jueves. 25.04.2024

Metáfora y lecturas de fin de año

Que el fin de año pueda traernos un pacto entre el PP y el PSOE para formar gobierno sería como la gran broma final del bipartidismo.

Que el fin de año pueda traernos un pacto entre el PP y el PSOE para formar gobierno, según he podido leer en diversos medios, sería como la gran broma final del bipartidismo. Un acto de soberbia sinceridad política por su parte que retrataría magistralmente la farsa que ambos partidos habrían representado durante la campaña electoral. Por supuesto que sería el fin del bipartidismo, como tanto se cacarea estos días, fundidos ambos en el partido único de los intereses económicos de nuestros verdaderos gobernantes, esos seres supranacionales que juegan al Monopoly con nuestras vidas y a los que, de forma algo morbosa, les ofrecemos los sacrificios que hagan falta con tal de que nos permitan seguir sacando algún dinero del cajero y consumir en la medida de sus intereses y tener cualquier trabajo al precio que haga falta. Y es que, ya se sabe que siempre es preferible que fluctúen las vidas de unos cuantos millones de desgraciados a que lo hagan los sacrosantos Mercados.

Pero se trata solo de una hipótesis, quizá de un rumor malintencionado o de uno estratégicamente aireado, quién sabe, con el fin de sondear reacciones, de valorar daños, de ver cómo encajaría el electorado esta libre interpretación de su voto. Al menos, mientras escribo esto, todo está en el aire, como en una involuntaria metáfora de lo que les ocurre desde hace tanto tiempo a las vidas de muchos de nosotros.

Por mi parte, acabo el año desgarrado y enaltecido por la poesía de Manuel Vilas (Amor mío, bebe en esta noche vilasiana,/cerveza y vino, whisky y ginebra,/gran noche vilasiana contra los órdenes de la vida/de nuestros semejantes/que apestan a obediencia y a mansedumbre…) y disfrutando “al calorcito” de los Diarios de Iñaki Uriarte. Descubrí a Uriarte con la publicación, este mismo año, del tercer volumen de sus Diarios, y no he tardado demasiado en leerme también los dos anteriores. Leerlos es como mantener una charla afable con un amigo de toda la vida. Tal es el tono de sus sagaces reflexiones acerca de lo cotidiano, como una invitación a un lúcido diálogo, a una placentera e interminable sobremesa. Esencia del pensamiento conservador –me dice Iñaki Uriarte como al oído en su segundo volumen-: creer en las élites, creer que hay personas mejores que otras y que se merecen más. Y lo que suele ser risible: creer que tú eres una de ellas.

¡Feliz año nuevo!      

Metáfora y lecturas de fin de año