viernes. 29.03.2024

En el pacto educativo no se olviden de la FP

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Debemos trabajar por una formación profesional para la justicia social que contribuya a compensar desigualdades con sentido de equidad social, no sólo de igualdad de oportunidades de acceso

En nuestro país, a diferencia de las más pujantes economías de Europa, se desprecia la formación profesional desde muchos ámbitos, se olvida desde otros y se maneja con bastante ignorancia desde la mayoría. Lo marcan las tradiciones de un sistema educativo academicista, donde las llamadas enseñanza medias tradicionalmente, de forma elitista, están ligadas al tránsito hacia la universidad. Un sistema educativo que prestigia los conocimientos académicos en un sentido bastante trasnochado para los tiempos que corren. Una LOMCE que separa las enseñanzas obligatorias entre “académicas” y “aplicadas” para señalar caminos diferentes a quienes van a continuar en el bachillerato o en la FP. En suma, un sistema educativo segregador, que considera las enseñanzas técnico-profesionales como de segunda clase, y con una concepción decimonónica.

Por eso, y por otras razones que no podemos abarcar aquí, es bastante probable que la atención sobre la formación profesional en el Pacto Educativo se reduzca a mínimos y no se profundice en las cuestiones más significativas para el futuro del alumnado y de nuestro modelo productivo. Por eso, queremos señalar al menos algunas de las cuestiones esenciales para que de una vez por todas la FP tenga el papel que necesita nuestra sociedad. La Ley 5/2002, sin algunas de las modificaciones de la LOMCE, es un marco adecuado como ley orgánica de las Cualificaciones y la Formación Profesional. El problema es  la normativa que la desarrolla y la consideración como parte no esencial del  sistema educativo. Sin pretensiones de exhaustividad consideramos que:

Sería prioritario superar la ignorancia sobre la FP en toda la sociedad: información para el alumnado, las familias, las empresas, las personas que se dedican a la política o al sindicalismo, los profesionales de la inserción laboral y que se cuente con personas expertas que puedan neutralizar las opiniones interesadas e indocumentadas. Se sigue pensando en la FP1 y FP2 a pesar que no existe desde 1992 cuando se implanta la LOGSE; y las diferencias con el Grado Medio y el Grado Superior son abismales, tanto en los contenidos de la formación técnico-profesional como en los niveles de cualificación.

Sorprendemos a muchas personas cuando explicamos que con el grado medio  se obtiene una titulación de Técnico cuando la FP1 era técnico auxiliar, se accede con la titulación de la ESO, o sea, dos años más que la EGB cuando además para la FP1 ni siquiera hacía falta tenerla aprobada. Que al grado superior (titulación de técnico superior) se accede con el bachillerato actual (dos años más después de la ESO) y que se pueden convalidar créditos en la universidad porque son estudios superiores. La FP2 se cursaba después de la FP1 y se obtenía un título de Técnico especialista.

Sorprendemos incluso a gente ligada a estudios universitarios cuando explicamos que los diseños curriculares están realizados por competencias y  homologados a nivel europeo, que se pueden obtener titulaciones por pruebas libres o acceder por pruebas cuando no se tiene la titulación requerida. Que están referenciados en el Catálogo Nacional de las Cualificaciones, lo que permite equivalencias con los Certificados de Profesionalidad (muy desconocidos en general). Que existe un procedimiento para conseguir Certificados o Títulos a través del reconocimiento de la experiencia laboral pero que dicho procedimiento no es automático, tiene que ser convocado por alguna administración competente y mediante procesos bastante complejos.

Creo que debemos trabajar por una formación profesional para la justicia social que contribuya a compensar desigualdades con sentido de equidad social, no sólo de igualdad de oportunidades de acceso. Una formación profesional que debe ser pertinente en relación con las necesidades del sistema productivo pero también con las necesidades de las personas según sus características, su origen social, sus demandas. No puede satisfacer las demandas inmediatas de las empresas, sino planificarse con sentido estratégico para el conjunto del sistema productivo y con rentabilidad social.

La definición de calidad de la formación profesional de la OIT: Niveles técnicos suficientes y capacidad de adaptarlos a diferentes escenarios, capaz de responder adecuadamente a las demandas, necesidades y expectativas de sus sujetos (individuos, empresas, sectores, cadenas productivas, territorios), y posibilita la creación de nuevas necesidades y expectativas personales, sociales y de desarrollo o promoción profesional en la población participante.”

Para que se transforme en enseñanza valiosa, eficaz y socialmente rentable, es necesario:

Exigir las inversiones suficientes para aumentar la oferta de plazas: sobre todo en el grado medio para que no se quede fuera nadie que lo solicite en primera elección. Porque las administraciones aplican aquello de “las cifras sometidas a tortura confiesan cualquier cosa”, informando sobre los porcentajes de admisiones en general, aunque se haya admitido a mucho alumnado en su segunda o tercera opción. Pero también relacionadas con la orientación, no permitiendo que las modas pasajeras alienten a elegir estudios sin futuro. Negociando la red de centros y las familias profesionales en el diálogo social, para estar conectados con la realidad social y económica de cada región. Incluso mejorando la matriculación en el grado medio se evita la sobrecarga de alumnado en el bachillerato, muchas veces alentados por el prestigio de ser la vía de acceso a la universidad, que ya no garantiza el ascenso social de antaño.

Regular la gestión y el control de las prácticas: la FCT (formación en centros de trabajo) de las titulaciones tanto de grado medio como del superior tiene un diseño específico, se realizan 400 horas en empresas los últimos 3 meses del 2do curso. Se realizan con ayudas, becas o nada, tienen que conseguirlas los tutores de los centros educativos y las empresas tienen pocas obligaciones o responsabilidades formativas reales. Existen muy buenas y muy malas prácticas, no hay garantías de calidad aseguradas desde las administraciones. El mayor absurdo que hay que modificar es la convalidación del módulo de FCT por experiencia laboral: se exige un año de trabajo a tiempo completo, lo que podría significar fácilmente 3 veces las horas de prácticas, con las características de empleo precario que se sufren en la actualidad

El problema mayor de las prácticas se presenta en la FP DUAL, que va más allá de la FCT, y es la ausencia de obligatoriedad de contratación y alternancia, no se parece a la alemana o la suiza, y se producen demasiados abusos. Merece un capítulo aparte que abarcaremos si resulta de interés, dada las dificultades existentes en medio de las promociones y la propaganda de algunas instituciones. No es oro todo lo que reluce, por mucho bombo propagandístico que se agite.

Reclamar el desarrollo de una verdadera orientación profesional: en todos los ámbitos, que no sea un mera información (muy deficitaria en las oficinas de empleo) pero sobre todo en la ESO y el Bachillerato, con plantillas suficientes y   formadas, para que deje de ser superficial, con unas elecciones basadas en los  resultados académicos o las asignaturas que resultan atractivas o no. Sobre todo porque no hay tiempo ni recursos para otra cosa, con departamentos de orientación sobresaturados de trabajo y escasos de personal. En estos tiempos de incertidumbre es una tarea compleja y muy profesionalizada, que necesita profundos conocimientos y disponer de recursos sobre el entorno socioeconómico.

Eliminar la FP Básica: Uno de los mayores despropósitos de la LOMCE, que elimina los Programas de Cualificación Profesional Inicial que eran exitosos en cuanto a la superación de problemas generados en la enseñanza obligatoria. Se plantea como una titulación absurda de “Técnico Básico”, formaciones polivalentes pero de nivel 1 de cualificación, mezclando funciones para configurar perfiles de esclavitud en el mercado laboral. No consiguen completar los dos años porque se han diseñado demasiadas asignaturas tradicionales no relacionadas con la parte profesional, cuando antes podían obtener un Certificado de Profesionalidad el primer año. No creo que el gobierno reconozca el fracaso pero hay que exigir la eliminación y hacer pedagogía si hay gente que no lo entiende.

Exigir el cumplimiento de las Áreas prioritarias de la ley 5/2002:

“Disposición adicional tercera. Áreas prioritarias en las ofertas formativas.

Son áreas prioritarias que se incorporarán a las ofertas formativas  financiadas  con  cargo  a  recursos  públicos las relativas a tecnologías de la información y la comunicación,  idiomas  de  los  países  de  la  Unión  Europea, trabajo  en  equipo,  prevención  de  riesgos  laborales  así como  aquéllas  que  se  contemplen  dentro  de  las  directrices marcadas por la Unión Europea.”

¿Quién puede explicar por qué estas áreas prioritarias no existen en muchas titulaciones de formación profesional? ¿Cómo se justifica? Puedo entender que otras cuestiones que marquen las directrices de la Unión Europea no se hayan incorporado por la lentitud de los cambios en la administración, pero las cuatro que se mencionan están ahí desde 2002. En algunos casos, como la prevención de riesgos laborales puede que estén consideradas en el módulo de Formación y Orientación laboral (FOL). Podría ser, aunque presenta muchas dudas, que haya criterios pedagógicos que indiquen la utilización del trabajo en equipo, pero las tecnologías de la información y la comunicación y los idiomas no aparecen por ningún sitio en demasiados títulos. Dos competencias altamente requeridas por las empresas y de las que se queja el alumnado, muchas veces incluso por las antigüedad de los equipos o lo programas que podrían utilizarse hasta en la familia correspondiente. Y resulta que algún estudio se permite hablar de desidia del profesorado, restando responsabilidades a las administraciones competentes.

Reivindicar la actualización urgente de las titulaciones y la formación complementaria: en un doble sentido, modernizando los diseños de algunas existentes y creando las nuevas titulaciones o cursos de especialización que necesita el sistema productivo. Esto debe ir acompañado de otras medidas, de inversiones o de formación del profesorado, que suelen tenerse en cuenta en las plataformas sindicales. Pero también por parte de las organizaciones empresariales, en algunos casos con propuestas consensuadas de forma bipartita.

Enumero algunas medidas muy solicitadas en múltiples denuncias o plataformas reivindicativas, para no alargar este artículo, en el convencimiento de la necesidad de incluir todo en el diálogo social y en la negociación colectiva, según corresponda. Porque sin la participación de los agentes sociales ninguna medida es adecuada y suficiente, no puede considerarse su eficacia ni para la OIT ni para la EU:

  • Inversiones en modernización y equipamientos de los centros públicos
  • Desarrollar las inversiones y la planificación de los Centros Integrados y los Centros Nacionales de Referencia, promoviendo la participación en los Consejos Sociales
  • Regular la formación profesional dual del sistema educativo por parte del Ministerio de Educación, mediante diálogo social.
  • Negociación de la red de centros en las Comunidades Autónomas
  • Planes de formación del profesorado con las Universidades y con las empresas innovadoras.  

Por otra parte, con el pesimismo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad que pedía Gramsci, continuaré escribiendo o asesorando en cuantas cuestiones sobre formación profesional pueda analizar y difundir. Porque algunos temas merecen capítulo aparte o análisis más profundos, y en todo caso, son reflexiones personales de alguien que lleva mucho tiempo con el tema, aunque es posible que se hayan quedado algunas cuestiones sin abordar.

Para que no se olviden de la FP en el Pacto Educativo un aforismo de J. Wagensberg: “un sistema educativo puede presumir de excelencia si está pensado para formar en ella a todo su alumnado, pero no si se deshace de todos aquellos que no la alcanzan por sí mismos”

En el pacto educativo no se olviden de la FP