jueves. 18.04.2024

Gobierno PSOE-Unidas Podemos: aliados políticos, no hermanos gemelos

gob

A la mayoría de los medios de comunicación de nuestro país no les gustó nada la formación del gobierno de coalición PSOE y Unidas Podemos. Ni siquiera a aquellos que se consideran próximos a las ideas progresistas o que tradicionalmente han tenido simpatías por el PSOE. Tampoco les gustó a importantes y significativos dirigentes socialistas y, no nos engañemos, en algunos ámbitos de Unidas Podemos también se recibió con reticencia o desconfianza, aunque se aceptó disciplinadamente. Por no hablar de los poderes financieros o empresariales y por supuesto de todas las fuerzas políticas a la derecha del PSOE.

 A las pocas semanas ya se empezó a destacar las diferencias e incluso enfrentamientos dentro del propio gobierno. Hubo también quienes pusieron de relieve la bisoñez y falta de preparación de las ministras y ministros de Unidas Podemos, magnificando alguna metedura de pata o desacierto que sin duda hubo en los primeros momentos.

Muchos auguraban que el gobierno de coalición era inviable y se rompería en poco tiempo. Después profetizaron que sería imposible que consensuaran unos presupuestos generales, dadas las grandes diferencias existentes, por lo que a lo más tardar en otoño se produciría la crisis de la coalición.

Se retorcían las declaraciones, principalmente de Pablo Iglesias o de Irene Montero, y las supuestas desautorizaciones procedentes de algunos ministros y ministras socialistas. Se buscaban con lupa posibles segundas intenciones procedentes de Echenique, portavoz parlamentario de Unidas Podemos, como si quisiera expresar lo que los ministros y el vicepresidente Iglesias no podían decir claramente. Tan solo se escapaba de la quema la Ministra de Empleo, Yolanda Diaz, que conseguía mes tras mes complicados acuerdos con sindicatos y empresarios y otros sectores sociales.

Conseguir ese equilibrio de gobierno en común y de mantener el perfil propio es muy difícil y sinceramente creo que ambas fuerzas están en ello

Hemos asistido al soniquete del gobierno social-comunista, olvidando que en nuestro país los comunistas, y a mucha honra diría yo, hemos sido un elemento de estabilidad política, de sensatez, de compromiso democrático, siguiendo la política de Reconciliación Nacional que desde 1956 impulsaron Santiago Carrillo y otros muchos dirigentes del PCE y que se reafirmó con la estrategia eurocomunista que presidió la actuación de los comunistas a lo largo de la transición.

Y como el gobierno seguía adelante, sacaban los presupuestos con más mayoría de la necesaria, aprobaban leyes y acuerdos y a pesar del terrible contexto impuesto por la pandemia, poco a poco el programa pactado se iba cumpliendo, al menos en sus líneas básicas, el amplio y diverso frente opositor volvió a la carga, contando para ello con las presiones implícitas o explicitas de algunos importantes dirigentes socialistas en activo o aparentemente retirados.

Ahora el filón del ataque antigubernamental son las supuestas maniobras antimonárquicas de los dirigentes de Unidas Podemos y sus ministros, como hace unas semanas fueron las negociaciones presupuestarias de Pablo Iglesias con las fuerzas nacionalistas.  Y ya tienen en marcha un nuevo filón con las posibles divergencias en relación con determinadas medidas laborales y socioeconómicas. Sin olvidar el increíble veto del PP a Unidas Podemos para avanzar en el pacto para la renovación del Poder Judicial, (aunque tampoco ha sido acertado el veto cruzado de Unidas Podemos a Ciudadanos y viceversa en la negociación de los presupuestos).

Es cierto que algunas declaraciones o gestos de dirigentes de Unidas Podemos han podido ser inoportunos o desafortunados; como también lo han sido otros tantos procedentes de dirigentes socialistas. Pero lo esencial es que ambas formaciones están colaborando y siendo leales. Es más, yo destacaría declaraciones de Pedro Sánchez en sede parlamentaria que ya nos hubiera gustado a los viejos comunistas escuchar en el pasado de otros altos dirigentes socialistas. Como también hay que subrayar gestos y actitudes de los dirigentes de Unidas Podemos, difícilmente imaginables hace 6 o 7 años en plena ebullición de las plazas de nuestras ciudades.

Llegados a este punto no podemos olvidar lo complicada que es la estabilidad de un gobierno de coalición, experiencia inédita en nuestro país en todo el periodo democrático y que en otros estados europeos, siendo algo frecuente, también resulta difícil y no exento de tensiones y a menudo rupturas.

Yo deseo y espero que el gobierno de coalición culmine con éxito la legislatura y mas aun, que sigan gobernando en común siguientes legislaturas; sería lo mejor para la modernización, el progreso, la solidaridad y cohesión social y territorial de España

No es nada fácil acordar una política común de gobierno que satisfaga a ambas partes, y que a la vez no desdibuje sus propios perfiles políticos e ideológicos. Hay que tener en cuenta que los logros (y desde luego los errores) de un gobierno de coalición se tienen que repartir y capitalizar de forma equilibrada, lo que resulta bien difícil dada la gran diferencia de peso cualitativo y cuantitativo entre la presencia socialista y la de Unidas Podemos en el gobierno. Porque es evidente que hoy son aliados, pero que cuando haya elecciones rivalizaran para sacar el máximo de votos entre un electorado en buena parte común.

Hoy (y esperemos que en el futuro) son aliados, pero son bien distintos; no son hermanos gemelos.

Unidas Podemos se inscribe, mas o menos, en la izquierda alternativa, con influencias comunistas, son republicanos, pacifistas, ecologistas, laicos, feministas y luchadores sociales o sindicales. Pedro Sánchez y su equipo siguen siendo socialdemócratas, renovados y avanzados, mal que les pese a algunos tradicionales dirigentes socialistas, a los que por cierto el expresidente José Luis Zapatero les ha mandado unos cuantos recados, llenos de sentido común y honestidad política.

Unidas Podemos ha sido decisiva para impulsar muchas de las medidas más progresistas del año de gobierno, ha empujado, ha negociado, ha cedido sin duda, pero su influencia y muy en especial la de la Ministra Yolanda Diaz, ha sido muy positiva. Pero se equivocaría gravemente quien pretendiera que Unidas Podemos desdibujara su perfil, se situara en la moderación, asumiera sin rechistar las propuestas del sector mas centrista del gobierno…Les generaría con seguridad profundas crisis internas, desafección de militantes, simpatizantes y votantes y en definitiva sería su muerte a medio plazo; un desastre para toda la izquierda y gente progresista de nuestro país. Tampoco podemos infravalorar el enorme esfuerzo de colaboración parlamentaria, de negociación de alianzas, de adaptación a la función publica y a la gestión administrativa que están haciendo Unidas Podemos, que en un año de gobernación han crecido y madurado políticamente como si llevaran bastantes años en estas tareas.

Por su parte el PSOE tiene que mantener su perfil moderado, de centro izquierda, europeísta, vinculado a las clases trabajadoras, pero también a las clases medias, respetado por el empresariado y los profesionales, con buenas relaciones con la Iglesia Católica y a ser posible con los nacionalistas y los sectores centristas (que algunos quedan).

Repito, conseguir ese equilibrio de gobierno en común y de mantener el perfil propio es muy difícil y sinceramente creo que ambas fuerzas están en ello. Seguro que hay y habrá tensiones y diferencias, algunas importantes, pero esta dentro de la lógica de la política en un país tan complejo y diverso como el nuestro.

Yo deseo y espero que el gobierno de coalición culmine con éxito la legislatura y mas aun, que sigan gobernando en común siguientes legislaturas; sería lo mejor para la modernización, el progreso, la solidaridad y cohesión social y territorial de España.

Gobierno PSOE-Unidas Podemos: aliados políticos, no hermanos gemelos