda al mismo tiempo que recibes una llamada de tu oficina bancaria habitual para decirte que un embargo te ha vaciado tu escuálida cuenta bancaria.

Sudas, las piernas te tiemblan, sientes angustia en el estómago y no sabes si llamar a un amigo, al que te hace la declaración de la renta o a un abogado. Te sientes bloqueado y no sabes por dónde empezar. Nunca has tenido más propiedades que tu pisito de mil metros cuadrados en donde vives con tus hijos.

Quieres que el funcionario de turno te aclare el tema, te explique más cosas pero solo te dan datos que no sabes de qué van. Tu mente está cada vez más aturdida, te duele el pecho, te tiemblan las manos, tu camisa está empapada y no sabes ya ni qué preguntar.

Comienzas a decir en voz alta que ese de los papeles no eres tú, que no tienes casas ni en Calella ni en Alicante, ni en ninguna parte. Que eres un pringao de autónomo al que Hacienda no le admite a penas  justificantes de gastos, que estás pagando mensualmente todavía una multa del 2010 por presentar demasiadas facturas…..y te sigue torturando la idea de que no te aceptaron facturas de gasolina o de una impresora.

No sabes si llorar, gritar o comenzar a lanzar tus zapatos sobre las cabezas de los funcionarios. Quieres que te escuchen, que te presten atención pero los trabajadores del Ministerio siguen impasibles a tu desesperación. Te miran como a un timador y alguno hasta se sonríe.

Quieres despertarte y ver que todo ha sido una pesadilla pero son las 9 de la mañana de un martes de junio y de repente te quiere hacer creer que has vendido inmuebles por más de un millón de euros cuando no sabes cómo pagar el último plazo de la lavadora y llegas al 20 de cada mes con dificultad. Del 20 al 30 tienes que funcionar con la tarjeta de crédito.

Llamas desde un rincón al que te ha hecho la declaración de la renta y te dice que eso es imposible, que Hacienda no se equivoca. Llamas al abogado que te llevó tu despido hace un par de años y te matiza que él de eso no sabe pero que tiene un compañero que quizás te pueda recibir la semana próxima.

¿La semana próxima? Gritas en medio del hall de Hacienda. Todas las miradas se dirigen a ti.

¿Cómo voy a sobrevivir hasta la semana próxima?, repites una y mil veces……sales desesperado a la calle y lo único que se te ocurre es entrar en un bar y pedir una cerveza muy fría pensando que te aliviará. Mientras lo haces ves en la televisión a un señor bajito y de negro llamado Montoro. Dicen que es el Ministro de Hacienda e insiste una vez tras otra que “Hacienda somos todos” y que debemos cumplir con nuestras obligaciones porque el Gobierno de España nunca se equivoca.

Desesperación, angustia, impotencia