viernes. 26.04.2024

Ponga en su vida un CDO cubierto por un CDS

Estos productos financieros fueron creados con el objetivo de procurar un big bang eterno que produjera océanos de dinero.

Wall-Street

Las CDO ya fueron bautizadas por Warren Buffet como armas de destrucción masiva y no cabe duda que han hecho más daño en la población que muchas guerras

Cuando se acusa a los políticos de uno u otro partido, de uno u otro color, de la crisis actual, debemos tener muy claro el inicio de esta crisis allá por el año 2007 y que ha sido bautizada como la gran recesión. Debemos analizar las políticas que la provocaron, las instituciones que se implicaron y las herramientas que se usaron para tamaña implosión que nos ha llenado de sufrimiento. Acusar a un político de que ha provocado esta crisis sistémica y globalizada o de que se está saliendo de ella por sus decisiones y acciones, es una manera demagógica de buscar votantes y enmascarar las verdaderas razones que han provocado el desastre económico y social. Es verdad, no obstante, que las políticas seguidas en una mayor parte de las naciones han coadyuvado a que la crisis se acentúe o no, o se mantenga más o menos tiempo. Especialmente las políticas de austeridad mantenidas en Europa han sido las causantes de la posterior crisis de deuda soberana iniciada en el 2010 y que, a pesar de los cantos de sirena, todavía nos muestra la cara amarga del paro, la pobreza y la desigualdad.

Aunque lo parezca las siglas CDO y CDS no corresponden a clubes deportivos, ni partidos democráticos ya que estos abundan poco. Son acrónimos de productos financieros denominados en inglés Collateralizad debt obligation (CDO), obligaciones de deuda garantizadas y Credit default Swaps (CDS), permuta de incumplimiento crediticio. Son y han sido, además, herramientas utilizadas por los verdaderos culpables de la burbuja que, como se ha dicho, explotó a mediados de 2007 en Estados Unidos y cuyos temblores se han expandido por el mundo entero. Son productos inventados por el mundo financiero que se han convertido en unos maravillosos distribuidores perversos de riqueza: todo para los ricos y migajas para los demás.

Las CDO ya fueron bautizadas por Warren Buffet como armas de destrucción masiva y no cabe duda que han hecho más daño en la población que muchas guerras. Estos activos están empaquetados, agrupando múltiples porciones de distintas deudas que conllevan riesgos muy diferentes y que con la ayuda de las agencias de calificación eran envueltos en papel de regalo muy atractivo (triple A), sabiendo, sin embargo, que dentro había caramelos envenenados de alto riesgo para la vida de las personas. Estos productos derivados permiten a los bancos hacer líquidos derechos de cobro que normalmente no los son, como en el caso de las hipotecas, deshaciéndose así del riesgo que su impago pudiera conllevar. De esta manera, los Centros financieros, los fondos de pensiones, las SICAV, los bancos y la gente poderosa, sacaban jugosos beneficios vendiendo lo que, si hubiera sido posible conocer, nadie hubiera comprado. “Los cálculos matemáticos que estimaban cuánto se debía al propietario de [una] CDO a la fecha de vencimiento de la misma eran tan complejos que ni su creador podía descifrarlos. Sin embargo, la mera insinuación de que brillantes mentes matemáticas habían diseñado su estructura, y el hecho tangible de que las respetadas y temidas agencias de calificación de crédito de Wall Street les habían dado carta de aprobación (en forma de calificaciones triple A) era suficiente para que bancos, inversores individuales y fondos de inversión las comprasen y vendiesen internacionalmente como si fuesen bonos de alta calidad o incluso efectivo (1)”.

Para lograr la cuadratura del círculo el CDO se cubrió, se aseguró, por el CDS para evitar así el riesgo del que, no cabe duda, eran conscientes aquellos que jugaban con el dinero de los demás, incluso con el de aquellos que viven con los justo y de ningún modo podían echar en saco roto. El CDS es un producto que consiste en una operación financiera de cobertura de  riesgos, incluido dentro de la categoría de productos  derivados de crédito, que se materializa mediante un contrato de swap (permuta) sobre un determinado instrumento de crédito (normalmente un bono o un préstamo) en el que el comprador de la permuta realiza una serie de pagos periódicos (denominados spread) al vendedor y, a cambio, recibe de éste una cantidad de dinero en caso de que el título que sirve de activo subyacente al contrato sea impagado a su vencimiento o la entidad emisora incurra en suspensión de pagos. Aunque un CDS es similar a una póliza de seguro, se diferencia significativamente de ella en que no se requiere que el comprador del CDS sea el propietario del título (y por tanto haya incurrido en el riesgo real de compra de deuda). Es decir, un seguro se establece sobre algo que es propiedad del asegurado, pero un CDS se hace sobre un bien que no es propiedad del que contrata el CDS. A este tipo de CDS se le denomina "desnudo" (naked), y en realidad es equivalente a una apuesta. El Parlamento Europeo prohibió por el peligro que implicaba las CDS "desnudas" de deuda de estado a partir del 1 de diciembre de 2011. Varoufakis, el denostado ministro de economía griego que de esto sabe mucho, nos dice en román paladino que “una CDS no es más que una apuesta porque suceda algo desagradable, principalmente que alguien (una persona, una empresa o una nación) deje de pagar un crédito (2)”. Esto permite especular con el impago de la hipoteca de tu vecino o asegurar el coche de un conocido cobrando la póliza si tiene un accidente y, también, como tristemente ha sucedido con el impago de deuda de países enteros, hundiéndolos con el único objeto de incrementar de forma visible sus ganancias.

Los defensores a ultranza del capitalismo y aquellos que piensan en el libre mercado como la panacea, el sistema ideal de asignar los medios de producción, los bienes a producir y la distribución de los mismos, aplauden todo aquello que supone una posibilidad de beneficio, aunque supongan, bombas de relojería muy peligrosas, comportamientos antisociales y efectos indeseables que no tienen en cuenta o no les interesa tenerlos. Estos productos financieros fueron creados con el objetivo de procurar un mundo en continua expansión, un big bang eterno que produjera océanos de dinero, océanos de felicidad. Pero la corrupción solo nos puede traer más corrupción y la congelación de la vida social. Los CDO y CDS son productos que llevan el vicio en su interior, no son más que engaños envueltos en papel de regalo para beneficio de los más aprovechados, aunque también a alguno de ellos les ha explotado en su cara, a otros les ha otorgado un gran poder político y ha ayudado a extraer financiación de los ingresos nacionales en proporción a la inmensidad de sus agujeros negros.

Se produce, en fin, vacío existencial y convivencial (3). Se crea dinero con dinero. Calorías vacías de poca importancia real para la vida social. Como nos decían los premio nobel de economía Akerlof y Shiller en su libro titulado “Animal Spirits” “la generosidad del capitalismo tiene un gran inconveniente: no produce automáticamente lo que la gente necesita sino lo que cree que necesita y está dispuesta a pagar (4)”. Desorientados estamos perdiendo el norte. Esta economía no sirve a los intereses generales. No se come con CDOs ni con CDS; no sirven ni para sopa de letras.


(1) Varoufakis, Yanis (2013:176). El Minotauro Global. Capitán Swing, 4ª edición

(2) Ibídem (2013:199)

(3) Según Ivan Illich, convivencial es la sociedad en la que el hombre maneja la herramienta.

(4) Akerlof y Shiller (2009:56). Animal Spirit. Planeta de Agostini. Barcelona.

Ponga en su vida un CDO cubierto por un CDS