jueves. 25.04.2024

El gran éxito de este gobierno

Si algo ha conseguido el PP en estos años es movilizar a la ciudadanía en contra de casi todas sus decisiones.

Si algo ha conseguido el Partido Popular en estos años, tan largos, al frente del gobierno, y eso hay que reconocérselo, es movilizar a la ciudadanía en contra de casi todas sus decisiones; y, gracias su torpe, intransigente, y yo diría que cruel, gestión de la crisis económica, así como a la erupción final de todo ese magma de corrupción que se cocía en sus entrañas desde las primeras fumarolas de la Gürtel, propiciar el principio del fin del bipartidismo, además de conseguir poner de acuerdo a toda la oposición en una suerte de conjura para derogar, en el futuro próximo de una nueva composición del Congreso, cada una de las contrarreformas impuestas por su vigente mayoría absoluta.

Para quienes creyeron ver en aquel movimiento llamado 15-M la escenificación de un berrinche juvenil y burgués (habría que tirar de hemeroteca, porque se dijo de todo), la irrupción de Podemos y de las diferentes mareas ciudadanas que han ido consolidándose por toda nuestra geografía es el ejemplo evidente de su estrechez de miras.

Los progresistas, políticos e intelectuales, del viejo bipartidismo entendieron aquel primer síntoma de hartazgo y descontento ciudadano como un pecado de juventud. Los miraban con cierta simpatía (les recordaban, seguramente, aquellos tiempos suyos de juvenil militancia contra la agonizante dictadura), pero desde una prudencial distancia. Comprendían el enfado, incluso lo suscribían, y eran vagamente condescendientes con sus formas de rebeldía pacífica y ese espíritu combativo y social que muchos creían ya extinto en nuestro país (una vez superados los años ochenta y tras veinte años de prosperidad, pelotazos, burbujas y corrupción galopante sin que apenas nadie hubiese levantado la voz, al menos con el ímpetu necesario). No obstante, la opinión generalizada era que había que protestar menos y trabajar más; quejarse es fácil, venían a decir, pero ¿qué hacéis vosotros por solucionar el problema? Incluso algún joven y televisivo “emprendedor” del momento llegó a decir que había que pedir menos y aportar más, poniéndose a sí mismo como ejemplo de juventud responsable a imitar…

Por otro lado, los conservadores, políticos e intelectuales, del viejo bipartidismo ni siquiera les dieron tregua, enseguida tacharon al movimiento de violento y antisistema y, en cuanto llegaron al poder con el siguiente cambio de tercio electoral, pusieron todo su empeño en impedir que los llamados indignados, o cualquier otro colectivo, volviesen a tomar las calles y a incordiarles con sus ingenuas aspiraciones de honradez y transparencia, con esa cantinela de hacer política de una forma diferente (sirviendo a la ciudadanía, en lugar de servirse de ella), más plural, con una conciencia clara de servicio público, de justicia social…

Pues bien, pasado el tiempo, nos encontramos un panorama político bien distinto del que teníamos cuando el Partido Popular llegó al poder. El bipartidismo toca a su fin. Dicen los analistas, en lo que muchas veces podría interpretarse como cierto descrédito, que fenómenos como el de Podemos, y también el de Ciudadanos, se explican por el desencanto de la ciudadanía, desgastada por la corrupción y las políticas de austeridad tomadas a raíz de la crisis. Pero la explicación es lo de menos. Lo importante es que se han abierto las ventanas y tenemos la oportunidad de renovar el aire, acabar con todo ese olor a cerrado del bipartidismo. La eclosión de las diferentes mareas y Podemos (herencia de aquel 15-M), de Ciudadanos (¿al fin otra derecha es posible en nuestro país?), la vuelta de tuerca de Izquierda Unida… es lo único bueno que ha brotado en el erial de esta última legislatura. Ojalá esas ventanas permanezcan abiertas mucho tiempo.    

El gran éxito de este gobierno