Nuestras sociedades están centradas en el trabajo remunerado, lo que se viene conceptuando como empleo. Tener empleo o no tener empleo supone la principal causa de pobreza. Es verdad que en estos tiempos en los que el trabajo se ha precarizado y está mal pagado también algunos trabajos remunerados no son capaces de sacar a los trabajadores de la pobreza y exclusión social. El empleo, con las políticas neoliberales se ha vuelto escaso, intermitente y mal retribuido y tiene relación directa con las tasas de pobreza. Por ello, es bueno recordar que los objetivos relativos a la pobreza establecidos por la Unión Europea para el año 2020 están lejos de conseguirse. En España, concretamente, se preveía recortar el número de personas en riesgo de pobreza o exclusión social en 1,4 millones antes del año 2020 y, sin embargo, los datos oficiales nos muestran que a mitad de camino, la situación ha empeorado y, además, tenemos otro 1.062.084 de personas nuevas que han entrado en este grupo [1].
Pero, por otra parte, hay suficiente evidencia para constatar la importancia decisiva de la influencia de las variables políticas y sociales en la evolución del desempleo. El sociólogo Göran Theborn en su libro Por qué en algunos países hay más paro que en otros, opina que el elemento fundamental del desempleo es la existencia o inexistencia de un compromiso institucionalizado a favor del empleo. Este autor, 25 años después de escribir el libro citado y en su colaboración realizada en el IX Encuentro de Salamanca sobre alternativas económicas y sociales frente a la crisis, ratificaba sus conclusiones: “Veinticinco años más tarde, una conclusión fundamental de mi estudio de la década de 1980 sigue vigente, firme e irrefutable. El pleno empleo no es ni una utopía ni un territorio lejano de un pasado remoto.”
Pero, es que además hay mucho trabajo socialmente transcendente que no se remunera y está efectuado, todavía, principalmente por mujeres. En mi opinión no es que se tenga que pasar al mercado todo el trabajo social y reproductivo, pero sin duda el trabajo de cuidados es un filón de trabajo importante en las sociedades envejecidas basadas en el trabajo retribuido y, además, demuestra el nivel social alcanzado, ya que un indicador del desarrollo de una sociedad tiene mucho que ver con el trato que se da a los débiles y necesitados.
Una sociedad justa debe considerar el esfuerzo que realizan todos sus integrantes para el mantenimiento y el bienestar de la misma. Sin embargo, los discursos económicos se han centrado hasta el día de hoy en los procesos de producción de mercancías y los trabajos remunerados y han hecho invisibles los procesos de mantenimiento de la vida cotidiana y los trabajos no remunerados. El enfoque patriarcal de nuestras sociedades ha facilitado que la ponderación del trabajo mercantil, el trabajo que produce bienes para el intercambio, sea lo único considerado, olvidándose del trabajo doméstico, el trabajo de cuidados [2], el trabajo altruista, el trabajo solidario, que tienen claramente una gran significación al permitir la reproducción de la especie humana, la mano de obra presente y futura, la convivencia y el mantenimiento de las relaciones sociales y en definitiva la reproducción social y la perpetuación de las sociedades.
Pero “es sorprendente […] que un trabajo necesario para el crecimiento y desarrollo de toda persona, para el aprendizaje del lenguaje y la socialización, para la adquisición de la identidad y la seguridad emocional, un trabajo que se había realizado a lo largo de toda la historia de la humanidad, hubiese permanecido invisible tanto tiempo [3]”. Ya que "El trabajo doméstico no es simplemente la combinación de tareas necesarias para la reproducción cotidiana del núcleo familiar y para satisfacer las necesidades físicas y psicológicas de sus miembros. La verdadera misión del trabajo doméstico es reconstruir la relación entre producción y reproducción que tenga sentido para las personas [4]".
Siendo todo esto verdad, el pleno empleo es una variable que se puede conseguir con intención política, ya que hay herramientas como la Teoría Monetaria Moderna que pueden ayudar a ello y suficientes nichos de trabajo para poder emplear a las personas sin empleo y utilizar los recursos materiales y las maquinarias ociosas; hay mucho trabajo en la sociedad que no está retribuido y, sin embargo, es un trabajo necesario y útil para la sociedad y para el desarrollo de las personas que la integran. En este sentido la Renta Básica Universal es una institución que de forma sencilla y rápida facilita a las personas la dedicación a aquello que potencia sus capacidades y les hace más felices, contribuyendo, incluso, a la mejora social.
Actualmente hay un debate entre RBU y el trabajo garantizado (TG). Este último persigue, manteniendo la sociedad del trabajo, el pleno empleo. Así la gente se dignifica, socializa y desarrolla sus potencialidades a través del trabajo. Es una medida necesaria en estos tiempos de tanto paro, pero es más lenta y se queda un paso más acá de lo que persigue la RBU, ésta tiene como una de sus principales características: su aplicación inmediata consiguiendo mejorar la posición de los más débiles y eliminar casi de golpe la pobreza. Por otra parte es posible e incluso se debe compatibilizar con la RBU ya que hay muchos nichos de trabajo sin explotar: dependencia, cuidado de niños, medio ambiente, investigación, transición energética, etc. Por otra parte, el TG además de ser más difícil en su aplicación, no garantiza una masiva creación de puestos de trabajo a corto y medio plazo, siendo, además, más dificultoso el estudio de los recursos necesarios para su puesta en marcha que, con seguridad, tiene que ser progresiva.
La RBU contribuiría al cumplimiento de La Declaración Universal de los Derechos Humanos y visibilizaría el trabajo no remunerado y el reconocimiento de la dignidad de todos los ciudadanos, en consonancia con el artículo 10 de nuestra Constitución, permitiendo el desarrollo de una vida en la que puedan ejercer su libertad y desarrollar sus competencias. Y así, las personas que vivan de esta forma podrán aportan a la sociedad más que en un estado injustificado, inmoral e ilegal de pobreza y exclusión.
[1] 6º Informe, año 2016, del European Anti Powerty Network para España.
[2] La búsqueda de conceptos y definiciones que rompan con la perspectiva dicotómica y permitan poner en el centro el bienestar ha permitido el nacimiento del término trabajo de cuidados. Por trabajo de cuidados se entiende todas las actividades que van dirigidas a la supervivencia y el mantenimiento del bienestar de las personas (Carrasco y otros 2011).
[3] Carrasco, Cristina y otros (2011:39). El trabajo de cuidados, historia teoría y políticas. Los Libros de la Catarata
[4] Picchio Del Mercato, Antonella (1994:455): "El trabajo de reproducción, tema central en el análisis del mercado laboral" en Borderías y otros. (comp.) Mujeres y trabajo: rupturas conceptuales.