jueves. 28.03.2024

Paréntesis

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Decía el gran Rafael Chirbes (en realidad estoy empleando mal el tiempo verbal, porque los grandes escritores no se van nunca, permanecen junto a sus fieles lectores hasta el final, imbricados en sus vidas como el acto de creación de cada una de sus obras lo está en las propias vidas de sus autores, igual que la raíz de un árbol en la tierra donde nace, en palabras ahora de José Luis Sampedro, por citar a otro escritor que no “decía” sino que continúa y continuará diciéndome todas las palabras que escribió cada vez que yo acuda a ellas, ya sea en mi memoria o en las páginas de sus libros, donde nacen siempre idénticas y siempre diferentes, como apostillaría el mismísimo Ángel González, eso sí, sin esperanza, pero con convencimiento. Me gusta tanto eso de la literatura… su permanencia, su fidelidad más allá del desconcierto que nos produce la provisionalidad de todas las cosas, esas de las que ya solo nos queda el polvo, por decirlo con un verso de José Agustín Goytisolo. Me gusta regresar a los libros que han sido importantes para mí y repasar quizá solo algunas de sus páginas, o un verso suelto, o simplemente sopesar su volumen en las manos mientras la mera lectura del título, por ejemplo Sostiene Pereira, devuelve a la vida a Antonio Tabucchi y a mí al momento vital en que lo leí por primera vez. Los escritores a los que se ha leído con tanta devoción acaban formando parte de uno mismo. Dejan su impronta en la manera en que observamos el mundo e interpretamos la realidad, en nuestra capacidad para emocionarnos o indignarnos, acomodarnos o rebelarnos, en nuestra forma de buscar el amor o de disfrutarlo. Yo no sería yo sin todos los libros que he leído y, lo peor de todo, viviría rodeado del vacío enorme que dejarían todos esos escritores a los que admiro, del silencio irreparable de sus palabras, con las que he ido construyéndome a mí mismo cada día, y lo que quede…), dice, entonces, mejor dicho, Rafael Chirbes que “En la escritura de una novela nada tiene esa claridad con que la investimos cuando hablamos de ella… Escribir supone una excavación en un túnel oscuro”, y así me parece a mí que ocurre también con la vida, un avanzar a ciegas que solo parece adquirir cierta lógica cuando hacemos un paréntesis para hablar de ella.

Paréntesis