@CarlosRibanez | ¿Volver? ¿Pero es que se fue? Aznar designó mediante “real dedazo” a su sucesor al “hilillos de plastilina” Rajoy, al que ahora pone al pie de los caballos, aún más, mediante una enmienda a la totalidad de su gestión que ha definido como “lánguida resignación duradera”.
Él, que está encantado de conocerse y no se besa porque no llega, se auto postula por “su partido, por él mismo y por su país”, haciendo oposición desde dentro al “líder” inepto y sumiso, eso es lo que dice, pero parecen ser otras lar razones reales: No sentirse lo suficientemente protegido y amparado por su partido en los asuntos de la trama Gürtel que le están, de momento, solo rozando y que se cuestione, desde dentro, la candidatura de su querida esposa Ana Botella a la alcaldía de Madrid, otros nombres suenan con más fuerza: Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes y eso no puede ser.
Aznar está muy bien en el lugar que nunca abandonó: la soberbia, la arrogancia y la prepotencia de creerse el “mesías salvador”. Sabemos de sus “méritos” por su país: Guerra de Irak: “creedme Sadam tiene armas”, Ley del Suelo: embrión de la burbuja inmobiliaria causante de la crisis actual, las mentiras flagrantes tras el 11-M, llamar a los asesinos de ETA “Movimiento de Liberación Vasco”, las tragedias del Yak-42 y el Prestigue o privatizar Telefónica y Repsol para “colocar a amigos de pupitre”.
Rajoy es peor que malo. Aznar es lo siguiente.