viernes. 29.03.2024

Un Gobierno paralizado

mariano

La parálisis gubernativa también nos tiene alejados de los debates europeos, donde cada vez tenemos menos influencia, incluso el presidente del gobierno no se ha molestado en ir a la Conferencia de Davos

Es sabido que algunos presidentes republicanos de los Estados Unidos no eran capaces de hacer dos cosas a la vez. Ya no tienen esa exclusiva. A nuestro gobierno le pasa algo similar.

En casi año y medio de legislatura no han sido capaces de gobernar, más allá de las tardías y equivocadas actuaciones ante el conflicto independentista. No voy a minusvalorar la tremenda importancia e implicaciones de todo tipo del conflicto político y social en Cataluña y la necesidad de resolverlo cuanto antes y de la mejor manera. Pero siendo una evidente prioridad política, social y económica, no se puede limitar la acción de gobierno a este problema, por muy importante que sea (y encima sin una estrategia coherente y sensata).

La realidad de España, de Europa, de nuestro mundo globalizado, no puede esperar a que por fin se solucione el conflicto independentista, que por otra en el mejor de los casos va a tardar años en resolverse.

Si por algo se caracteriza esta época que nos ha tocado vivir, es por el tremendo dinamismo de los cambios políticos, económicos, tecnológicos, sociales, medio ambientales…que exigen prospección, información, debate, toma de decisiones, actuaciones, evaluaciones, replanteamientos, visión a medio y largo plazo. Y como dice el refrán “camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”. Nuestro gobierno esta dormido, pero lo malo es que la corriente nos puede llevar a todo el país.

En estos 15 meses el gobierno ni ha legislado y lo que es peor ha boicoteado las iniciativas políticas de los grupos parlamentarios, incluidas aquellas que incluso ha apoyado su peculiar socio de gobierno y a la vez rival, Ciudadanos.

La parálisis gubernativa también nos tiene alejados de los debates europeos, donde cada vez tenemos menos influencia, incluso el presidente del gobierno no se ha molestado en ir a la Conferencia de Davos, que más allá de la opinión que nos merezca su composición y actitudes, sin duda es un foro de gran importancia política y económica. Macron y Merkel llevan meses proponiendo iniciativas para dar un nuevo impulso a la Unión Europea y no se conoce aportación alguna de nuestro país al respecto.

Se están produciendo importantes reequilibrios geopolíticos y económicos, con una presencia cada vez mas activa de China y en segundo lugar de la India, y aquí no tenemos nada pensado al respecto.

La revolución tecnológica cada día más acelerada, está cambiando y va a cambiar aún más y más rápidamente las comunicaciones, las relaciones empresariales, la educación, los transportes, las formas de producción y trabajo, los movimientos de capitales…etc. Y aquí estamos saliendo de la crisis con innumerables bares, cafeterías, fruterías, negocios de esoterismo, tiendas de alimentación alternativa, gimnasios, locales de cuidados estéticos, de uñas y pestañas…

Mientras, la inversión en I+D+I está bajo mínimos, el sistema educativo cada vez está respondiendo menos a las necesidades de los nuevos procesos productivos, volvemos paulatinamente a la burbuja inmobiliaria empezando por el desmadre de los alquileres, rehuimos un debate en serio sobre las necesidades energéticas, pasamos de adoptar medidas estructurales en relación al cambio climático o ralentizamos infraestructuras esenciales como el corredor mediterráneo o la Y vasca y nuestras pequeñas y medianas empresas se mueven en la confusión o la ignorancia sobre cual va a ser el modelo productivo de nuestro país.

En definitiva, estamos saliendo de la crisis en buena medida con la inestimable ayuda del Banco Central Europeo, del terrorismo islámico que nos rebota millones de turistas, y de la coyuntural contención del precio del petróleo. Nuestro gobierno no se ha molestado en abrir una seria reflexión y debate público sobre la crisis y la salida de la crisis y sobre todo en relación al nuevo modelo productivo que nos evite volver a las andadas. Esta debería ser una de las prioridades del Congreso de los Diputados, donde por cierto se han sucedido una serie de comparecencias de altos responsables públicos y privados relacionados con el sector financiero de nuestro país y es vergonzoso que se hayan ido de rositas tras haber admitido (menos Rodrigo Rato), los graves errores y equivocaciones cometidos en la gestión de la crisis económica y bancaria.

Pero no solo es urgente debatir y diseñar un nuevo modelo productivo, es que también hay que abordar con urgencia y rigor, las consecuencias sociales de casi 10 años de crisis. Una gravísima ruptura del modelo de relaciones laborales, con la precarización del empleo, con la cronificación de amplios colectivos en situación de pobreza y/o exclusión social, con la aparición de la nueva realidad de trabajadores pobres, con la explotación del empleo joven y la desigualdad salarial entre hombres y mujeres. El deterioro del Sistema Nacional de Salud y del Sistema Educativo, la debilidad del Sistema de Atención a la Dependencia, el insuficiente desarrollo de los servicios sociales o los déficits de vivienda digna y accesible. Se demora el análisis y propuestas ante los riesgos que el aumento del paro y la precarización laboral esta produciendo en nuestro Sistema de pensiones.

Los costes sociales de la crisis ni se pueden dejar a ver si el mercado lo va resolviendo o peor aun acostumbrarse a convivir con una parte importante de la población marginada y excluida del crecimiento económico y del bienestar social.

Este gobierno no puede seguir paralizado. Los partidos parlamentarios de la oposición e incluso los socios-rivales del gobierno, tienen que reaccionar o el precio que pagaremos en los próximos años la ciudadanía española será muy elevado y posiblemente irreversible.

Un Gobierno paralizado