martes. 19.03.2024

Juventud incívica

Hace unos días en una caminata por el Patriarca, una finca pública  preciosa, con una vegetación de enorme valor y un bosque relicto del Mioceno, según un estudio que hizo la UCO, presencié un espectáculo que me encogió el ánimo:  estaba convertido en un vertedero. Botellas, litronas, bolsas de basura, restos de comida, embases, todo   desparramado entre la maleza, y alfombrando  el suelo. Un verdadero desastre. He visto en este lugar a familias cordobesas que van a  disfrutar de un día de campo y tienen un comportamiento cívico, pero  los jóvenes  van de botellón. Asombra este comportamiento irresponsable que agrede a uno de los valores  más importantes que tiene Córdoba.

A esto se une el espantoso espectáculo que ofrecía el balcón del Guadalquivir el pasado jueves por la mañana, después de una noche de botellón de feria. Algo dantesco. Toneladas de desperdicios alfombraban el suelo, mientras que las numerosas y amplias papeleras que se había instalado por toda la zona, estaban medio vacías.

Dicen que la juventud de ahora es la mejor formada de la historia. Posiblemente sea así,  pero es una de las peores  en valores cívicos. Esta situación es atribuible al sistema educativo y a las familias que tenemos la responsabilidad de educar en esos valores.  Para paliar eso se introdujo la asignatura de Educación para la Ciudadanía, que el PP  suprimió y sustituyó por la Religión. Pero los ángeles no bajan del cielo a limpiar, lo hace la empresa municipal de limpieza con nuestro dinero. Reconozcamos nuestro fracaso y pongámosle remedio cuanto antes. Es urgente una nueva Ley de Educación que sea duradera y que  centre más su atención en educar para la convivencia. Es fundamental concienciar que el espacio público, no es que no sea de nadie, es de todos y no se nos puede negar el derecho que tenemos a usarlo y disfrutarlo. Lo que no tenemos derecho es a destrozarlo. 

Ya sé que decir esto no sirve para mucho pero conviene que se oiga de vez en cuando por si sirve para despertar algunas conciencias abotargadas por tanto fútbol y tanta tele visión basura.

Juventud incívica