viernes. 29.03.2024

Dimisión del Presidente de RTVE ¿y ahora qué?

¿Habrá entendido el gobierno del PP el mensaje y la experiencia? ¿O seguirá en la misma línea de domesticar a su servicio RTVE aun a costa de terminar de hundirla?

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Precisamente hoy hace tres años y tras cometer un error político, presenté mi dimisión como Consejero de RTVE en representación de CCOO. Ha querido la casualidad que justo el mismo día, tres años después, el Presidente de RTVE ha presentado su dimisión irrevocable.

Como es sabido, al PP no le gustaba ese modelo de RTVE. El suyo era el de TeleMadrid y Canal 9

No quiero hacer leña del árbol caído, ni mucho menos descalificar a Leopoldo González-Echenique, que al final ha tomado una decisión digna y no ha ocultado las razones de su marcha: la negativa del gobierno a mantener un apoyo financiero suficiente para el adecuado funcionamiento de RTVE.

Con la experiencia de cinco años en esa Corporación y tras haber convivido con dos Presidentes, el primero un gran profesional, Luis Fernández, el segundo, Alberto Oliart un meritorio político de UCD pero desconocedor absoluto del medio, soy consciente que dirigir RTVE no es tarea fácil y menos aun en el marco de un recorte generalizado del gasto publico y de una feroz competencia por las audiencias,  en la que no es fácil mantener la calidad y la finalidad de ser un servicio público.

Luis Fernández, aunque no siempre compartí sus propuestas,  fue un ejemplo de cual debe ser el perfil de un Presidente de RTVE: profundo conocedor de los medios audiovisuales, innovador, dinámico, creativo, capaz de aprovechar excelentes equipos de profesionales y sobre todo respetuoso con el pluralismo democrático de un medio público. Se creyó la reforma democrática y la profesionalización de RTVE, como nos lo creímos la mayoría de su Consejo de Administración y RTVE salio del agujero negro donde estaba, recuperó audiencia, credibilidad y fue una referencia de modernidad e innovación tecnológica. Lamentablemente algunos de dentro y otras de fuera le hicieron la cama, forzando su hartazgo y provocando su marcha.

Oliart intento navegar con el piloto automático y aunque respetó el equipo y defendió el pluralismo, su desconocimiento y su cansancio vital le impidieron mantener el impulso necesario para seguir el ascenso de la Corporación.

Como es sabido, al PP no le gustaba ese modelo de RTVE. El suyo era el de TeleMadrid y Canal 9. Cuando llegó al gobierno, cambió la ley, se cargó las competencias del Consejo de Administración, echó de mala manera a los sindicatos, impuso al Presidente y al Presidente le impuso varios comisarios políticos e incompetentes segundos.

Sinceramente creo que Echenique quiso hacerlo bien. Pero el camino del infierno esta empedrado de buenas intenciones. Aceptó un cargo muy difícil sin conocer nada al respecto del mundo audiovisual. Primer error, ¿ingenuo o soberbio? En segundo lugar aceptó desplazar a grandes profesionales que habían situado los Servicios Informativos en el mas alto nivel de prestigio de la democracia, con Fran Llorente a su cabeza e inevitablemente una buena parte de la audiencia, acostumbrada al rigor informativo y el pluralismo, les dio la espalda.

Por último confió en que “su gobierno” le iba a respaldar financieramente. Nuevo error. Al Ministro Montoro ni se le pasaba por la cabeza tal propósito.

Y para colmo de los colmos, a los duros del PP les seguía pareciendo que los Servicios Informativos eran un nido de rojos y que no trataban bien al gobierno. Veían socialistas y comunistas por todas partes y pedían aun más depuraciones y más fidelidad a las consignas de la sede de la calle Genova.

En ese mar encrespado Echenique se encontró sin ideas innovadoras, sin equipo y sin dinero. Fue dando bandazos, sin comprender que mantener una programación de calidad y de interés no se hace de la noche a la mañana y menos aun sin contar con gente preparada para ello.

Peor aun: se encontró solo. Ni los suyos, ni los de la oposición, ni los Sindicatos le querían. Hay que reconocerle que en un rasgo que le honra se negó a hacer un nuevo ERE, que hubiera terminado por descapitalizar del todo los recursos humanos de la que fue mejor y mayor empresa audiovisual de nuestro país.

En una desesperada huida hacia adelante buscó el recorte de gastos suprimiendo canales y vendiendo locales. Hasta que harto ha tirado la toalla, sin ocultar o endulzar los motivos. Lo que de nuevo le honra.

¿Habrá entendido el gobierno del PP el mensaje y la experiencia? ¿O seguirá en la misma línea de domesticar a su servicio RTVE aun a costa de terminar de hundirla?

El Presidente en funciones, José Manuel Peñalosa, siendo como es un militante del PP con larga trayectoria política al servicio de ese partido, conoce RTVE, es sensato y trabajador. Podría ser la salida menos mala, una solución puente hasta que hubiera un cambio de gobierno progresista que volviera al modelo del 2007. Pero no creo que pueda disponer de esos tres requisitos que reunía Luis Fernández: equipo capaz, financiación adecuada y libertad política. Por lo que seguramente y por desgracia estamos abocados a un nuevo fiasco y un paso más en el desguace de RTVE.

Dimisión del Presidente de RTVE ¿y ahora qué?