sábado. 20.04.2024

Viejas narrativas electorales

Una vieja estrategia electoral consiste en el empleo de una ingeniosa técnica que podríamos denominar antiflashback.

Días de campaña electoral. Millones de euros de dinero público estampados en los rostros, idénticos en su beatífico y delirante tratamiento con Photoshop, de los candidatos; en irritantes eslóganes de una simpleza babosa e hipócrita; en mítines y actos de afectada y embustera espontaneidad (abrazos a inmigrantes, bailes con la tuna, excursiones en bicicleta…) que constituyen la verdadera base ideológica del viejo bipartidismo y, sobremanera, del partido que gobierna este país: la frivolidad, la doblez, la artificialidad, los intereses espurios… precisamente ese populismo del que acusan permanentemente a los partidos recién llegados con el fin de deslegitimar cualquier propuesta de cambio, con ese descreimiento suyo, tan soberbio y mendaz, en las políticas públicas, en cualquier proyecto poco ventajoso para sus intereses privados. Siempre he creído que las campañas electorales son un insulto a la inteligencia de los ciudadanos, además de un atraco al erario público. Hoy, por fin, he escuchado a una candidata, Manuela Carmena, de Ahora Madrid, deslizar en una entrevista en la radio una vaga idea acerca de esta superficialidad tan costosa y la necesidad de replantearnos el modelo. No me hago muchas ilusiones, pero es de agradecer que quienes llegan nuevos a la política traigan al menos nuevas ideas, otros objetivos, que no se limiten a la acumulación de votos a cualquier precio, lo que, sin duda, ha sido y es la máxima del bipartidismo en campaña.

Otra vieja estrategia electoral, desarrollada ahora con espeluznante indolencia por el partido en el gobierno, consiste en el empleo de una ingeniosa técnica narrativa que bien podríamos denominar antiflashback, si se me permite la expresión, y que consiste en negarse a recordar, considerar, interpretar o evaluar cualquier hecho bochornoso de su pasada gestión. El pasado no existe, tabla rasa. ¿Corrupción? ¡No emponzoñe la campaña! ¡Aquí venimos a hablar de futuro, no a rendir cuentas! Y así, como por arte de magia, en ese futuro fraudulento que pretenden vendernos en las urnas, los corruptos lucharán contra la corrupción, los privatizadores contra la privatización, los desahuciadores contra los desahucios, los defraudadores contra el fraude, etc.

Ojalá que los nuevos aires políticos que se respiran, nos traigan también nuevas estrategias electorales. Me conformo con una: veracidad.

Viejas narrativas electorales