jueves. 28.03.2024

Reflexiones sobre el error de atacar e incluso hablar de “Podemos”

Gran parte de la estrategia de Podemos se basa en conseguir que se hable de ellos. Para eso procuran, a manera ...

Gran parte de la estrategia de Podemos se basa en conseguir que se hable de ellos. Para eso procuran, a manera de capote torero, descalificar a los adversarios políticos e incidir en temas sensibles o “revolucionarios”. Los medios, en especial los de la caverna, entran siempre a ese trapo. En este sentido, también han incluido puntos programáticos descabellados, pero auténticos guiños a colectivos de indignados, sin casa, etc.

Obviamente, buscan cosechar estos votos para así acceder a las palancas del poder y, una vez instalados (Dios no lo quiera), “moderar” el discurso, dar la patada a los anteriores y lanzarse a pescar en mayores caladeros de votos, los del "sistema".

Dudo mucho que vuelva a referirme al tema, pero, pocos días después de los comicios, resulta normal unirse a este debate y aportar algunas reflexiones.

Así, las últimas jornadas, este partido ha sufrido agrios ataques. Desde “frikis” a “voto a lo Ruíz Mateos”. También se ha establecido un paralelismo con una eventual candidatura de Belén Esteban prometiendo un sueldo vitalicio a todas las amas de casa y, en consecuencia, unos resultados de siete u ocho diputados (escenario nada desdeñable, por cierto).  

Pues bien, todos esos ataques constituyen, a mi juicio, un macizo error en el que no pocos han/hemos caído.  Y en este sentido, entiendo que varios motivos sólidos avalan esta reflexión…

En primer lugar, guste o no, la formación ha obtenido más de un millón de votos. Esto implica más de un millón de razones para guardar respeto. Bien entendido que sus líderes y gran número de votantes continuarán en su vorágine de insultos y descalificaciones. “Cobardes”, “casta”, “mierda”, “lamedores de almorranas”, "corruptos",“sinvergüenzas” y otros exabruptos análogos contaminarán el ambiente para consumo de votantes indignados, aliento de bajas pasiones y eclipse de sus propuestas, que desprenden el inconfundible destello del señuelo. Pero los demás no debemos caer en esa dinámicas, tan anejas al odio y el fracaso.

No debemos conferir condición de perseguidos a quienes nunca lo han sido

Por otra parte, los ataques a los votantes de Podemos, y no digamos a sus líderes, solo contribuyen al cierre de filas. Y es lógico. Nadie en la fase de enamoramiento admite los defectos o trampas del objeto de su amor.

Y, no menos importante, las arremetidas contra su líder o líderes engrandecen una/s figura/s con ínfimo bagaje político o profesional. Circunstancia que debería inducir a una reflexión seria. Sobre todo cuando hablamos de personas que enfilan la treintena y, en algunos casos, frisan los cuarenta años.

Por si lo anterior no bastara, las arremetidas contra el/los líder/es de Podemos, sobre todo las de índole personal, confieren una aureola de persecución que no puede distar más leguas de la realidad.

Desde luego, la persecución, el encarcelamiento, las torturas, las represalias laborales, el exilio, la ruina económica o la muerte en defensa de un ideal no se la deseo a ningún ser humano. Pero nadie merece ingresar en el glorioso panteón de los perseguidos sin atravesar aquellos fielatos. Y conferir a alguien esta aureola por el mero hecho de responder a sus provocaciones y groserías, constituye una postura nada inteligente y en extremo torpe. No volvamos a caer en ello nunca más.

Todos somos culpables

Nadie con tan solo unos milímetros de frente puede defender a la Troika (aunque resistir su descomunal presión ya es otra cosa). Por no hablar de los “honradísimos” banqueros o  grandes “empresarios” (es un decir) de contratos públicos, subvenciones y fraude fiscal.

Sin embargo, la maldad de los anteriores no convierte en bondadosas y fiables a sus víctimas. Éstas, no pocas veces, pretenden lo mismo, es decir, aprovecharse de quien puedan y que el estado les proporcione lo que no han querido o no han sido capaces de ganar.

De hecho, en incontables ocasiones, la diferencia entre víctimas y verdugos es solo posicional… ¡cuántos de los que  sollozan hoy por su desempleo y desahucio, ayer cobraban en negro cuanto podían o abandonaron los estudios para “ganar más que el pringaín del profesor”! Me pregunto cuántos de ellos engrosan ahora las filas de la llamada indignación y del voto protesta contra “el malvado bipartidismo”.

Y aunque la Troika sea lo más parecido a una psicopática banda de crimen organizado (¡y en gran parte creo que lo es!), debemos reflexionar sobre cuántas personas que hoy imprecan “el sistema” y lamentan su suerte no robaron, estafaron y defraudaron en la medida que pudieron. “No hay pan para tanto chorizo” llevaba escrito una chica en su carpeta. A continuación (y juro que esto es cierto) la escuché: “con el dinero de la beca me he comprado un Iphone y me he ido de viaje”. Todos debemos asumir nuestra cuota de responsabilidad en la actual situación… ¡por favor, menos lloros,  menos pociones mágicas, menos salvadores mesiánicos… y más examen de conciencia! ¿Crisis económica? ¡din duda! Pero, ante todo, una profundísima crisis moral que corroe el edificio de arriba a abajo.

Unos esquemas antiguos pero muy alarmantes

Muchas personas  reniegan de su suerte y acusan a terceros de su desdicha. Pero como bien decían los antiguos: “cuando señalas con el dedo, los otros cuatro te apuntan a ti”. Inútil negar que Podemos ha conectado con esas personas. Por cierto, valiéndose de las nuevas tecnologías expendidas por grandes capitalistas y poderosas multinacionales. Por no aludir a las televisiones privadas en manos de multimillonarios.

Pero esto, que de por sí resulta significativo, lleva anejo otros planteamientos en extremo preocupantes: la apelación al rencor y el odio culpabilizando a terceros a quienes se imputa toda desgracia, yuxtaposición de lo emocional sobre lo racional, así como la radical (y falaz) distinción entre nosotros, los buenos (desahuciados, parados, etc.) y ellos, los malos (los judíos... perdón, la casta). Este esquema, que ha pasado desapercibido, no solo es sectario, sino muy peligroso. Y nada nuevo, ya se usó en la Europa de los años treinta.

A manera de conclusión

Es lógico que una formación que apela a la culpa de terceros, a los que sataniza, a la vez que excluye la responsabilidad personal sobre las malas situaciones, germine sobre la vasta y fértil tierra de los descontentos. Quienes han comprado  “la crema muscular con los que conseguirá unos músculos de acero” se  encuentran hoy en la dulce—pero engañosa—etapa de acariciar el frasco camino de casa. Antes o después aprenderán que los músculos son el resultado de duros ejercicios físicos, constancia, privaciones, sudor y sacrificio.

Solo resta concluir que en la política, como en el resto de la vida, no existen cremas “aumentamúsculos”, que el crecepelo es leyenda y que la pociones mágicas acabaron en las llanuras infinitas del Far West. A quienes ha comprado estas pócimas les corresponde desengañarse; a los demás, no dar cancha a sus expendedores.

Reflexiones sobre el error de atacar e incluso hablar de “Podemos”