jueves. 25.04.2024

¿Y si nos dieran los Juegos Olímpicos?

La pregunta no es si Madrid merece o no organizar los Juegos Olímpicos en 2020, sino si los merece más que Tokio y Estambul. En eso se resume todo. La ciudad lleva años en la carrera. De nada sirve ya ponerlo en cuestión. Ganaremos o perderemos, pero ya no hay vuelta atrás.

La pregunta no es si Madrid merece o no organizar los Juegos Olímpicos en 2020, sino si los merece más que Tokio y Estambul. En eso se resume todo. La ciudad lleva años en la carrera. De nada sirve ya ponerlo en cuestión. Ganaremos o perderemos, pero ya no hay vuelta atrás.

Madrid2020 pasó el exigente corte del COI con la mejor nota, y, sin subestimar al resto de ciudades candidatas, creo que a fecha de hoy presenta muchas más fortalezas que debilidades. Se insiste en señalar como hándicap la situación de la economía española, pero la Comisión de Evaluación del COI señaló con claridad este jueves que «la crisis no afecta a Madrid en su candidatura porque lo sustancial ya está casi todo construido (...) Hemos examinado los costes, y lo vemos viable». Es una Comisión que parece estar por encima de críticas interesadas, como las de los periodistas japoneses y turcos que exhibieron colmillo en la rueda de prensa de cierre de la visita. Su presidente, el socarrón Craig Reddie, dijo: «Si pudiera predecir el futuro, probablemente no estaría aquí sentado». ¿Dónde y cómo estaremos en 2020? Quién sabe.

Para dimensionar lo negativo de nuestra candidatura, consideremos las debilidades de Tokio (problemas de suministro de energía, desinterés ciudadano, efectos del terremoto) y Estambul (retos operativos y medioambientales, escasa experiencia organizativa, sedes dispersas, ambición por albergar la Eurocopa’20). Veo más sólida a Madrid. Esta candidatura es también mejor que las anteriores. Queda lejos ya el estilo Gallardón. Ana Botella trata de transmitir ilusión -con un rictus que suma disgustos cotidianos y la sensación de eventualidad que impone la vida política (quizá la alcaldesa se pregunta también dónde estará en 2020)-, pero quien lidera de verdad es Alejandro Blanco, apasionado y convincente, junto a su equipo de confianza. Gente del deporte, que lucha por materializar su sueño, que es el sueño de todos.

Desde luego que Madrid no es el tipo de ciudad a la que uno aspira. Quizá los Juegos no la cambien de manera sustancial. Pero un evento de esta magnitud puede ser un revulsivo, una posibilidad de cambio frente al inmovilismo y la inacción, herederas de las perniciosas mayorías absolutas municipales. Desde luego que España no es el tipo de país al que uno aspira. Estamos rodeados de corruptos, nos duelen los desahucios, trabajamos poco y en precario, casi todo nos avergüenza. Por eso estamos luchando por mejorar el presente y construir un futuro esperanzador. Estamos reivindicando políticas que mejoren la calidad de vida y generen empleo estable y digno. Es ahí donde estamos depositando nuestras energías, donde tenemos que seguir peleando hasta la extenuación. Quizá no se entiende demasiado bien cómo se recortan políticas sociales y gasto público -en detrimento de los servicios a los ciudadanos- y a la vez se nos anuncia un gasto de 1.500 millones de euros en los Juegos. Sinceramente, creo que no son cuestiones comparables.

¿Qué ocurriría si Madrid no ganase? Todo seguiría igual. Haríamos leña del árbol caído, echaríamos la culpa al empedrado, haríamos mofa de nuestra mala suerte... y después del desahogo verbal, ¿qué? Desde luego, la inversión anunciada (en torno a 1.500 millones de euros) no iría a políticas sociales. Nos quedaríamos como estamos. Poco recomendable.

Pero... ¿y si nos dan los Juegos? Los beneficios para la macroeconomía del país anfitrión y para la microeconomía de los habitantes de la ciudad-sede olímpica son indudables, a corto y a largo plazo. Suele valorarse a la ligera la trascendencia de este asunto, y hemos de ser conscientes de que se trata de una oportunidad única. Además, albergar unos Juegos Olímpicos no solo ha de interpretarse en términos cálculo financiero. Hay un intangible llamado emoción. Para lo bueno y para lo malo, en España sabemos bien qué es eso de la emoción colectiva. Yo quiero volver a emocionarme. Y compartirlo. Y enorgullecerme, como si fuera chino en 2008 o británico en 2012.

Necesitamos ilusión, estímulo, ver la luz al final del túnel. ¿Puede contribuir a ello la organización de unos Juegos? Estoy convencido de que sí. Por eso creo que la candidatura merece nuestro respaldo. Si ya van a por nosotros desde fuera, ¿qué tal si olvidamos el  tradicional cainismo español, dejamos de tirar piedras contra nuestro propio tejado y nos unimos en un proyecto común?

Deseo unos Juegos para Madrid porque quiero vivir en una ciudad mejor. Porque creo que necesitamos un proyecto, un horizonte. Porque quiero que Madrid2020 forme parte del álbum de recuerdos de mi hija. Porque quiero que el espíritu olímpico le acompañe toda su vida.

El sueño olímpico es un sueño de todos, pero sobre todo de los jóvenes que, parafraseando el eslógan de la candidatura, iluminan el futuro.

¿Y si nos dieran los Juegos Olímpicos?