jueves. 28.03.2024

Ser Consejero no tiene precio

Las primeras tareas de cualquier gobierno son las relativas a la intendencia. Las ideas no viven sin organización.

Las primeras tareas de cualquier gobierno son las relativas a la intendencia. Las ideas no viven sin organización. Así, hay que adaptar la estructura orgánica a los nuevos impulsos; nombrar equipos directivos… y ponerse sueldo. De tal modo, los nuevos gobiernos locales y autonómicos han ido aquilatando su sueldo. En el caso de Navarra, la Presidenta cobrará 69.000 brutos anuales y los consejeros,  64.000.

¿Esta remuneración por ejercer altas responsabilidades de Gobierno es mucha o es poca? Es difícil contestar a la pregunta, y no lo voy a hacer. La labor de dirigir un gobierno no tiene precio. Tasar el precio de un liderazgo político es una labor complicada. El “Gobierno de las Personas” es una ocupación creativa, basada en la motivación, en la dedicación, en el compromiso. No nos engañemos, los Consejeros no son técnicos, otra cosa es que sean competentes. Si fueran técnicos,  el precio por su dedicación, su sueldo, sería más fácil de estimar.

Cuando se valora lo usual es comparar. Se suele hacer sobre experiencia propia. Así, para los parados, el sueldo de los altos cargos será una barbaridad. Para los directivos de las empresas privadas que cobran una media de 80.000 euros será muy poco. Para la mayoría de trabajadores por cuenta ajena que tienen un sueldo medio de 23.000 euros, quizás lo estimen como algo proporcional. Cada uno valorará el sueldo de estos políticos en función de cómo les vaya a ellos, de forma subjetiva.

Otra forma de valorar esos sueldos públicos, más objetiva, es en función de sus ocupaciones anteriores. Muchos de ellos van a cobrar menos dinero del que lo hacían por sus ocupaciones anteriores. Esta actitud de irse de forma voluntaria a una ocupación menos remunerada y más gravosa no será comprendida por muchos; incluso pensarán que hay truco. “Por algo será”, pensarán muchos. Pero la “erótica del poder” tiene sus servidumbres.

Finalmente, otra forma de valorar esos sueldos es en función de lo que cobran sus subordinados. En el caso de Navarra, hay setecientos empleados públicos del Gobierno que cobran entre 60.000 y 70.000 euros brutos anuales y otros seiscientos empleados públicos que cobran más de 70.000 euros. Es decir, de veinte tres mil funcionarios del Gobierno de Navarra, mil trescientos funcionarios tienen un sueldo similar o superior a sus jefes. Estos trabajadores públicos tienen, al menos, una dedicación menor que sus Consejeros. La dedicación a la política es total, sin jornada establecida por las horas. Por otro lado, se les pide un comportamiento ejemplar; no sólo es en sus horas de despacho, también en su vida privada.

Al líder público hay que exigirle mucho. Dedicación total, ética, generosidad, competencia, equilibrio. Pero sobre todo, hay que pedirle resultados, logros, objetivos. Por ello, es preciso incentivarlos. A grandes objetivos, hay que poner grandes incentivos. Es cierto que los incentivos no sólo son dinerarios, pueden ser también de reconocimiento o emocionales.

En definitiva, hay que fomentar adecuadamente el talento. De entre la ciudadanía, cooptar a los mejores. Construir el Gobierno de los mejores. Y esto hay que recompensarlo con  proporcionalidad al esfuerzo y a la contribución hecha. En el caso, de los  miembros del Gobierno hay que compensarlos con el agradecimiento social, con el agradecimiento de la comunidad por dedicarse a los demás; pero también con una retribución significativa al esfuerzo que acometen.

Ser Consejero no tiene precio