viernes. 29.03.2024

Ante la actual situación de emergencia

Me es muy difícil calcular hasta dónde puede incidir en el sistema partidario español el impacto del descubrimiento del fango que afecta a personajes políticos de gran proyección, muy en especial del PP,...

Me es muy difícil calcular hasta dónde puede incidir en el sistema partidario español el impacto del descubrimiento del fango que afecta a personajes políticos de gran proyección, muy en especial del PP,... pero sin que lo podamos predecir, me baso en la impresión de que subsisten en la política estatal tres "polos":

-Uno conservador, una dura y poco flexible derecha que está echada en brazos de las más agresivas políticas de cuño neoliberal y con una superstición de austeridad en complicidad con otros núcleos de poder comunitario europeos.

-Uno centrista y pragmático, que hace difícil que el PSOE, su principal representante, ocupe el papel que una parte de su electorado potencial le requeriría.

.-Uno izquierdista y transformador.

No estamos en pleno flujo electoral, pero es muy inoportuno que no nos "armemos" para convocatorias que habrán de venir. Este tercer polo podría ir a las urnas fragmentado o unido. Si se elige el segundo formato, seremos much@s queines nos sentiremos muy esperanzad@s. Cabe perfectamente acoger el voto desde la verdadera socialdemocracia (poco representada por el PSOE) hasta las visiones más anticapitalistas que cunden en unos electorados que se encuentran más activos que hace unos años.

El furor neoliberal no permite hacer de la contienda electoral un mero trámite. Oponerse con vigor en favor de otras políticas (al estilo de la griega Syriza) desde los parlamentos regionales y desde los consistorios o desde las dos cámaras estatales es una necesidad que sería suicida no aprovechar.

En el programa a trabajar, cabrían percepciones de reforma constitucional de índole federalizante y la admisión sin miedos del derecho a decidir. Todas las sensibilidades nacionalistas progresistas podrían perfectamente acudir a este polo a la hora de sumar apoyos parlamentarios.

En política exterior, hay dos principios que deberían inspirar un programa de este polo "a la izquierda": una visión integradora de la inmigración, donde se superaran las actitudes proteccionistas que impiden la llegada de personas que huyen bien de la miseria, bien de las tiranías y una total soberanía respecto a un Estado dañino con el que España vive relaciones de sumisión: Ciudad del Vaticano. Representa algo más que el laicismo, se convierte en un tema de soberanía política respecto a un extraño y anacrónico estado sexista al máximo, antidemocrático donde lo haya, corrupto y oscurantista para el pensamiento.

De todos los modelos con los que sería posible dialogar habría uno que se quedaría muy distante de un polo de izquierda: el populista. Entre las visiones de las derechas, entiendo que se pueden comprender en algunas de sus percepciones las ópticas conservadora, liberal o democristiana... pero no es factible conversar con apertura constructiva con el estilo populista. Resulta inadmisible (aunque lo admita un sector más o menos representativo de la población) la degradación y la confusión que expanden tipos del perfil de Silvio Berlusconi.

El liberalismo que, sin duda, está entre los cofundadores de la democracia cuenta con una característica totalmente asumible: es la condición de personalización de cada acción política de envergadura; sólo desde una admisión personalizada, no producida por el mimetismo o la indiferenciación en los comportamientos cabe seguir apostando fuerte por nuestro modelo iniciado tras la superación de los más inhóspitos elementos que nos impuso la dictadura del general Franco.

Concluyo mis opiniones sacando un tema que ha de unir al polo de izquierda, como entiendo que ha de ser la recuperación de la República como forma de estado más acorde para España. Y dentro de sus muy diferentes estilos (las repúblicas, por ser más democráticas, también tienen más variedad de formulaciones prácticas), España ha de recuperar el concepto federal hasta en las formas. Ante aquellas voces que creen que un o una presidente/a de la República pudiere ser un monigote de la derecha, veo la presidencia de esta futura institución sin grandes competencias ejecutivas, más de tipo coordinador y representativo. Al modo de la Unión Europea, en la que distintos países miembros van rotando para ejercer periódicamente la presidencia, l@s presidentes/as de las 17 comunidades y de las dos ciudades autónomas serían quienes harían esa rotación por el tiempo que se precisare.

Ante la actual situación de emergencia