viernes. 29.03.2024

Hay que subir los salarios ¡pero ya!

Hay que subir los salarios pero ya mismo por razones que trataré de exponer a continuación.

No entraré en disquisiciones de tipo ético o de justicia distributiva por ser cuestiones tan evidentes que no requieren el escaso espacio de esta columna. Tan solo diré que el salario es algo relacionado con la dignidad, y aunque ésta no se puede estimar por tramos de renta,no llegar a un nivel adecuado lleva por la vía rápida a la desesperanza, al abandono de la autorresponsabilidad y al alejamiento del compromiso. Factores todos ellos que fundamentan la dignidad con la que se participa en la construcción social, económica y política de un país.

Así es que pasemos del plano de lo moral al más pragmático de la valoración del impacto de las subidas salariales para ya mismo,hablemos pues de eficiencia. El modelo económico vigente es uno que tiende a fijar el iniciador de la actividad económica en la demanda, realiza los beneficios en el lado de la oferta, pero requiere de fuertes estímulos a la demanda. La economía del silgo XXI no funciona sin los shocks de la demanda, por eso se acumulan  versiones de los canales de venta tradicionales y on line y se multiplican las efemérides señaladas en calendario (del primitivo e ingenuo san Valentín al Black Friday, pasando por todos los señalamientos temporales de primavera, verano, otoño e invierno, salteados de sus correspondientes puentes y festividades dispersas).

Solo una elevación súbita de los salarios podría romper esa pobreza endémica que envuelve a una deprimente atmosfera emprendedora

Todo vale para animar la pulsión de compra.El paroxismo de este modelo se encuentra en las estrategias just in time, cada día más frecuentes y que, básicamente, son modalidades en la que solo se produce aquello que ya ha sido vendido. Y esto vale tanto para  producir un coche como para afianzar una reserva de hotel.La consigna es compra, compra y compra o no produzco.

Nos encontramos en un estado de recesión gravísima inducida por la pandemia y de ella solo saldremos apretando las tuercas de un sistema que se ha desvencijado por el efecto retardador de la presencia virus. Hay que estimular la demanda pero ya, y esta vez no bastan campañas publicitarias ni ofertas de última hora, es necesario aumentar la capacidad de compra de la demanda formada mayoritariamente por asalariados, por ello estimular la demanda pasa por una subida de salarios perceptible ipso facto. Es una necesidad inmediata por el bien de todos.

Es por el bien de todos y también de los propios empresarios y tomadores de decisiones productivas, pues aunque ellos se cieguen con la perentoriedad de la cuenta de resultados, lo cierto es que sus negocios no van a alcanzar estabilidad, no van a tener buenos resultados, hasta no se haya superado la situación actual. Y parte de la superación radica en trascender la pacata situación previa a la pandemia. Particularmente en España que ha optado por un modelo económico de baja intensidad tecnológica y científica del que es difícil escapar, pues nos aupamos en el turismo y la hostelería que genera un alto volumen de empleo pero mal retribuido y con escaso margen comercial(solo una pequeña banda de actividad de intensidad media se ha acoplado en la industria –automóvil- y en servicios no muy sofisticados como la banca comercial).

Con esos mimbres, la cosa no es fácil. Solo una elevación súbita de los salarios podría romper esa pobreza endémica que envuelve a una deprimente atmosfera emprendedora. La elevación paulatina de la retribución al trabajo, a toda clase de trabajo, es un fórceps que apalanca el surgimiento de novedades al enfatizar la importancia del yo laborante, del homo faber.  Para fortalecer la red de relaciones económicas y elevarla de categoría hay que impulsar la formación y apoyar la ciencia, pero ésas son apuestas a futuro, la opción de hoy debe ser la recompensa al trabajo, la revaluación de los salarios.

No hay alternativa, si se desea provocar una reacción grupal ante el decaimiento económico agudizado por el Covid, además de confiar y aplicar sabiamente los recursos de los fondos NextGeneration de la UE, debe actuarse sobre las condiciones generales, sobre el multiplicador de los factores totales de producción. La autoestima de los trabajadores, la moral de los recursos humanos que diría mi jefe de personal, es una condición sine qua non para lograr la tan deseada conectividad enriquecedora que liga esfuerzo y premio. Cualquiera que se haya visto envuelto en un proceso abstracto de búsqueda de soluciones sin garantías de resultados, como es el caso de la innovación o de la transformación radical, sabe que sentirse arropado por un nivel de renta confortable es condición necesaria para no abandonar el proyecto en la primera curva. Si queremos un país comprometido con el progreso, distribuir la renta aumentando los salarios es la receta acertada para agrandar el nivel agregado de la misma.

Y desde luego es también necesario saber taponarse los oídos frente a los cantos de sirena vengan dela CEOE  o de escuelas de negocio que predicen toda clase de desastres provocados por el alza de salarios. Si fuera así no tendrían salarios que cuadruplican el SMI, ni ficharían a ex ministras para gestionar sus fundaciones y dirigir sus másteres.

Dejando al margen tecnicismos controvertidos sobre el ajuste de precios y salarios, si lo que deseamos es que este país vuelva a encandilarse consigo mismo, hay que comenzar por una elevación seria y excitante de los salarios ¡o sea ya!

Hay que subir los salarios ¡pero ya!