miércoles. 24.04.2024

La solución, en las elecciones generales

Las elecciones catalanas, a poco que hubiera algo de sensatez, permitirían ganar tiempo para encontrar una vía de dialogo y acuerdos satisfactorios para la mayoría.

Es difícil que pueda cambiar la dinámica de enfrentamientos hasta después de las elecciones generales y ello sí hay cambios sustanciales en las Cortes Españolas, algo que aun estar por ver

Las elecciones catalanas, a poco que hubiera algo de sensatez, permitirían ganar tiempo para encontrar una vía de dialogo y acuerdos satisfactorios para la mayoría. Al no ser resultados rotundos en ningún sentido, debería evitar la toma de decisiones precipitadas, irreversibles y de alta conflictividad política, social, económica y legal.

El ejercicio de responsabilidad de la ciudadanía catalana, con una masiva participación en las urnas, demuestra que la gente se ha tomado en serio los retos que tienen por delante. Cosa bien distinta es la respuesta que han dado algunos de los principales dirigentes políticos implicados, que parecen incapaces de leer con un mínimo rigor los resultados. Y como si no hubiera pasado nada, se siguen acumulando errores por una y otra parte.

En mi opinión tal y como están las cosas, es difícil que pueda cambiar la dinámica de enfrentamientos hasta después de las elecciones generales y ello sí hay cambios sustanciales en las Cortes Españolas, algo que aun estar por ver.

Aunque no se pueden extrapolar los datos de Cataluña a los del resto de España, sí tenemos en cuenta las tendencias de los últimos procesos electorales y de los sondeos, el panorama no es excesivamente optimista para las fuerzas progresistas, las únicas que podrían superar la confrontación actual con una parte de la ciudadanía catalana.

El desgaste del PP es importante pero en las encuestas sigue siendo por ahora el primer partido en votos y diputados. La utilización del antinacionalismo le va a dar votos, al igual que la propaganda machacona sobre algunos datos de la recuperación económica. La clave va a estar por tanto en su capacidad para tejer alianzas con CIUDADANOS.

albert_riveraAlbert Rivera es dinámico, listo y ambicioso, a veces recuerda al seductor Adolfo Suárez de 1976 y 1977, aunque tiene por delante la nada fácil tarea de construir un partido estatal en tiempo record. Hasta ahora ha sabido jugar muy bien sus cartas, apoyando sobre todo al PP, pero también al PSOE. Sus propuestas son lo suficientemente eclécticas para llegar a acuerdos con los dos partidos mayoritarios. Y no podemos echar en saco rato que se han convertido en segunda e incluso primera fuerza política en el cinturón industrial de Barcelona, que ha pasado del rojo al naranja a costa del PSC y de Iniciativa per Catalunya, algo que por cierto merecería una reflexión a fondo de estos dos partidos.

Parece evidente que Rivera no podrá apoyar a Rajoy, salvo que este hiciera concesiones muy significativas, pero si podría tener otra actitud con un PP mínimamente renovado, como se ha demostrado con Cristina Cifuentes o podría resultar con Alberto Núñez Feijo, el líder gallego del PP o Soraya Saiz de Santamaría. No sería extraño que el empuje de CIUDADANOS pueda ser un acicate para esa renovación moderada del PP.

En definitiva tras las elecciones generales no hay que descartar ni mucho menos un pacto de centro derecha entre el PP y CIUDADANOS, que aunque tendría algunos efectos positivos en la regeneración política del país o en el freno a las políticas de recortes sociales, no creo que tuviera consecuencias favorables para abrir una negociación seria en Cataluña.

En cuanto a los socialistas, aunque el PSC a duras penas casi ha mantenido el numero de votos, y en las encuestas se están recuperando algo, su caída ha sido tan espectacular que necesitara diversos aliados para recuperar el gobierno y evitar las tentaciones, que aumentaran sí la negociación con los independentistas encalla, de ir a un gobierno de gran coalición con el PP, SANCHEZcomo siguen defendiendo de forma más o menos encubierta algunos de sus dirigentes históricos. En todo caso Pedro Sánchez, junto a su aire renovador, esta haciendo demasiados equilibrios políticos en la cuerda floja, a menudo sin mojarse mucho, lo que ya veremos que consecuencias tiene.

Lo malo es que las cuentas pueden ser difíciles en el ámbito del centro izquierda. Habría que reflexionar con rigor sobre los pésimos resultados en Cataluña de la coalición “Catalunya si que es pot”. En este caso y a diferencia de otras experiencias positivas, la suma ha restado, (el haber prescindido de Joan Herrera o haber relegado a un tercer puesto a Joan Coscubiela no ha sido un acierto). Ahora cabe la posibilidad de que PODEMOS reaccione endureciendo su actitud frente a quienes proponen candidaturas de unidad popular o similares e insista aun más en ir con sus propias listas. En todo caso da la impresión de que el partido de Pablo Iglesias ha tocado techo, al perder expectativas de voto a su izquierda y no ganarlas a su derecha.

La disyuntiva de PODEMOS es realmente compleja. Nacer con un mensaje sin duda con tintes PABLOradicales y en algunos aspectos próximos a los antisistemas y evolucionar rápidamente a la moderación y a intentar ocupar el espacio de una socialdemocracia innovadora, ha sido una apuesta audaz, pero que exigía que el PSOE continuara con su proceso de desgaste. En el momento en que Pedro Sánchez ha frenado la caída, le resulta mucho mas difícil a PODEMOS ocupar el espacio de los votantes socialistas desencantados y sin embargo corre el serio riesgo de perder a la gente con posiciones mas radicalizadas.

En mi opinión PODEMOS, más que ocupar el espacio del PSOE, debería ocupar el que en la transición tuvo el PCE eurocomunista y en su momento la inicial Izquierda Unida. Aspirar a ese espacio de la izquierda transformadora y renovada, con clara voluntad de gobierno y con intención de llegar a acuerdos con el PSOE y con otras fuerzas progresistas de ámbito autonómico y por supuesto estrechar relaciones  con el sindicalismo de clase y las ONGs de ámbito social. Insisto es una apuesta arriesgada pero mucho más real que el espejismo de convertirse en el primer partido progresista de nuestro país.

La debacle política y organizativa de la dirección federal de IU, el radicalismo y el antisocialismo primario de algunos de sus dirigentes, los confusos vaivenes de Izquierda Abierta y de Gaspar GASPARLlamazares y la hibernación de IU de Madrid, hacen muy difícil pensar en su recuperación, cuando esta sería imprescindible para lograr una alternativa de progreso en España. Es de temer que una parte de sus votantes, que ni se reconocen en el PSOE ni en el actual PODEMOS, se queden en casa o voten en blanco.

Así que a día de hoy la izquierda lo tenemos oscuro. Ojala que el retroceso que hemos sufrido unos y otros en Cataluña no se repita en toda España, para ello hay que tener muy claro que el centro derecha puede gobernar en la próxima legislatura, sí el centro izquierda no es capaz de ofrecer una alternativa de cambio ilusionante y unas candidaturas renovadas. Estamos aun a tiempo.

La solución, en las elecciones generales