jueves. 28.03.2024

Somos republicanos

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Somos republicanos - aunque todavía no lo sepamos o nunca quisimos saberlo -. En nuestro adeene va el error aunque nunca el horror. Este forma parte de los otros, de sus semanas de crucifixión, de sus ferias y sus trotes a caballo por los extensos páramos de sus señorías - la caza-. Somos de un mundo que existió, de una erupción en abril, de una huida por la llanura manchega y finalmente en barco (el mar abierto detrás de las colinas y sus cumbres y fortalezas dominando la pleamar de la esperanza).

Nacimos en abril, ¿lo recuerdas?. Aunque nuestra historia tiene raíces milenarias y nuestra gente viene de un mundo oscuro de cadenas, castigo y humillación. Gentes que nunca serán recordadas porque la historia la escriben los vencedores y sus escríbanos, nunca los vencidos. Tal vez haya que buscar en los bosques de abedules, en el musgo a a la sombra de las encinas ese calor que nos hace reflexionar y romper las cadenas, las reales y las imaginarias, que nos hace libre. Porque allá, en la campiña, en los alcornocales, en los inabarcables cotos de caza, en las laderas de olivos, en las piaras de cerdos que se alimentan en los carrascales, nunca entró la luz de la razón.

El mundo escindido, las ciudades esciscindas, la clase obrera que ya no se reconoce en su historia. Solo queda reflexionar sobre los motivos que hacen del mundo de ayer una realidad en la que la superstición tiene el mismo valor que la razón. Vivimos en un mundo extraño que navega sin rumbo y no nos explicamos cuando se produce esa ruptura que libera las fuerzas de las pasiones poniéndolas al servicio de la tradición. Nosotros que construimos un mundo republicano con un envoltorio de cartón piedra llamado monarquía parlamentaria.

Hoy es 14 de abril. Sin duda el día más europeo de España. Todavía pervive en la memoria colectiva el recuerdo de la bandera republicana izándose en los balcones de ayuntamientos y edificios públicos, las multitudes manifestándose por las calles y plazas de España, portando banderas y esperanza frente al oscurantismo y el silencio forzado del tradicionalismo. Día y mes de luz y de color frente a los negros de la religión y los eternamente grises de la explotación y la miseria.

Hoy es 14 de abril, día de los republicanos sin República. Pero esta llegará casi sin esperarla porque somos cada vez más las personas que la llevamos en el corazón, ya no como deseo sino como realidad política a conquistar. No es necesario recordar a nuestros muertos, a los que descansan en paz en los cementerios, con lápidas que los identifican y a los que se revuelven en las cunetas de las carreteras o en las fosas comunes de los cementerios. A esa gente que murió por la libertad y por un Estado inclusivo, al servicio de la inmensa mayoría y no de unos pocos.

Entre 1931 y 1936 se vivió el sueño de la libertad, de la igualdad, de la justicia social. Se trataba de europeizar España. Lo que cuenten los predicadores de Covadonga, los guardianes de la España eterna, traza los perfiles de una ideologia totalitaria que define lo que es bueno y malo, lo que es español y extranjero, lo que debe ser y lo que siempre deberá ser extirpado cuando levante cabeza. Poco ha cambiado desde entonces. La misma barbarie que combina la devoción con una supuesta cultura que encuentra su esencia en hacer sufrir.

Hoy es 14 de abril. Y hoy más que nunca habrá que buscar en la dispersión ideológica los valores republicanos, que tal vez existan más en el mundo del deber ser que en el del ser. No soy de los que creen que un cambio de Régimen consista solo en que el jefe del Estado sea elegido en las urnas. En otros países tal vez eso sea así, pero en el nuestro, en España, también hay mucho de forma de relacionarse con el entorno, de afrontar las relaciones con las religiones, de definir prioridades, de vivir en un mundo racional, en paz con la naturaleza y con los seres vivos que la habitan, de entender la ética política de una manera diferente y el Servicio público como un sacrificio Personal y no como una fuente de enriquecimiento muchas veces ilegal.

El 14 de abril es un día cualquiera de primavera, pero también de esperanza y de creer que nuestro país puede ser diferente al que muchas veces soportamos con resignación.

Somos republicanos