viernes. 19.04.2024

Las transformaciones de la clase obrera en España

Derecho-trabajo-trabajadores

El desarrollo histórico del  modo de producción capitalista y su evolución específica transforma la composición de las dos clases que lo constituyen en una variedad de componentes con una dinámica adaptada a la dinámica del sistema. Nuestro interés se centra en lo que algunos llaman el capitalismo tardío y específicamente en la clase obrera  y las características peculiares de las contradicciones surgidas en esa última fase en Europa y EE.UU.

La variedad de estructuras económicas, tecnologías, localizaciones geográficas, actividades económicas, lugar que ocupan cada una en el sistema, así como también los sistemas culturales, políticos, jurídicos, religiosos conforman una amplia diversidad de variantes dentro de la burguesía y de la clase obrera en el mundo actual. A todo ello se suma  la aparición de una sociedad de masas con hábitos, costumbres, capacidades  y posibilidades muy diferentes a las que tenía en el siglo XIX.

La dialéctica fundamental entre burguesía y clase obrera opera también en los estratos subordinados, por ejemplo: las contradicciones entre los trabajadores del sector financiero y la burguesía financiera. Pero en el caso de los estratos subordinados se pueden producir contradicciones menores entre estratos de la misma clase por ejemplo entre sectores de la propia burguesía o entre sectores de la clase obrera.

El caso de la nacionalización de YPF por parte del Gobierno de la República Argentina es un buen ejemplo de la evidencia de este tipo de contradicciones: Burguesía española vs. burguesía argentina por un lado y sectores de la clase obrera española vs. argentina por otro. En este ejemplo la burguesía española respaldó a los propietarios de YPF y los sindicatos españoles también. Igual pasó en la sociedad argentina. Los intereses nacionales se anteponen a los intereses de clase. La Federación de Química de CC.OO. emitió un comunicado en este sentido.

Estas contradicciones se suelen denominar secundarias pero son bastante frecuentes. Los conflictos entre políticas de respeto al medio ambiente y trabajadores de empresas que contaminan. Trabajadores de empresas de armamento y la lucha por la paz y contra las guerras. O el caso actual de la empresa Alcoa por poner un ejemplo pequeño pero en el que los trabajadores se enfrentan a los gobiernos exigiendo reducción de las tarifas eléctricas para la industria. No analizan la privatización de Endesa y sus consecuencias, ni la necesidad de un sector Público en sectores estratégicos.

Las vanguardias conscientes de la burguesía y de la clase obrera se esfuerzan por reducir al máximo las contradicciones secundarias dentro de la clase y promover los objetivos comunes al conjunto de cada clase. En nuestro país han sido muy habituales conflictos en el seno de sindicatos de carácter nacional como UGT y CC.OO. con sus propias organizaciones en Cataluña y más con los sindicatos nacionalistas en Euskadi,  ELA- STV y LAB. La competencia por la obtención de subvenciones y financiación de las CC.AA. era otro factor que influía.

Esto también tiene su traslado a conflictos que se observan en las organizaciones sindicales internacionales al igual que en las organizaciones empresariales o controladas por el capitalismo: OMC, ONU, UNESCO, OIT, OTAN, FMI, BM, etc. La última crisis  con esas características la estamos viviendo en la OMS. En algunas el poder férreo de EE.UU. impide que el conflicto salga a la luz. Pero hemos asistido a crisis en la OMC por diferencias sobre convenios en el comercio internacional; o en la  retirada de EE.UU. del Acuerdo de Paris  en 2019  sobre cambio climático; o la salida de EE.UU. de la UNESCO hace años.

Esta situación en lo político no elimina la contradicción principal ni las causas que la generan: la persistente en el capitalismo tardío entre explotadores y explotados. Se trata, por tanto, de un análisis permanente por conseguir la clasificación de cada una de las contradicciones y sus relaciones. Ello es fundamental para no alinearnos con el enemigo

Una de las batallas ideológicas del capitalismo en las que invierte más es el tratar de difuminar sociológicamente la existencia de clases y su contradicción. Los fascismos y populismos de derechas han tratado de construir siempre una sociedad sin clases por decreto y en el seno del capitalismo. El sindicalismo desarrollado por regímenes de ese tipo lo demuestra. El Sindicato Vertical en España es una buena muestra. Pero alrededor de esa idea también han pululado actuaciones muy serias  de la Iglesia católica en nuestro país hacia finales del siglo XIX, (La creación de Acción Social Católica apoyada por el Papa León XIII y su conocida Encíclica) que sin duda confluyeron con las concepciones falangistas durante el franquismo. El enemigo a batir eran los sindicatos de clase. El fracaso de estos intentos, incluso en democracia, no fue total y practicaron una política entrista  que les ha dado poder en los sindicatos representativos de nuestro país. Por tanto, se mantiene en los sindicatos una presencia del armonicismo que ha ido consiguiendo más fuerza con la entrada masiva en los sindicatos de trabajadores sin ideologías o con ideologías de derechas, unido a una perdida de ideología por las vanguardias.

Estas diferencias objetivas en el seno de cada clase deben de ser analizadas porque nos van a aportar una riqueza impresionante sobre los cambios del capitalismo y de la composición de la clase obrera y sus consecuencias ideológicas. Nos van a aclarar también las dificultades que tiene hoy la clase obrera para  abordar con claridad teórica y con firmeza las vías para la transformación de la actual sociedad. Una sociedad permanentemente en crisis pero, hasta la fecha, sin salidas superadoras. 

La clase obrera ha cambiado sustancialmente desde su nacimiento lento a partir del siglo XVIII. También la burguesía ha cambiado sustancialmente desde los siglos XII-XIII. El panta rei de Heráclito se cumple inexorablemente para todos. Lo que nos puede permitir conocer a la clase obrera hoy es analizar sus características actuales y compararlas con las características de sus orígenes y evolución. Por otra parte, para no caer en grave reduccionismo es obvio que la clase obrera hoy es muy diversa a lo largo del planeta. Sus condiciones, su composición y estructura, su tipo de trabajo, el lugar que ocupa y sus relaciones con la sociedad, con los gobiernos, con su capitalismo y con el capitalismo multinacional, son muy variadas. Sobrevive sin embargo el concepto de explotación, de explotados y explotadores y todos sus efectos y derivaciones. Los conceptos analizados por Marx que tienen también su expresión en esta fase histórica del capitalismo tardío siguen siendo eficaces para el análisis.

La clase obrera industrial llegaba a su climax de presencia en lo que podemos llamar explotados durante la primera mitad del s. XX en Europa y EE.UU. gracias a una serie de características que la acompañaban: tipo de organización empresarial, tipo de organización del trabajo, concentración industrial en zonas geográficas determinadas, toma de conciencia y organización de los trabajadores, ser el núcleo duro de los partidos de izquierda con gran poder en su dirección. y su capacidad de presión y transformación en las condiciones de explotación.  El protagonismo social y político  empezaba a ceder terreno a trabajo y trabajadores en el sector servicios. El sector primario cedía terreno de forma importante a favor de la construcción y de la industria y dentro del sector servicio existían una gran diversidad con organizaciones empresariales, del trabajo, culturas y orígenes de los trabajadores muy diferentes- A ello se unía un sector de funcionarios cada vez más poderoso y con una características también muy diferentes del resto.

La presencia en nuestro país de los obreros industriales ha sido muy corta en el tiempo y limitada y acotada en cantidad de efectivos. Las empresas y trabajadores industriales se han concentrado geográficamente en la cornisa cantábrica, Asturias, Vizcaya; en Comarcas de Cataluña y Corredores de Madrid y después en puntos aislados e industrias –Aviación o Construcción Naval, ejemplo en industrias modernas- o plantas específicas: Polígonos Industriales, Refinerías, Plantas Químicas, generalmente rodeadas de un desierto industrial.  Existen, pues, determinadas zonas de nuestro país en las que, con grados diversos, si se han desarrollado las canónicas fases. La Corología de Romá Perpiñá también funciona aquí. Al igual que el análisis estructural de Sampedro y Tamames. Un análisis económico actual nos puede dar las bases de la composición cuantitativa y cualitativa de los trabajadores y de las empresas de nuestro país y su distribución geográfica.

Hemos de tener en cuenta que los tiempos han sido diferentes en cada país. Diferente la velocidad de los corredores, sus características físicas, su preparación,  el momento de iniciar la carrera, sus condiciones de partida, las de la pista, etc.  Pero los objetivos eran los mismos y la longitud de la pista también. La huida del campo a las ciudades industriales se inicia en Inglaterra con la política de los cercados (Enclosure Acts) a finales del XVIII, mientras que en España no es hasta el siglo XX cuando se produce esa emigración masiva del campo a la ciudad. La explotación productiva de las tierras en EE.UU. incorpora un régimen de propiedad de colonos de grandes extensiones, tanto en la agricultura como en la ganadería y la introducción de mecanización masiva y moderna e incorporación de conocimientos científicos en la explotación racional. En Francia con la Revolución del s. XVIII se expropian las tierras a los nobles y aristócratas y ello permite una explotación familiar productiva.

La explotación de la tierra en régimen de latifundio, especialmente en Andalucía y Extremadura,  desde la reconquista, condiciona el raquítico crecimiento industrial y el desarrollo posterior. La economía española ha tenido siempre en esas zonas unos pies de barro asentados en sectores muy colaterales que no han necesitado incorporar ciencia y tecnología para sobrevivir. La debilidad del campesinado, de la clase obrera y de los trabajadores en general tiene su origen en ese proceso histórico.

El turismo y la construcción, al facilitar un crecimiento fácil y corrupto, nos han desviado del camino hacia sectores con las bases más sólidas. Ha existido, y existe en nuestro país, una Estructura Económica con desequilibrios negativos para un desarrollo económico y social, sano y sostenible. Actualmente, somos una economía de servicios sin haber completado  unas bases sólidas y propias en el sector primario e industrial. Somos extraordinariamente dependientes en sectores estratégicos, en los que tenemos recursos para no serlo.

Hemos necesitado permanentemente cuantiosas inversiones exteriores para poner en marcha empresas y actividades que en manos extranjeras han obtenido grandes beneficios de la explotación de nuestras riquezas y de nuestros trabajadores. Nos han esquilmado y después han marchado. Las concesiones de la Monarquía para la explotación de nuestra riqueza minera; la puesta en marcha del Ferrocarril y su explotación, las facilidades en la autorización para operar en los sectores financieros. Nuestro Patrimonio artístico, vendido y esquilmado a lo largo del siglo XIX, fue a parar a manos extranjeras. Antes de ponerse a trabajar prefirieron vender todo lo que habían acumulado durante siglos de explotación. El dominio de la aristocracia sobre la burguesía en la historia del poder en España, en los últimos ciento cincuenta años, ha sido permanente.

En el franquismo exportamos mano de obra a toda Europa y con sus remesas, el boom turístico y las cuantiosas inversiones extranjeras conseguimos el milagro español. Somos un pueblo traicionado (Paul Preston) y también vendido. Todo eso fue pretérito y ahora es presente. Como ejemplo último puede servir Endesa. Nuestro turismo beneficia a los tour operadores ingleses y deteriora nuestro patrimonio;  y nuestro aceite a los italianos. Ese es el falso patriotismo de nuestras derechas. España en venta. Trabajamos para ustedes. Perdonen las molestias.

La clase obrera industrial en nuestro país ha tenido una historia corta y débil. Ni cuantitativa ni cualitativamente, es comparable a la historia en los países de nuestro entorno, y se ha pasado rápidamente a un sector servicios predominante en el que el turismo actúa como uno de los motores, pero con carácter estacional. La construcción es también un sector lanzadera con excesivo peso, sujeto a ciclos muy caóticos y especulativos. Dos sectores, que juntos representan un porcentaje importante de nuestro PIB, pero poco fiables para servir como base segura de la estructura económica y social para un país desarrollado.

Las condiciones de trabajo y las características de las actividades tan variadas de los servicios constituyen un verdadero puzzle con el que es difícil construir una identidad que organice y lidere cambios sociales. Por el lado de los trabajadores, la diversidad de condiciones y su parcelación en infinitos grupos heterogéneos con intereses inmediatos muy dispares, nos exige definir grandes objetivos claros que sean capaces de movilizar en unidad a todos. El ejemplo de la movilización por unas pensiones dignas ha dado resultados por ser una reivindicación de todos, unitaria, independiente, participativa, democrática, solidaria y desde abajo.

La clase obrera industrial en los países desarrollados está dejando de ser la vanguardia de todos los trabajadores. Se pierde una referencia clave que ha durado dos siglos. Todas las grandes luchas de los trabajadores  han estado dirigidas, encabezadas, ganadas o perdidas por las potentes organizaciones obreras que habían acumulado un saber, una autoridad y una experiencia impresionantes. Es significativo que últimamente al único partido al que se oye hablar de lucha de clases es a VOX. ¡Gracias! Se ha ido construyendo una cultura del trabajo y de los trabajadores que hoy se desmorona y no tiene, hasta ahora, sustitución. En nuestro país a ello se une su debilidad histórica y estructural, consecuencia en buena parte, pero no sólo, de nuestra Historia.

Las transformaciones de la clase obrera en España