viernes. 29.03.2024

Borrachera de gasto público

borrachEl pasado miércoles día 3 de mayo de 2017, el Ministro de Hacienda tuvo el descaro de seguir mintiendo a la ciudadanía diciendo que la crisis tuvo como origen la borrachera de gasto público y que ahora los partidos de la oposición querían ya marcharse de copas. Concretamente, el ministro que ha querido anticiparse a las críticas que le iban a lanzar posteriormente los grupos de la izquierda afirmó que “hemos salido de la crisis que venía de la borrachera del gasto público y ya quieren irse de copas para celebrarlo. Eso es lo que están diciéndonos que volvamos a hacer con sus propuestas algunos de los grupos políticos de esta cámara”. Estas palabras fueron mencionadas para defender la austeridad en el gasto social incluido en los Presupuestos Generales del Estado. Sin duda palabras poco afortunadas y llenas de retórica turbia y manipuladora.

Un economista con la mínima formación, y el Ministro no parece ser uno, no podría caer en tal error, por lo que hemos de considerar que la campaña de mentiras, con el subterfugio del miedo, sigue manipulando la opinión pública por mor al interés partidario. Si tenemos en cuenta que la crisis última que en nuestro país aún padecemos se inició en Estados Unidos en el año 2007 y que podemos considerar que aquí arribó en el año 2008, sólo hay que ir a los datos oficiales para ver que en los años 2005, 2006 y 2007, previos a la crisis no sólo no había déficit en el gasto público sino que hubo superávit presupuestario y, también, se alcanzó el nivel más bajo de deuda pública.

En mentiras como ésta se basa toda la economía del neoliberalismo. Recortar y quitar a los pobres para dárselo a los ricos. Práctica simplista que funciona por hipnosis de la mayoría. Somos capaces de tragarnos que el gasto público fue la causa de la crisis y que el Plan E de Zapatero fue el mayor despilfarro y sin embargo asistimos atónitos, pero insensibles a cualquier modificación de voto, cuando el  gobierno destina 3.500 millones de euros para asumir las autopistas de peaje en quiebra, cuando sin dolor se asigna al caso Castor 3.000 millones de euros, coste que irá cargado al consumidor, cuando se nos dice que debemos a las eléctricas millonadas para seguir engordando sus beneficios y generando más pobreza energética. Pero es aun más grave que el despilfarro público lo sigan haciendo aquellos que consideran que este gasto debe ser mínimo. Pregunto: ¿sabemos cuántos millones públicos se han perdido en nuestro país con la corrupción política: corrupción estructural, piramidal y en red, en la que verdaderamente sí somos punteros? En verdad, es imposible de calcular, pero es una cantidad muy grande, inmensa y muy superior al Plan E.

Ante tal despilfarro, el plan E., si de algo pecó fue de insuficiente para poder aguantar el inmenso agujero que había ocasionado el sistema financiero mediante la especulación y la burbuja inmobiliaria. El Plan E constaba de cuatro ejes de actuación principales: medidas de apoyo a empresas y familias; de fomento del empleo; medidas financieras y presupuestarias; y, por último, medidas de modernización de la economía. La primera parte del plan E inyectó 7.836 millones de euros, y la segunda hasta 5.000 más. Estos fondos fueron repartidos entre las diferentes administraciones, siendo los ayuntamientos los organismos que decidían en qué obras públicas se debían invertir los dineros. Si algo falló no fue el plan, cada uno tendrá que saber en qué se fue el dinero que gestionó. Lo que sí parece es que nuestra sociedad no está dispuesta a defender los derechos y la dignidad de todos los ciudadanos y aplaude indolente las inmoralidades de unos pocos que gozan de impunidad y ataca, además, sin cordura lo que realmente no conoce.

¿Qué extraño proceder tiene nuestra sociedad? Respetamos aquello que siendo un hecho real nos perjudica y somos tiránicos con aquello que carece de realidad. Repetir y repetir mentiras parece la herramienta más usada por los partidos políticos ricos en intereses propios. Somos, además, como piedras a la hora de empatizar con nuestros semejantes, a pesar que según los expertos algo hemos avanzado en ello. Aún hoy muchos millones de personas, carecen de lo esencial de la vida, viven a diario con el hambre, analfabetismo, inseguridad y la falta de voz. Al mismo tiempo, la presión colectiva de la humanidad en el planeta ya ha sobrepasado algunos límites del planeta.

Es necesario un cambio, la humanidad no puede seguir evolucionando a base de mentiras, intereses partidarios y guerras: bombazo allí y bombazo allá. Se necesita poner en marcha nuevas ideas que realmente beneficien a toda la humanidad. Ideas que eliminen el cáncer de la desigualdad, que eviten la tremenda crisis en la que está instalada nuestra nave tierra. Admitir ideas que supongan un nuevo sistema distributivo de la riqueza y un funcionamiento del dinero acorde a la realidad actual y en consonancia con  objetivos económicos comunes y más justos.

Borrachera de gasto público