viernes. 29.03.2024

Sinvivir

La capacidad del ser humano para mirar hacia otro lado es conmovedora. Si necesitas que nuestros gobernantes se reúnan de urgencia, organiza una Eurocopa.

La capacidad del ser humano para mirar hacia otro lado y, por ejemplo, seguir vibrando con los partidos de su equipo mientras cientos de miles de personas huyen de la guerra y de la locura religiosa (ambas, por cierto, también capacidades muy nuestras), y en su intento por alcanzar la línea imaginaria de la frontera europea mueren ahogadas, o de hambre, de pena, de rabia… es conmovedora. Yo mismo saltaba de alegría el otro día tras un gol de Lucas Pérez. Supongo que es natural, la vida no se detiene. Si lo parásemos todo por cada tragedia que se produce en el planeta, esto sería un sinvivir, como se suele decir. Además, fútbol es fútbol y gol es gol, que diría Boskov, que era entrenador, pero que bien podría haber sido un excepcional estratega político en nuestros días, dada la enjundiosa vaciedad de su discurso. Pero no todo va a ser fútbol. Hace unos días veíamos como nuestra selección de baloncesto ganaba el Eurobasket y hasta el príncipe en persona (perdonen, es la costumbre; bien sé que, igual que en el cuento la calabaza se transforma en carruaje, ahora el príncipe devino rey por mutación espontánea) lo celebraba desenfadado con los jugadores. Y es que la vida sigue para todos y la foto del niño muerto en la orilla de aquella playa turca hace tiempo que pasó a la historia, quizá a los dos o tres días de su publicación, enterrada bajo los cientos de miles de gigas de basura informativa que a diario produce internet. Tantos datos inútiles, tantas imágenes superpuestas, tanto de todo que, finalmente, acabamos paralizados, irresolutos, totalmente superados por la complejidad del mundo y las variadas formas de estupidez que el ser humano puede llegar a cultivar allá donde se encuentre.

El fútbol y el baloncesto nos ayudan, al común de los mortales, a seguir con nuestras vidas, a estrechar el círculo informativo y aparentar una normalidad que otorga cierto sentido a nuestros cotidianos quehaceres. No obstante, nos gustaría pensar que quienes ostentan cargos de responsabilidad, quienes cobran por tomar decisiones que afectan a nuestras vidas, estarán más pendientes de las crisis humanitarias que de los eventos deportivos. Nada más lejos de la realidad. Si necesitas que nuestros gobernantes se reúnan de urgencia, organiza una Eurocopa. Mientras tanto, muros, verjas, zancadillas y un ignominioso reparto de personas, como cromos, nos avergüenzan a todos.

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