jueves. 25.04.2024

Peligros de la globalización

El capitalismo actual es el máximo enemigo para la consecución de un mundo mejor y más seguro.

Muchos son los peligros que nos acechan con la globalización actual en la que reinan el libre mercado, el movimiento sin cortapisas de los capitales y los valores hipócritas del sistema neoliberal que sólo quiere Estado cuando los intereses de la clase pudiente se sienten amenazados. La desigualdad que se está provocando entraña enormes riesgos para las personas y tensiones entre los pueblos. La austeridad como medicina se aplica en momentos que no advierten las amenazas del cambio climático. Se disminuye el sector público cuando más se necesita ante los sucesivos desastres que se vienen dando y los que se avecinan. Sin embargo, se subvenciona a las empresas aumentando sus beneficios y las desigualdades y se olvida que son aquellas empresas y países que más están contribuyendo al calentamiento global las que deberían compensar a los demás por el abuso en la utilización de recursos finitos y no renovables.

Globalización, mano de obra barata y energía sucia van de la mano y contribuyen a extender por el mundo emisiones que afectan al cambio climático, especialmente por el incremento del transporte y consumo de petróleo  que suponen. Como constata Naomi Klein existe una estrecha correlación entre los salarios bajos y las emisiones elevadas, entre la búsqueda de mano de obra barata y disciplinada y el crecimiento de las emisiones de CO2. Se pregunta “¿Cómo no iba a haberla? La misma lógica por la que se supone que es “bueno” exprimir hasta la última gota de sudor de los operarios a cambio de un sueldo diario de calderilla es la que justifica quemar montañas enteras de carbón sucio sin gastarse prácticamente nada en controles anticontaminación, porque, a fin de cuentas es la manera más barata de producir (1)”. ¡Es la búsqueda del beneficio idiota!

Por contra, los mercados locales regulan su producción automáticamente de forma homeostática y en relación a la priorización de las necesidades de consumo de sus habitantes. Hemos de recordar que los mercados mundiales requieren un uso extensivo de la mano de obra y de la tecnología para una producción cada vez más voluminosa que permita grandes beneficios con poco margen. Es decir el mercado local se autorregula y pone el acento en la calidad de los productos y el mercado global, además de generar necesidades artificialmente, pone el acento en la cantidad y en el precio competitivo de los productos que en un mercado cada vez más amplio tenderá a cero como los costes, los salarios y la marca de los 100 metros lisos.

La lógica del crecimiento ilimitado va en el ADN de la globalización actual y del sistema capitalista tal y como lo conocemos. Hasta el punto de que “el hecho de que el clima de la Tierra cambie hasta extremos caóticos y desastrosos es más fácil de aceptar que la idea de transformar la lógica fundamental del capitalismo, fundado sobre el crecimiento y el ánimo de lucro (2)”. Incentivando en consecuencia el uso del crédito y la  generación de deuda que tiende a ser insostenible para seguir echando leña en la máquina del sistema. Sin embargo, no deberíamos olvidar lo que nos decía el difunto economista Kenneth Boulding, “para creer que la economía puede crecer indefinidamente en un sistema finito hay que ser un loco o un economista (3)”.

El capitalismo actual es el máximo enemigo para la consecución de un mundo mejor y más seguro. En un mundo competitivo y global esto de la crisis es un gran invento de los ricos, de las élites poderosas que dominan el sistema. Es la mejor manera de que los pobres transfieran sus escasos recursos a los que más tienen y quieren mucho más. Por ello, como también nos dice Naomi Klein “cuando los negacionistas climáticos afirman que el calentamiento global es una conspiración dirigida a redistribuir la riqueza, no los están haciendo (solamente) porque sean unos paranoicos, sino que lo dicen también porque están prestando atención (4)”. De momento ellos están sacando una inmensa porción de la tarta. Un ejemplo, la empresa petrolera estadounidense ExxonMobil batió el record de beneficios en el año 2012: 45.000 millones de dólares, descargando el coste de limpiar lo que ensucia sobre los bolsillos y la salud de las personas y contribuyendo sin desmayo al cambio climático.

Es muy fácil de comprender la extracción que los ricos están llevando sobre las personas menos favorecidas. La famosa prima de riesgo ha subido de forma alarmante en los países con riesgo de impago y ¿a quién favorece?; a los ricos que cobran más intereses sobre sus créditos y aumentan su riqueza sin mover un pelo. Sin embargo, estos mismos países imponen políticas de austeridad a sus ciudadanos y a quién perjudica es a todos aquellos que menos tienen y se ven privados de servicios básicos y vitales.

Las élites, las corporaciones transnacionales y los países poderosos no pueden imponer la globalización para mantener sus privilegios e intereses. La globalización neoliberal no puede pisotear los Derechos Humanos y poner en riesgo la vida de millones de personas. Se deben tomar medidas, aplicando el principio de prudencia “Para combatir el cambio climático, tenemos la necesidad real de iniciar una “relocalización” de nuestras economías, y de reflexionar sobre qué estamos comprando y cómo lo estamos haciendo, y sobre cómo se produce lo que compramos. Pero la regla más básica del actual derechos mercantil internacional es que no se puede favorecer lo local o nacional sobre lo global o foráneo. Y ¿cómo podemos siquiera abordar la idea de la necesidad de incentivar las economías locales vinculando las políticas de creación de empleos verdes locales con las de fomento de las energías limpias cuando eso está simplemente prohibido por la política comercial? [...] Si no tenemos en cuenta cómo está estructurada hoy la economía, nunca llegaremos realmente a la verdadera raíz del problema (5)”. En globalización como en muchas otras cosas de la vida primum non nocere.


(1) Naomi (2015:110): Esto lo cambia todo; el capitalismo contra el clima. Paidós.

(2) Ibídem (2015:119).

(3) George, Susan (2010: 9) Sus crisis, nuestras soluciones. Editorial Icaria S.A. 2ª Edición, julio.

(4) Naomi (2015:124): Esto lo cambia todo; el capitalismo contra el clima. Paidós.

(5) Entrevista a Solomon, 27 agosto 2013 citada por Klein, Naomi (2015:115): Esto lo cambia todo; el capitalismo contra el clima. Paidós.

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