jueves. 28.03.2024

Las reinas magas

Bienvenidas sean las reinas magas, aunque sólo sea por hacer visible lo que la tradición esconde.

En su propuesta para una salida negociada a la formación de nuevo gobierno, Iñigo Errejón ha empleado la expresión “una figura independiente” al referirse a quién podría encabezar un ejecutivo de consenso. La inercia y las prisas han hecho que inmediatamente esa fórmula se haya convertido en los medios en “un independiente”, dando por sentado que el elegido sería varón.

La falta de visibilización de la mujer se fragua en estos detalles. Y la resistencia a revertir este hecho por el bien mayor del equilibrio es enorme, como demuestra la histeria desatada nada más saberse que un par de cabalgatas de distrito tendrán en Madrid a mujeres como parte de los personajes protagonistas de las carrozas reales.

Se apuntan todo tipo de motivos para escandalizarse y ridiculizar la iniciativa, desde el respeto a la creencias religiosas hasta un supuesto atentado contra la veracidad histórica (sic) de lo que el cortejo narra. Y, curiosamente, se hace desde las mismas trincheras que no han tenido reparo alguno en hacer desfilar durante años a reyes embadurnados con betún, pajes con gafas y cámaras de fotos o a Bob Esponja y Micky Mouse rodeados de gansos y escoltados por gigantes botellas de refresco flotando entre haces de luz láser.

En realidad, la novedad se resume en un simple disfraz más, en mujeres vestidas como barbudos reyes (varones) para que la ilusión infantil no se vea alterada. Pero, siendo quisquillosos, en ningún sitio se habla de reyes (en el texto evangélico, Mateo les denomina sencillamente Magos), ni queda claro que sean tres, ni que vengan de lejanos lugares (oriente es, al fin y al cabo, una mera indicación de por dónde se acercan hacia nosotros).

De hecho, ni siquiera queda patente (hasta que se les pone nombre en el siglo V) que estemos hablando de hombres en lugar de mujeres… La Real Academia Española niega (con retrógrado criterio, dicho sea de paso) que “el léxico, la morfología y la sintaxis hayan de hacer explícita sistemáticamente la relación entre género y sexo”. Es decir, suponerles varones por el mero uso del genérico “tres reyes magos” sería aventurado.

Viendo cómo se ponen los más carrozas por quién se sube a las ídem, parece mentira que hayan pasado 25 años ya desde que Gloria Fuertes zanjara la cuestión de la única forma en que es posible hacerlo: con la poesía. En “Las tres reinas magas” imaginaba un lugar de alegría y encuentro al que “ya vienen las reinas, ya están llegando, sus camellos traen lo que estás soñando”. Bienvenidas sean las reinas magas por hacer visible lo que la tradición esconde.

Las reinas magas