jueves. 28.03.2024

¿Quién dice que es fácil?

Cuando ya creíamos que la democracia estaba asegurada, surgen otra vez los que nunca creyeron en ella si no son ellos los que mandan.
congreso PSOE UP

Copio el título de la película de Juan Taratuto para poder definir el momento político que atravesamos y mucho más el que nos espera.

Los electores hemos decidido el complejo panorama que tenemos y a los partidos políticos les ha tocado tomar las decisiones que se ajusten a su perfil para conformar un gobierno lo más coherente posible. Con el bipartidismo era fácil, un alternancia entre el PP y el PSOE cuando había mayorías absolutas pero, ¿qué pasaba cuando no se conseguían? Que había que acudir a los partidos nacionalistas vasco y catalán para poder armar una mayoría suficiente con la que se pudiera gobernar. ¿Y qué hacían los partidos nacionalistas? Sacar la mayor tajada posible del acuerdo. En las elecciones de 1996, Aznar necesitaba los apoyos de los nacionalistas, después de su entrevista con Arzalluz, el presidente del PNV dijo que había conseguido mucho más que con Felipe González en todo su mandato. En la negociación con Pujol, terminó hablando catalán, según confesó. Nadie se rasgó las vestiduras por ello, ni le llamó traidor, rompepatrias o felón, es más, celebramos que el Presidente hablara un idioma más. Además era lógico que se acordara entre partidos con afinidad ideológica porque eso es la política, negociación y acuerdos dentro de lo que la ley prescribe.

El resultado electoral último hace imposible que la derecha, PP, CIUDADANOS y VOX, puedan formar un Gobierno. Les toca hacerlo a quién sí puede, el resto de la Cámara liderados por el PSOE, la fuerza mayoritaria que fue la que ganó las elecciones, dos veces seguidas. Así lo entendió el Jefe del Estado que le encargó a Pedro Sánchez formar Gobierno. Hasta aquí vamos bien ¿no? Bueno…bien del todo no, el maldito Pedro Sánchez se había salido con la suya. El líder socialista, que solo cuenta con 120 escaños, buscó el apoyo de UNIDAS PODEMOS, el partido más afín con quien podía entenderse. Y se entendieron. Aquí la cosa ya empezó a torcerse, ¡los comunistas en el Gobierno! ¡Por ahí no pasamos! Dijeron algunos. Se encendieron todas las señales de alarma. Pero la derecha es especialista en tocar los tambores de guerra, volvemos a los tiempos en que esa alianza trajo la tragedia de la guerra civil. La sublevación de Franco fue porque se vio obligado a salvar España de las hordas marxistas. Eso lo estudié en la escuela y lo sigo escuchando hoy, 60 años después, ¿cómo es posible que hayamos fallado tanto en los currículums del sistema educativo?

Para combatir las mentiras, las amenazas y los insultos, lo que procede es que la gente de bien, que somos mayoría, apoyemos a nuestro Gobierno legítimo, el que nos hemos dado democráticamente y lo hagamos en todos los escenarios que podamos

Para acabarlo de empeorar, los números exigen que además hagan falta más votos de otros partidos y algunos que no voten en contra, o sea que todo apuntaba a EZQUERRA REPUBLICANA, que se encuentra formando parte del gobierno independentista de Cataluña y con su líder en la cárcel condenado en firme por haber adoptado decisiones graves en contra del ordenamiento jurídico, tendría que colaborar, aunque fuese con la abstención. Es un partido independentista de izquierdas, en el aspecto ideológico se podía llegar a un acuerdo en torno a un programa, pero históricamente su carácter independentista lo ha colocado siempre en el frontispicio de sus exigencias. Difícil tarea que solo se puede afrontar si asume que sus planteamientos nacionalistas sólo se pueden resolver desde el diálogo. Su papel es muy complicado. Por otro lado si no facilitaba que haya un gobierno progresista partidario del diálogo con Cataluña, lo que viene a continuación es la derecha con un permanente 155 y si la extrema derecha aumenta su poder, el envío de la Legión o la acorazada Brunete. Y han adoptado la postura más sensata, políticamente hablando, establecer un diálogo con el Gobierno para encontrar una salida consensuada al conflicto político que atraviesan los catalanes. Además han aceptado que sea dentro del marco legal. Esto no ha sido fácil para ellos, les cuesta que les llamen traidores (botifler), lo que va a aprovechar el huido de Waterloo para radicalizar aún más su postura.

Ahora sí que se ha liado buena. Lo que faltaba, los comunistas, además los separatistas y encima los terroristas de ETA- BILDU que se ha abstenido también. Y por si fuera poco amenazan con subir los impuestos a los ricos, a quitar la obligatoriedad de la religión en los colegios, la igualdad y esas cosas propias de los rojos. A los tambores se unen las cornetas tocando generala, ha llegado la hora de defender la patria con todo lo disponible, los medios de comunicación, los púlpitos, los jueces afines, las movilizaciones, todo lo que haga falta contra los que quieren romper España en pedazos.

Y ahí estamos, oírlos asusta, porque las barbaridades que dicen son para echarse a temblar, están desbocados y dispuestos a todo, esperemos que dentro de la legalidad, aunque el control que ejercen sobre gran parte del poder judicial hará que la legalidad se interprete en el sentido que ellos quieran.

Las mentiras más gordas, infamantes y burdas se emplearán como manual para que sus fieles las divulguen. La principal de todas es la de que gobiernan los comunistas, como en 1936. El término comunista se emplea como en la dictadura, el mayor insulto que se le puede aplicar a una persona. De nada vale que los “comunistas” hayan gobernado y gobiernen en Comunidades Autónomas y muchos Ayuntamientos, haciéndolo con eficacia y honestidad. Tampoco vale que desde hace más de cuarenta años aceptaran la democracia como sistema político y participan activamente en él, ni que juraran la Constitución aceptando el régimen monárquico pese a su convicción republicana. Había expectación por la fórmula de juramento o promesa que iba a formular Alberto Garzón, único representante comunista del Gobierno. Cumplió el trámite con entera normalidad. De nada vale, los comunistas traerán la desgracia a España, la van a romper, y lo más grave, sacarán la religión de las escuelas.

Para combatir las mentiras, las amenazas y los insultos, lo que procede es que la gente de bien, que somos mayoría, apoyemos a nuestro Gobierno legítimo, el que nos hemos dado democráticamente y lo hagamos en todos los escenarios que podamos, fundamentalmente en las redes sociales, en los medios de comunicación que tengamos acceso y en nuestro entorno. Como la cosa se va a poner muy difícil, acudir a las manifestaciones y concentraciones que se organicen para defender las decisiones del Gobierno. Cuando ya creíamos que la democracia, que tanto esfuerzo costó conseguir, estaba asegurada, surgen otra vez los que nunca creyeron en ella si no mandaban ellos. Pues volveremos a luchar por defender sus principios. Sería muy conveniente que algunos barones del PSOE guardaran un respetuoso silencio y no mostraran sus disconformidades que solamente ayudan a los voceros de esta derecha radical y ultramontana.

¿Quién dice que es fácil?