jueves. 28.03.2024

Todos mentimos

Es posible que ya conozcas la polémica protagonizada por Kellyanne Cohen, la asesora de Trump que se inventó una supuesta masacre a manos de dos iraníes en Bowling Tree (Kentucky) para justificar el veto del nuevo presidente americano a los inmigrantes de siete países. Un ejemplo de posverdad o, como acuñó la propia Kellyanne, “hechos alternativos”.

El New York Times ha aprovechado la historia para promover en Twitter una falsa cuenta en favor de las imaginarias víctimas de la inventada masacre. Al pinchar en ella, vas en realidad a una página en la que te invitan a suscribirte al periodismo de fact-checking, como si hubiera otro.

¿Qué es la verdad?, dijo Pilatos. Investigadores de la Universidad de Grenoble afirman que muchos de nuestros recuerdos infantiles son sólo invención, meras recreaciones de historias que hemos oído mil veces en las sobremesas familiares. La Agencia Europea de Investigación (AEI) señala en sus manuales de instrucción que los testigos presenciales de un suceso resultan asombrosamente poco fiables. Vamos, que todo el mundo miente, apunta el Dr. House.

Separar la verdad del bulo es más complicado de lo que parece. De hecho, a lo mejor Kellyanne se apellida en realidad Conway, los iraníes eran iraquíes y el lugar de la imaginaria masacre se denomina Bowling Green. Igual el anuncio-gancho en Twitter lo ha publicado Foreign Policy. Puede que ningún investigador de Grenoble se haya ocupado de nuestros triviales recuerdos y quizás la AEI (si es que existe) no aconseja nada en absoluto al respecto de testigos dudosos. Quién sabe. La verdad está ahí fuera, pero cada vez es más difícil dar con ella.

Todos mentimos