viernes. 29.03.2024

Un andar literario por la vida

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El placer de caminar por la ciudad siempre con un libro en el bolsillo y saber que estará ahí para acompañarte en el tiempo muerto de una sala de espera, de una cafetería, en esa cita que parece demorarse o a la que quizá hayas llegado demasiado pronto. Caminar y observar la vida como si se tratase de una novela, masticar cuidadosamente cada impacto que el paisaje te produce y que, sin embargo, a menudo digieres de la manera más inconsciente. Escribir como quien camina, como quien improvisa una melodía de jazz llevado por el sentir del momento, por cierto estado de ánimo, por las emociones que despiertan en ti los pensamientos que fluyen al hilo de la propia caminata, de los escenarios que la ciudad va componiendo a tu paso, de todas las palabras que escuchas y las conversaciones que, fragmentarias, atrapas al vuelo mientras esperas el autobús o haces cola en la pescadería o en la caja del supermercado. Escribir como quien dibuja a vuelapluma en plena calle, armado tan solo de un lápiz y un cuaderno, escribir como el fotógrafo que atrapa para siempre un instante de tiempo irrepetible, escribir simulando la tarea imposible de registrarlo todo, de llevar al papel esa realidad excesiva de un mundo que desborda nuestra capacidad de atención. Todas las luces, los ruidos, las informaciones, los mensajes publicitarios con los que nos bombardean a cada segundo. Atrapar en la prosa ligera del caminante todas las texturas posibles de la vida, lo que recibes e interpretas del exterior y también el flujo de tu propia conciencia.

Esto y muchísimo más es Un andar solitario entre la gente, la última obra de Antonio Muñoz Molina, un collage, una composición de Thelonius Monk o Bill Evans, un poema de Baudelaire, un homenaje a la grandeza de la literatura y a los escritores que ensancharon sus fronteras. También toda una declaración de principios, un alegato a favor del arte y de la cultura como lenguajes propios de lo humano, como espacios en los que explicarse y explicarnos. “Me gusta la literatura que me trastorna y me embriaga como vino o música, que me saca de mí, que me fuerza a leerla en voz alta y a favorecer su contagio…” A mí me fascina leer la nutritiva prosa de Muñoz Molina, todo ese asombro desde el que escribe y toda la belleza e inteligencia que transmite. Esa voz que me ha acompañado siempre, desde que tengo conciencia de amar la literatura.

Un andar literario por la vida