viernes. 29.03.2024

Los hombres de negro

A lo peor, su estanquero, el taxista o ese vecino al que nunca se le entiende lo que dice cuando saluda en el ascensor, son extraterrestres. Hollywood nos advirtió de que habitan entre nosotros y también de que hay hombres de negro que saben de su presencia, controlan sus movimientos y hasta negocian y llegan a acuerdos de coexistencia pacífica con ellos.

Curados de espanto gracias a las películas, nos resulta perfectamente natural por tanto que la prensa anuncie, si no hay acuerdo de gobierno y bajo amenaza de un multazo de magnitudes cósmicas, el regreso a España de estos hombres de luto, supuestamente encargados de inspeccionar nuestras cuentas públicas, no vaya a ser que se la estemos dando con queso a Europa. Supuestamente encargados de auditar los macronúmeros patrios, digo, porque ya somos mayorcitos, hemos visto la trilogía y sabemos que a lo que vienen es a otra cosa. Su misión es eliminar cualquier rastro de nuestra memoria reciente, para conjurar la alarma y evitar que sigamos pensando que estamos en manos de extraterrestres.

Porque, a ver, ¿a nadie más le extraña ese estrambótico andar deprisa, los tics que anuncian el reseteo del sistema y los continuos lapsus gramaticales del presidente en funciones? ¿Quién no se ha percatado de la perfección casi robótica de Sánchez y Rivera y de su extravagante lógica negociadora? Recordemos que el socialista escribe su nombre como el de un robot de Star Wars, Pdr Snchz o algo así, y que líder el de Ciudadanos hizo su primera aparición en nuestro planeta político en pelota picada. Los fans de Terminator ya saben a qué me refiero. Hasta el término podemita y su obsesión por “asaltar los cielos” remiten a un origen alienígena de Pablo Iglesias, si es que ese es su verdadero nombre y no lo ha copiado al azar de un viejo catón escolar.

Todos ellos se han delatado en algún momento así que, del mismo modo que Will Smith y Tommy Lee Jones se ponían las gafas de sol, reclamaban la atención del respetable y  apretaban el botoncito de un ingenio capaz de hacer perder la memoria a corto plazo a todo bicho viviente, ha llegado el tiempo de devolvernos a todos al otoño de 2015. Esa es la razón de tanta portada, tanta encuesta, tanto manifiesto e incluso de que vayamos de elección en elección sin que, aparentemente, avancemos gran cosa. Presos de un eterno retorno a base de mirar repetidamente al neuralizador.

Momentáneamente descolocados y confusos, nos parecerá entonces normal que sea Rajoy el encargado de elaborar los Presupuestos Generales, como si nada hubiera ocurrido desde aquella fecha. Borrón y cuenta nueva para la crisis, los casos de corrupción, la irrupción de nuevas fuerzas políticas, las tensiones nacionalistas o las citas electorales. Lo único raro será ver deambular por aquí hombres vestidos de riguroso negro en plena canícula pero, en fin, toda película de ciencia ficción tiene sus licencias.

Los hombres de negro